Mantener el aire fresco sin aumentar el calentamiento del planeta
Image: REUTERS/Toby Melville
El 15 de octubre, las partes del Protocolo de Montreal acordaron eliminar gradualmente la producción y el consumo de los hidrofluorocarbonos (HFC), poderosos gases que contribuyen al efecto invernadero y que se usan predominantemente en el aire acondicionado y la refrigeración.
La demanda de aire frío está de moda. En algunas zonas urbanas de China, donde los sistemas de aire acondicionado eran prácticamente desconocidos hace 20 años, casi todos los hogares tienen uno ahora. Las ventas en países como India aumentan en más del 10 % al año. Se estima que en 2030 habrá 700 millones de unidades de aire acondicionado adicionales en el mundo.
Todos estos sistemas de enfriamiento ofrecen beneficios en materia de salud y desarrollo, conservando los alimentos, aumentando la productividad y mejorando la calidad de vida de cientos de millones de personas.
Pero también tienen un costo muy alto para el clima. Los sistemas de aire acondicionado aumentan el consumo de electricidad, especialmente en las horas pico, y los sistemas de refrigeración pronto superarán a los sistemas de calefacción como factor principal de la demanda de energía por parte de los consumidores. Las tecnologías de enfriamiento también dependen de los hidrofluorocarbonos (HFC), poderosos gases de efecto invernadero cuyo efecto en el calentamiento global es miles de veces superior al del dióxido de carbono (CO2).
Hasta ahora.
El 15 de octubre, en una reunión en Kigali (Rwanda), las 197 partes del Protocolo de Montreal acordaron una enmienda que reducirá gradualmente el uso de los HFC en todo el mundo. Esta decisión podría limitar el aumento de la temperaturas media mundial a un nivel de 0,5 °C para fines del siglo, uno de los pasos más importantes en la lucha contra el cambio climático, y una importante contribución a los objetivos del Acuerdo de París, que entrará en vigor el 4 de noviembre.
Como organismo de ejecución del Protocolo de Montreal desde 1991, el Grupo Banco Mundial ha proporcionado hasta la fecha más de USD 1000 millones en donaciones para eliminar el consumo y la producción de sustancias que agotan la capa de ozono. Y como el presidente Jim Yong Kim lo dejó en claro en las Reuniones Anuales de este año, (i) el Grupo Banco Mundial tiene previsto continuar su apoyo a los países para que reduzcan gradualmente los HFC y mejoren la eficiencia energética.
“Hemos desarrollado un plan de apoyo que incluye aumentar nuestros préstamos para eficiencia energética con el fin de acompañar la reducción gradual de los HFC”, dijo Anna Bjerde, directora superior interina de Energía del Grupo Banco Mundial. “Como parte de nuestro Plan de Acción sobre el Cambio Climático, esperamos otorgar USD 1000 millones en préstamos para eficiencia energética en las zonas urbanas hasta 2020. Esto podría ayudar al desarrollo de tecnologías de refrigeración de alta eficiencia que también usen sustancias refrigerantes inocuas para el clima”.
Esta tarea ya está en marcha. En Tailandia, por ejemplo, el Grupo Banco Mundial ha ayudado a un fabricante local a lanzar una nueva línea de aire acondicionado que usa un refrigerante que no agota la capa de ozono y que reduce en un tercio las emisiones de gases de efecto invernadero.
"En el futuro, exploraremos nuevas oportunidades que brinden beneficios en tres frentes: proyectos que aumenten la eficiencia de las tecnologías de refrigeración, que reduzcan el consumo de energía y que eliminen los productos químicos que son peligrosos para el clima”
Los esfuerzos para reducir los HFC se basarán en los exitosos compromisos del Grupo Banco Mundial con los países de poner fin a la producción y el consumo de sustancias que agotan la capa de ozono, adquiridos en el marco del Protocolo de Montreal.
En abril de 2013, el Gobierno de China y el Grupo Banco Mundial comenzaron a trabajar con empresas chinas para eliminar la producción de hidroclorofluorocarbonos (HCFC) que destruyen la capa de ozono. Hasta el momento, se han cerrado cinco plantas de producción, (i) lo que representa el 16 % de la producción total de HCFC en el país. Como parte de este esfuerzo, China también ha creado incentivos para destruir el HFC-23, un gas de efecto invernadero 10 000 veces más poderoso que el CO2. La meta es eliminarlo completamente en 2020.
“En el futuro, exploraremos nuevas oportunidades que brinden beneficios en tres frentes: proyectos que aumenten la eficiencia de las tecnologías de refrigeración, que reduzcan el consumo de energía y que eliminen los productos químicos que son peligrosos para el clima”, dijo John Roome, director superior del Área de Soluciones Transversales en materia de Cambio Climático del Grupo Banco Mundial. “Y aumentaremos nuestro financiamiento y la asistencia técnica para esta tarea”.
Más allá de comprometer su propio financiamiento, el Grupo Banco Mundial adoptará otras cuatro medidas para ampliar su labor en este ámbito:
Realizar estudios para identificar dónde los impactos podrían ser mayores. (Por ejemplo, un estudio en Pakistán estimó que una transición a nuevos refrigerantes podría reducir el consumo de energía del aire acondicionado en un 40 % y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en 8 millones de toneladas).Integrar la asistencia técnica y la labor normativa con el financiamiento en condiciones concesionarias.Otorgar nuevo financiamiento en el marco del Protocolo de Montreal para ayudar a los países.Intercambiar conocimientos y prácticas entre los países para acelerar la adopción de medidas.
El acuerdo de Kigali tardó más de media década, y se centró en temas como las tecnologías de seguridad y la disponibilidad de las mismas, los derechos de propiedad intelectual, y el apoyo financiero adicional. A lo largo de este proceso, el Grupo Banco Mundial trabajó tanto con países desarrollados como en desarrollo en cuestiones clave, entre ellas la labor para clarificar las fechas de expiración de patentes.
Desde 1991, el Grupo Banco Mundial ha apoyado más de 700 proyectos en el marco del Protocolo de Montreal para reducir gradualmente las sustancias que agotan la capa de ozono y que se usan en la refrigeración, el aire acondicionado y la fabricación de productos de espuma. Estos proyectos han eliminado más de 300 000 toneladas de sustancias que agotan la capa de ozono, lo que equivale a evitar la emisión de más de 1200 millones de toneladas de CO2.
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