El liderazgo de las potencias intermedias está impulsando la agenda mundial

Los retos más complejos de la actualidad, así como las oportunidades más prometedoras del futuro, no están sujetos a fronteras. El fortalecimiento de nuestras economías, la mejora de nuestra seguridad colectiva, la lucha contra el cambio climático y el acceso a los beneficios de las tecnologías de vanguardia dependen de la cooperación. Sin embargo, el mundo corre el riesgo de caer en una situación peligrosa en la que las iniciativas de colaboración se vean sustituidas por una actitud de confrontación.

Un clima geopolítico más controvertido preocupa hasta tal punto que en septiembre de 2023, en la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el Secretario General António Guterres advirtió: «Los desafíos mundiales van en aumento. Y parecemos incapaces de unirnos para responder».

De hecho, las señales de alarma abundan; por ejemplo, solo el 12% de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU están a punto de cumplirse para la fecha límite de 2030.

Afortunadamente, todavía hay algunos signos de esperanza.

En la Cumbre del G20 de diciembre pasado, India priorizó la inclusión de representantes del Sur Global en el diálogo y condujo a los líderes de las mayores economías del mundo a un acuerdo sobre una declaración conjunta en materia de financiación de la lucha contra el cambio climático, deuda mundial y otras cuestiones, a pesar de las predicciones de que sería imposible alcanzar un acuerdo.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima, COP28, celebrada en noviembre en Dubai, Emiratos Árabes Unidos se comprometió a liderar un «espacio inclusivo y seguro para todos los participantes», y las partes acordaron por primera vez abandonar los combustibles fósiles y optar por fuentes de energía renovables.

Y a fines de abril, Arabia Saudí y el Foro Económico Mundial han convocado a líderes de todo el mundo a una reunión especial en Riad sobre el fortalecimiento de la cooperación, especialmente entre el Norte y el Sur Global.

Lo que estos acontecimientos tienen en común es que los éxitos se deben en gran medida a un enfoque integrador y al liderazgo de las llamadas «potencias medias», países como India, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos que no son superpotencias mundiales pero que están desempeñando un papel destacado en el avance de la agenda mundial.

Hoy, en un momento de turbulencias geopolíticas, el liderazgo de las potencias intermedias -especialmente de Oriente Medio- determinará si el mundo avanza en prioridades críticas de seguridad, medioambiente y tecnología. Esto se debe a que las soluciones a varios de los retos más urgentes del mundo no sólo pasan por la región, sino que requieren el tipo de enfoques cooperativos que han defendido las potencias medias.

En cuanto a la seguridad mundial, el liderazgo de los países del Golfo, especialmente Arabia Saudita, será vital para forjar caminos en dos de las crisis más urgentes: Ucrania y Gaza. En agosto de 2023, Jeddah acogió las conversaciones de paz para Ucrania, que fueron vitales para convocar a los actores principales del Norte y del Sur.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, y el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman Al Saud, se reunieron en Riad a principios de este año para debatir formas de hacer operativo el plan de paz ucraniano.

Riad también ha desempeñado un papel fundamental a la hora de reunir a las partes para negociar un alto el fuego en Gaza. En la reunión anual del Foro Económico Mundial celebrada en Davos en enero, el ministro saudí de Asuntos Exteriores, el príncipe Faisal Bin Farhan Al Saud, reiteró el compromiso del Reino de reconocer formalmente a Israel si da pasos hacia una solución de dos Estados con los palestinos.

En cuanto al cambio climático, el éxito de una transición energética verde que sea equitativa y fomente el crecimiento sólo puede darse si las capitales de Oriente Medio ayudan a impulsarla. Si bien la región produce aproximadamente el 30% del petróleo y el 23% del gas natural del mundo, muchos países están preparados para convertirse en líderes de la energía verde del futuro.

El ministro de Energía saudí, el príncipe Abdulaziz bin Salman Al Saud, declaró recientemente que el Reino se ha comprometido a ser la «pieza central» en el mercado de las energías renovables. A través de su plan Visión 2030, el país está diversificando las exportaciones no petroleras y aspira a aumentar su cuota de PBI no petrolero del 16 % al 50 % para finales de la década.

En cuanto a las nuevas oportunidades tecnológicas, la IA generativa tiene potencial para generar entre 2,6 y 4,4 billones de dólares anuales de beneficios económicos, según McKinsey & Company. Pero esto sólo puede ocurrir si las partes interesadas de todo el mundo trabajan juntas. En este sentido, Arabia Saudita ha establecido alianzas con países de todo el mundo y se ha comprometido a una inversión anual del 2,5% del PBI en el sector de la investigación, el desarrollo y la innovación para 2040.

En un momento geopolítico complejo en el que los retos exigen planteamientos colectivos, si las potencias intermedias continúan forjando soluciones y lo hacen en colaboración, estaremos rumbo hacia un futuro más fuerte.