Madrid, ¿una alternativa creíble para sustituir a Londres como la nueva City de Europa?
Image: REUTERS/Paul Hanna (SPAIN - Tags: ENVIRONMENT CITYSCAPE) - RTX10YJ6
Los políticos españoles quieren convertir Madrid en la nueva plaza financiera de Europa y, de algún modo, acaparar el posible protagonismo que pierda la City de Londres tras el Brexit. Aunque la incertidumbre sigue pesando fuertemente sobre el proceso, Madrid ya trabaja en un plan para hacer de la capital española un centro atractivo para los inversores internacionales y los empleados de la banca de negocios. Pero, ¿son realistas estas pretensiones?
Según Manuel Romera, director del sector financiero de IE Business School, “Madrid cumple perfectamente con todos los requisitos, tanto de seguridad jurídica, como de tejido empresarial para recibir empresas; tiene una situación geo-estratégica única y además está primado el impuesto de la renta de no residentes (24% de tipo impositivo), un impuesto de sociedades a la banca del 25%, frente al 38% europeo; también tiene una buena oferta inmobiliaria (40% en precios más baja a la francesa premium), por tanto, creo que puede ser una ciudad con grandes posibilidades”.
De la misma opinión es José Luis Blanco, socio director en España del bufete estadounidense Latham & Watkins, especializado en operaciones corporativas y financiaciones internacionales. Según explica, “no es descabellado decir que Madrid tiene atributos suficientes que le permitirían ser una plaza financiera de referencia en Europa”. Entre otras cuestiones, señala el tamaño de las empresas españolas o las infraestructuras de las que dispone la capital. Desde el punto de vista inmobiliario, considera que Madrid reúne los requisitos para alojar las sedes de los bancos y fondos, así como oferta residencial suficiente para los empleados de estas organizaciones. Aun así, reconoce que, “en este momento, Madrid no es Londres; y para que esta hipótesis tuviese visos de ser una realidad, tendría que haber verdadera voluntad política”.
En opinión de Juan Ignacio Sanz Caballero, profesor de ESADE Law School, “la cuestión no es tanto si se cumplen o no los requisitos para ser una plaza financiera, sino si se está en disposición de acometer las reformas legislativas necesarias con la finalidad de convertir Madrid en un centro financiero internacional. No sólo desde un punto de vista regulatorio de los mercados, sino desde otras perspectivas, fundamentalmente tributaria, tanto para entidades financieras, como para los profesionales que decidan instalarse en España. Y el riesgo está en no tomar en cuenta el incremento de riqueza que todas estas medidas podrían favorecer”.
Aparentemente, el Gobierno regional, presidido por Cristina Cifuentes, sí parece dispuesto a plantear estos cambios. De hecho, su principal medida para atraer a los inversores es eminentemente fiscal. Tal y como ha publicado el diario económico Expansión, la Comunidad de Madrid planea ofrecer un marginal máximo en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) del 39% para los directivos y profesionales altamente cualificados que fijen su residencia en la región. Actualmente, el tipo se encuentra en el 43,5%, por lo que se trataría de casi cinco puntos menos. Según cálculos del Consejo de Economistas-Asesores Fiscales (Reaf), un directivo que cobre un millón de euros anuales se ahorraría en impuestos unos 42.000 euros al año si la propuesta finalmente sale adelante. El plan contempla otras medidas, como reducir otros gravámenes o habilitar terrenos para facilitar el establecimiento de empresas.
Los expertos valoran positivamente esta idea, pero coinciden a la hora de señalar que hay otros aspectos en los que también se debería incidir, sobre todo, teniendo en cuenta que Madrid compite con otras plazas para atraer la atención de los inversores. “Las ciudades con más posibilidades serían Dublín, en Irlanda, por su fiscalidad; París, en Francia, por su infraestructura; y Francfort, en Alemania, por su centralidad”, asegura el experto de IE Business School. En opinión del profesor de Esade, “dentro de la Unión Europea no deberían existir ventajas competitivas en cuanto a regulación financiera. Por el contrario, puede ser candidata cualquier plaza que se caracterice por la flexibilidad de los traslados internaciones de grupos financieros desde un punto de vista mercantil y sin coste fiscal; y que, además, tenga un régimen tributario competitivo en imposición de beneficios empresariales”. Sanz Caballero añade que también es un factor determinante el hecho de “establecer procedimientos administrativos rápidos y sencillos para la adquisición de residencia por parte de expatriados”.
Por este motivo, Manuel Romera, de IE Business School, considera que “tanto en España, en general, como en Madrid, en particular, tenemos que dar más importancia a aprender idiomas y huir de la burocracia si queremos ser una buena alternativa”. Entre los puntos fuertes, el profesor de Esade considera que “nuestro país cuenta con la ventaja inestimable del estilo de vida y el clima, de gran importancia en la toma de decisiones personales (familia) por parte de los profesionales con perfil directivo; con universidades y escuelas de negocios para formación de directivos y trabajadores del sector financiero”.
Más allá de los aspectos estrictamente financieros, fiscales y culturales, hay otro elemento que es clave a la hora de posicionar Madrid como plaza financiera de referencia en sustitución de Londres: la seguridad jurídica y la tradición legal. Y es aquí donde incluso desde la propia Administración española se oyen las voces más críticas. El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, ha manifestado abiertamente que “los poderes públicos españoles no son lo suficientemente conscientes de la importancia que tiene una buena Administración de Justicia como factor de competitividad”. En su opinión, es necesario que se invierta en Justicia “si realmente quieren atraer la actividad económica que se desarrolla en Londres, entre otras cosas, deberíamos tener una Justicia como la de la City: actual, previsible y rápida”. Lesmes se muestra crítico con los plazos en los que se mueven los tribunales españoles por falta de recursos y considera que “una buena Justicia, desde el punto de vista de la competitividad, es rápida y segura. Cuando se hacen inversiones, los problemas que pueden surgir son complejos y hace falta jueces que sepan entender esos problemas y dar una respuesta previsible”.
Precisamente, esto es lo que hace que, desde fuera de las fronteras españolas, la idea de que Madrid se convierta en una alternativa creíble a la City suena mucho más lejana. Incluso imposible. En opinión de Andrew Ballheimer, socio director mundial de Allen & Overy, uno de los despachos de abogados más importantes de Reino Unido, “los bancos se quedarán en Londres y, tras el Brexit, ni París ni Francfort reemplazarán a la City” y, mucho menos, Madrid. Este experto argumenta que un factor determinante para que una empresa o fondo decida apostar por un país es su sistema legal. Y, aunque algunos, como España, “cuentan con una larga historia de seguridad jurídica constante en el tiempo, y que además protege la inversión”, eso no es suficiente.
Ballheimer está convencido de que el Brexit tendrá un impacto más limitado en Londres de lo que muchos pronostican, ya que históricamente Reino Unido no sólo ha sido uno de las grandes ejes financieros internacionales, sino que también ha exportado fuera de sus fronteras su sistema legal, convirtiéndose, junto a Estados Unidos, en una jurisdicción de referencia en el mundo de los negocios. Además, el socio director de Allen & Overy recuerda que Reino Unido nunca ha estado en el euro, y pese a los esfuerzos de otras ciudades de Francia o Alemania para convertirse en la plaza financiera de referencia en Europa, no lo han logrado. Además de la tradición jurídica, este experto, que ha trabajado tanto en la capital británica como en Nueva York y Tokio a lo largo de su carrera como especialista en operaciones mercantiles, considera que es muy difícil replicar la infraestructura y la experiencia que se requiere para crear una plaza internacional con el bagaje de la City.
Por otra parte, todos los expertos coinciden a la hora de señalar que es muy difícil predecir qué ocurrirá realmente hasta no ver cómo se articula el Brexit. Incluso el propio proceso en sí está en entredicho, después de que un tribunal británico haya considerado, a raíz de una demanda presentada por varios ciudadanos, que el Gobierno no puede iniciar los trámites para abandonar la Unión Europea sin que exista una votación en el Parlamento. Esto abre varios interrogantes y habrá que esperar al siguiente movimiento de la primera ministra, Theresa May. Por un lado, podría recurrir al Supremo, pero entonces su decisión no se sabría hasta mediados de 2017, mientras que la fecha prevista por el Gobierno para iniciar los trámites de salida es marzo del próximo año. Si no se recurre la sentencia y el asunto se lleva finalmente al Parlamento, en el mejor de los casos, también se produciría un retraso en el calendario oficial del Brexit, ya que este movimiento exigiría cumplir con unos plazos de preparación y debate. Además, también podría darse la circunstancia de que los parlamentarios votaran en contra de la salida de Reino Unido de la UE.
Y, por si eso fuera poco, a principios de noviembre, la Fiscalía de la Corona británica anunció que está evaluando la queja de un grupo de ciudadanos que acusan a la campaña que defendió el Brexit antes del referéndum del 23 de junio de haber engañado a los británicos, utilizando datos inexactos sobre la UE. La iniciativa está liderada por una agrupación independiente, al frente de la cual se sitúa Bob Watt, un experto en ley electoral de la Universidad de Buckingham.
Por tanto, ante un escenario tan incierto, José Luis Blanco considera que es demasiado temprano para hablar de si Madrid, o cualquier otra ciudad europea, es una alternativa como plaza financiera, ya que, en su opinión, “no sólo está por ver el impacto del Brexit sobre Londres, sino también la capacidad de la City de influir en el propio Brexit”. Según explica, se trata de “un enclave muy eficiente y con mucha tradición”, por lo que no hay que subestimar su protagonismo a la hora de definir cómo se articulará la salida de Reino Unido de la UE.
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