Negocios

5 ideas para comprender por qué la sensibilidad y los negocios será el binomio del futuro

Javier García

Imagina que te pones unas Google Glass o similares (ahora parece que han dejado de estar de moda pero es que el ejemplo me viene perfecto). Con esas gafas, a las que se acopla un audífono empiezas a ver sutilezas que antes no veías: los gestos de esa persona que tienes a varios metros de ti (aunque no la hayas visto jamás), una taza que está a punto de caerse, un mal gesto, oyes cosas que parecía que no existían, es como si te pusieran un sonar, te llegan estímulos de todos los sitios. De repente la tele que está puesta de fondo te parece que está muy alta. Si hablan dos personas a la vez, algo muy normal cuando estás con tus colegas, te saturas. Ir a eventos masivos puede ser una tortura. La comida te sabe más. Los olores te resultan más intensos. Vas al cine y tu empatía es tan grande que no puedes ver películas muy agresivas o de miedo porque las vives como una realidad. En definitiva, recibes tanta información que hay una alta probabilidad de que te satures fácil sino sabes dominarlo.

Hay todo un mundo de investigación sobre las Personas Altamente Sensibles (PAS), y quizás el origen de todo está en los trabajos de la doctora Elaine Aron. En España hay referentes importantes en este campo como Karina Zegers de Beijl que está haciendo un trabajo magnífico de divulgación, también a través de la Asociación de Personas Altamente Sensibles de España.

Los estudios muestran que hay una proporción bastante importante de personas con alta sensibilidad. Y es una lástima que no les prestemos atención desde la infancia porque el grado de sufrimiento, pero también de felicidad y de potencialidad, es muy elevado. Si intuyes que tú o tus hijos o alguien cercano puede tener esta elevada sensibilidad pásate por los links que he puesto antes y bucea un poco en ello. Puede ser tremendamente útil.

Pero hoy me gustaría centrarme en la conexión que puede existir entre la sensibilidad y el management. ¿Cómo? ¿Sensibilidad y management? Si, ya sé que cuando viste la peli de Wall Street Gordon Gekko te decía que ‘comer es de débiles’, y te enseñó que los negocios va de personas frías, calculadoras, a veces sin escrúpulos. Que pueden entrar en una sala y apabullar a cualquiera con tal de conseguir su objetivo. Que las emociones no les nublan el juicio y que son capaces de mantenerse calmados en las situaciones más estresantes. De hecho, hay estudios que muestran que muchos directivos de ‘éxito’ en realidad tienen rasgos típicos de los psicópatas. No porque vayan a matar a nadie, sino porque tienen una personalidad muy fuerte, fría y son difíciles de tumbar emocionalmente (porque casi no sienten). ¿Y ahora vengo yo a hablarte de sensibilidad en los negocios? Te preguntarás… y es ahí cuando te sale la vena de Clint Eastwood y piensas: ‘nenaza’.

Pues bien, las ‘nenazas’ liderarán los negocios más pronto que tarde y te voy a explicar por qué en 5 ideas, las personas con una alta sensibilidad pueden ser grandes líderes con capacidad para transformar nuestra sociedad.

IDEA 1:

Algunas empresas ven y explotan oportunidades donde otras no son capaces. ¿Por qué? Porque los innovadores tienen una manera distinta de observar el mundo; han desarrollado un conjunto de hábitos perceptuales que les permiten atravesar la niebla de ‘lo que es’ y visualizar aquello que podría ser. Percepción, sutilezas y capacidad de visualización…condimentos que suelen tener las personas altamente sensibles.

IDEA 2:

¿Bajo qué principios están forjadas nuestras empresas? Cualquiera de nosotros los reconoce: el control, la disciplina, la responsabilidad, la fiabilidad y previsibilidad. Pero, ¿esto es suficiente? O peor aún, ¿tienen futuro empresas que tratan por todos los medios de DESHUMANIZARSE? La respuesta parece ser que no; tenemos que lograr humanizar las empresas, abrirlas, apasionarlas y convertirlas en un organismo vivo que detecte oportunidades constantes. Son las personas las que crean, y convierten un trozo de mármol en una escultura. En el mundo de los robots, de los datos y donde lo replicable lo hará una máquina, la creatividad, la pasión y lograr que las personas ofrezcan lo mejor de sí es algo fundamental para construir empresas en el siglo XXI.

El gran Gary Hamel, para mí el mayor exponente del management moderno, lo tiene claro:

La obediencia es necesaria y la podemos hacer cumplir fácilmente (si no vas a trabajar, te despido). La diligencia ya es más difícil, pero es una capacidad que se puede incentivar para crear empleados que trabajan duro por satisfacer (ciertos) objetivos. “No se puede construir una organización ganadora con empleados indolentes”. Es claro que la experiencia es un grado, y a veces un grado imprescindible. Toda gran organización que se precie quiere a los más formados, a los más experimentados y a los que estén con “hambre” por saber más y llegar más alto, pero…

¿Dónde está el problema? “Que la obediencia, la diligencia y la competencia se están convirtiendo en bienes de consumo globales”. Los ‘líderes’ empresariales han puesto toda su energía y control de gestión en eso… y se han olvidado de la humanización de las empresas. Por eso es cada vez es más difícil diferenciar a las empresas o a las instituciones sólo por estas tres capacidades humanas. Tener trabajadores puntuales, que sepan desempeñar sus tareas y que tengan buenos incentivos económicos es cada vez menos diferenciador. Son mínimos indispensables para sobrevivir. Y si estamos especializados en tareas muy automatizadas (tocar el botón), se abre la puerta para que personas formadas en cualquier parte del planeta (con sus dotes adecuadas de obediencia y diligencia) las pueden hacer, y siempre hay alguien que tiene todo esto a un coste menor que tu empresa.

IDEA 3:

Se necesita un paso más, algo que cree organizaciones singulares. ¿Qué más? Hay que escalar en esa jerarquía de capacidades. El nivel siguiente es la iniciativa. Existe una gran diferencia entre tener o no trabajadores que ante un problema actúen, vean una oportunidad de mejora y que no esperan a que le digan qué es lo que tiene que hacer. Si a esta iniciativa se le une la creatividad, subiremos aún más de nivel, porque en este caso tendríamos empleados que “están a la caza de grandes ideas para desafiar lo que tienen entre manos en su día a día”, y mejorar con ello toda la organización. En la cima de estas capacidades humanas está la pasión. Cuando se logra que los “empleados sientan su trabajo como una vocación, como una manera de establecer una diferencia positiva en el mundo”, algo grande, sorprendente, se puede construir a partir de ahí. “En una organización donde prima la pasión, los empleados no están presentes sino comprometidos”.

Las PAS son personas que no trabajan bien sino se identifican con su empresa, ¿Crees que una empresa puede subir de nivel sin este tipo de perfiles? Va a ser difícil.

IDEA 4:

¿Cómo se escala de la obediencia, la diligencia y la experiencia a la iniciativa, la creatividad y la pasión? ¿Se escala a través del dinero? La iniciativa, la imaginación y la pasión son dones, no los puedes comprar. Las personas deciden (la gran mayoría por motivos intrínsecos) si van a ir equipados de estos dones a trabajar o no. Y es ahí donde entra el gran reto de los líderes, de los que emprenden y de todo aquel que quiera crear algo de futuro. ¿Y cómo se van a crear este tipo de organizaciones sin líderes que tengan la sensibilidad suficiente como para poner en el centro de las mismas a las personas? ¿Cómo humanizar empresas sin líderes sensibles acostumbrados a la deshumanización?

IDEA 5:

“Hoy la tarea más importante para cualquier gestor consiste en crear un ambiente de trabajo que inspire una contribución excepcional; que justifique un flujo de pasión, imaginación e iniciativa”. Su trabajo como ejecutivo no sólo es pagar la nómina y definir las tareas (medirlas y optimizarlas), hay que ir más allá. Hay que crear un ecosistema interno que extraiga lo mejor de cada uno de nosotros. Burocracias absurdas, rigidez de protocolos, normas que se acumulan y solidifican y mantener el statu quo por encima de todo, no ayudan a crear estos ecosistemas, más bien los destruyen.

Las PAS son personas altamente preparadas psicológicamente para esta tarea. A igualdad de competencias, una PAS podrá liderar con más efectividad para crear organizaciones inteligentes en el siglo XXI.

Las organizaciones que tendrán capacidad para sobrevivir y transformar nuestras vidas serán más humanas. Sabrán detectar bien qué problemas tienen nuestros clientes; sabrán crear equipos y atraer a las personas necesarias para abordar esos problemas y crear productos y servicios excepcionales. Sabrán atender a sus clientes, escucharles y mantener siempre vivo el propósito que hace grande a una empresa (una organización sin propósito tenderá a extinguirse). Estas organizaciones sabrán combinar la eficiencia, el rigor y la excelencia en gestión con lo que hace grande a una persona: su pasión canalizada para crear cosas que ayuden a los demás.

Llevamos años donde se está gestando una nueva forma de hacer negocios, y esto acaba de empezar. Empecé este artículo con una pequeña confesión pública. Ser PAS es un reto diario, no es fácil ni todo es color de rosa. De hecho lo fácil es que si eres PAS te sientas muchas veces mal (muy mal), incomprendido, con ganas de aislarse, desconectar de una cabeza que no para de recibir estímulos y es más probable que sufras más estrés y problemas psicológicos que los demás. A cambio, la otra cara de la moneda es que tienes una cierta capacidad para trabajar con personas, para intuir y ofrecer lo mejor de ti en un mundo donde se necesita crear entornos llenos de pasión, creatividad y motivación. La sensibilidad y los negocios se necesitan mutuamente. La nenaza del futuro será Gordon Gekko cuando vea caer sus negocios por la forma de gestionarlos

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