Los miles de millones hundidos del sector pesquero
Image: REUTERS/Darrin Zammit Lupi
Nuevos análisis económicos revelan que, debido a la pesca excesiva, el sector pesquero a nivel mundial pierde más de USD 80 000 millones anuales, en comparación con un escenario de condiciones óptimas
En un nuevo informe del Grupo Banco Mundial titulado The Sunken Billions Revisited ( “Los miles de millones hundidos”: Una nueva visión (i) se confirma lo que muchos saben de manera intuitiva: la sobreexplotación no es una buena estrategia para gestionar un recurso natural renovable como las poblaciones de peces ni para producir beneficios económicos constantes, empleos seguros y crecimiento a largo plazo. El sector pesquero a nivel mundial perdió en conjunto alrededor de USD 83 000 millones en 2012, en comparación con un escenario de condiciones más óptimas, en gran parte debido a la pesca excesiva.
El informe —en que se utilizó un modelo bioeconómico desarrollado por Ragnar Arnason, profesor de la Universidad de Islandia—, es una versión actualizada de un estudio publicado en 2009 por el Banco Mundial y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) titulado The Sunken Billions: The Economic Justification for Fisheries Reform (Los miles de millones hundidos: La justificación económica para la reforma de la pesca). (i) El documento The Sunken Billions, al cuantificar de manera explícita los posibles beneficios económicos perdidos en el sector pesquero a nivel mundial, puso de relieve la urgencia de mejorar la gestión de la pesca marina y dio un impulso adicional a los esfuerzos en favor de la recuperación de las poblaciones de peces sobreexplotadas.
Desde entonces, el Banco Mundial y sus asociados han colaborado con varios países para ayudarlos a lograr una gestión más sostenible de los recursos pesqueros. Los siguientes cinco casos son ejemplos de esfuerzos recientes o en curso para contribuir a un crecimiento más sostenible del sector pesquero.
Perú es el país que pesca el mayor volumen de anchoveta a nivel mundial. Esta especie, relacionada con la anchoa, se utiliza para producir harina y aceite de pescado rico en omega-3, dos alimentos usados en la industria ganadera y la acuicultura en todo el mundo. Dado que el cultivo de peces representa ahora más de la mitad de la producción de alimentos marinos, la abundancia de la anchoveta es fundamental para la seguridad alimentaria. Sin embargo, las poblaciones de anchoveta enfrentaron una situación de vulnerabilidad y potencial colapso debido a la pesca excesiva y los cambios cíclicos en las corrientes relacionadas con el fenómeno de El Niño en el Océano Pacífico, poniendo en peligro esta valiosa industria de la economía peruana.
A partir de 2009, el Banco Mundial otorgó al Gobierno del Perú una serie de préstamos para políticas de desarrollo ambiental (i) con el fin de garantizar la sostenibilidad del recurso de anchoveta, fortalecer la gestión del sector y reducir el exceso de capacidad en las flotas pesqueras, facilitando al mismo tiempo la transición de las personas empleadas en el sector hacia otras actividades económicas. Desde que se estableció un sistema de cuotas, la actividad extractiva de anchoveta no ha superado los límites anuales de captura establecidos por un órgano científico peruano para mantener una pesca sostenible. Entre 2008 y 2015, se retiraron cerca de 300 embarcaciones pesqueras, cifra que representa la cuarta parte de la flota original dedicada a la pesca de anchoveta.
Con la consiguiente disminución de la presión sobre las pesquerías, los pescadores independientes y los buques pesqueros industriales pudieron capturar peces más grandes, aumentar la calidad de la harina de pescado y conseguir precios más altos. Al pasar de un acceso libre y sin trabas a un sistema con más normas también se ha prolongado la temporada de pesca (aumentando así los días de trabajo de los tripulantes y reduciendo los riesgos físicos), se ha disminuido la contaminación en los puertos y se han apoyado inversiones en actividades de mayor valor.
Las empresas pesqueras que permanecieron en el sector de la anchoveta, pero que redujeron su flota ofrecieron labores rotativas a sus trabajadores y entregaron compensaciones a quienes decidieron dejar de trabajar en el sector. José Luis Cárdenas Vilchez, un expescador de Chimbote que ahora tiene un exitoso restaurante especializado en pescados (en la foto más arriba), es uno de los 2.283 trabajadores que se beneficiaron de los incentivos financieros para dejar el sector y que recibieron capacitación profesional en el marco de la reforma.
En una siguiente fase, el Banco Mundial apoyará al Perú entregando recursos para investigación aplicada que impulse la innovación en la acuicultura y la pesca artesanal, sectores en que aún queda mucho por hacer para promover la pesca sostenible de especies destinadas al consumo humano.
En una época en que numerosas economías enfrentan un agotamiento de sus recursos naturales y una reducción de los mismos agravada por el cambio climático, Marruecos representa un ejemplo al adoptar estrategias de crecimiento ecológico en todos los sectores, incluidos la energía, los desechos, la agricultura y la pesca.
El Banco Mundial ha apoyado la visión de Marruecos proporcionándole financiamiento en forma de préstamos para políticas de desarrollo, proyectos de inversión y asistencia técnica. Si bien el impacto del cambio climático en la pesca marina acecha en el horizonte, en el presente las principales amenazas para el crecimiento del sector son las prácticas pesqueras ilegales, no declaradas y no reglamentadas, que ponen en peligro la renovación de la población de peces y los medios de subsistencia de unos 500 000 marroquíes.
Para hacer frente a esta amenaza, Marruecos ha invertido en una serie de medidas, entre ellas un sistema de seguimiento satelital de embarcaciones, que exige que todas las embarcaciones pesqueras de ciertas dimensiones tengan balizas y sean monitoreadas en tiempo real. Las embarcaciones pesqueras también deben respetar las zonas cerradas donde se protegen ciertas especies, y respetar las restricciones en materia de equipos de pesca permitidos y los requisitos en materia de tamaño mínimo.
Los pescadores comprenden la importancia de las nuevas normas. “Si todos respetan las normas […] mis hijos podrán seguir pescando aquí”, dijo Abdelkrim Bouziane, capitán de una embarcación pesquera en Casablanca (en la foto más arriba).
Las pesquerías del Pacífico occidental y central suministran más de la mitad del atún que se produce en el mundo. Esta especie es una valiosa fuente de proteínas, cuyo valor en la primera venta a los procesadores representa unos USD 5800 millones anuales (según datos de 2014). (i) Si se gestiona de manera sostenible, el atún podría contribuir al crecimiento de la región durante muchas décadas.
Los países insulares del Pacífico han puesto en práctica un enfoque regional que les ha permitido gestionar con éxito sus recursos comunes de atún. Debido a que esta especie es migratoria, la suerte de las poblaciones depende de las medidas adoptadas por varios países y embarcaciones extranjeras, a lo largo de su ciclo biológico. Para la pesca de atún con redes de cerco —la de mayor volumen en la región— las Partes del Acuerdo de Nauru introdujeron en 2010 el Vessel Day Scheme(Plan de Limitación de Días de Pesca). (i) Esta medida les permitió trabajar unidos para restringir la pesca a niveles sostenibles en sus aguas y aumentar de manera conjunta el pago de derechos de acceso que cobraba cada parte a los países que faenan en aguas distantes.
El sistema funciona como un mecanismo de comercio de derechos de emisión: los ocho países miembros (a los que se ha sumado Tokelau) acuerdan cada año un límite total permitido de capturas (denominado captura total permisible) y lo traducen en un acceso flexible en forma de “días de pesca” asignados a cada miembro de acuerdo con una fórmula acordada. Los países acuerdan vender días de pesca a flotas extranjeras a un precio mínimo para prevenir una competencia desenfrenada, y pueden intercambiar días entre sí según sea necesario.
Desde que se introdujo el plan, el precio de un día de pesca ha aumentado de USD 1500 en 2010 a USD 8000 en 2015, y las entradas totales de las Partes del Acuerdo de Nauru han subido de USD 60 millones en 2009 a más de USD 350 millones en 2015. (i) Sin embargo, esto apenas representa el 15 % de los ingresos generados en las aguas de los miembros del Acuerdo de Nauru. El Banco Mundial, a través de su Programa Regional de Gestión del Paisaje Oceánico de las Islas del Pacífico aprobado en 2014 (i) y con el apoyo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), está invirtiendo en el desarrollo de capacidad y tecnología para fortalecer la gestión sostenible de las pesquerías y, en particular, la próxima generación del plan de limitación de días de pesca.
La Corporación Financiera Internacional (IFC), la entidad del Grupo Banco Mundial dedicada al sector privado, también invirtió un monto de USD 10 millones para mejorar y ampliar las instalaciones de procesamiento de atún en las Islas Salomón. La planta de enlatado SolTuna es, en la actualidad, el principal empleador de Noro, con cerca de 1800 empleados, de los cuales el 65 % son mujeres. La planta contribuye a aumentar la cantidad y calidad del atún procesado en el país, garantizando mayores ingresos y más empleos en los pequeños estados insulares que tienen pocas oportunidades de desarrollo sostenible.
En África occidental numerosas comunidades pesqueras viven en la pobreza, a pesar de que la pesca representa una cultura y una fuente crucial de medios de subsistencia y nutrición en la región. El Programa de Pesca Regional de África Occidental, puesto en marcha en 2010 por el Banco Mundial, tiene como objetivo aumentar la contribución de los recursos marinos a la economía, mediante el fortalecimiento de la gestión y la gobernanza del sector pesquero, la reducción de la pesca ilegal y el aumento del valor agregado de los productos pesqueros locales.
Cuando los Gobiernos de Sierra Leona y Liberia crearon zonas de 6 millas dedicadas a pequeñas comunidades pesqueras en las que no se permitiría pescar a los arrastreros y otras grandes embarcaciones, los pescadores recibieron cámaras con GPS (i) para tomar fotos de los arrastreros ilegales. El Gobierno también formó un centro de monitoreo integrado por varios organismos para mejorar el cumplimiento de las normas. Estas medidas permitieron disminuir la pesca ilegal y ayudaron a recuperar poblaciones de peces costeros, beneficiando a los pescadores artesanales locales.
Según un estudio (PDF, en inglés) publicado por el Instituto de Desarrollo de Ultramar, Senegal perdió en 2012 alrededor del 2 % de su producto interno bruto (PIB) debido a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Con el apoyo del Programa de Pesca Regional de África Occidental, Senegal promulgó nuevas leyes dirigidas a promover un uso razonable y sostenible de los recursos pesqueros, por ejemplo mediante la gestión comunitaria de las actividades pesqueras. La cogestión de los recursos marinos por parte de pescadores artesanales en 12 zonas ha permitido el retorno de especies raras, la recuperación de las poblaciones de peces y el aumento de los ingresos, como es el caso de Ngaparou (en la foto de más arriba), (i) un pueblo costero al sur de Dakar.
El país también lanzó una campaña para recopilar y mantener una base de datos actualizada de sus embarcaciones pesqueras —unas 19 000 en una primera fase— como un paso hacia un mejor control y una mejor gestión del acceso en el sector de la pesca artesanal.
Antes de que se descubriera petróleo en el Sultanato de Omán en la década de 1960, el 80 % de la población vivía de la agricultura y la pesca. Hoy en día, el sector pesquero, en gran parte artesanal, se encuentra rezagado, perdiendo aproximadamente 2400 millones de riales omaníes (unos USD 6700 millones), según un análisis económico preliminar del Banco Mundial.
En 2013, Omán solicitó la ayuda del Banco Mundial para elaborar un plan que convirtiera al sector en un motor de crecimiento y empleo, mejorando al mismo tiempo los medios de subsistencia de unas 40 000 a 50 000 personas que dependen de la pesca y actividades relacionadas. La asistencia técnica, proporcionada bajo la forma de servicios de asesoría reembolsables, aportó las mejores prácticas internacionales y congregó a partes interesadas de todos los niveles, incluidos ministros, pescadores y ancianos tribales, (i) para elaborar una visión compartida acerca de la revitalización del sector pesquero.
El esfuerzo, realizado durante dos años, culminó en un documento sobre la visión del Gobierno para la pesca y la acuicultura hasta 2040, (PDF, en inglés) que tiene como objetivo crear un “sector de categoría mundial rentable y que sea ecológicamente sostenible y contribuya realmente a la economía de Omán”.
En una segunda fase, el Banco Mundial espera proporcionar asistencia técnica al Gobierno para que realice ciertos ajustes en la gestión de la pesca de modo que el sector cumpla sus objetivos; establezca políticas y prácticas de gestión que vinculen el programa de inversiones sectoriales de Omán con su visión a largo plazo del crecimiento impulsado por el sector privado; maximice la creación de empleo y de oportunidades de trabajo a jóvenes omaníes con sueldos competitivos, y ponga en práctica nuevos mecanismos de administración en las pesquerías nacionales, regionales, e internacionales que se gestionan de manera compartida.
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