Las cinco claves para transformar la educación
Image: REUTERS/Amit Dave -
La educación es algo tan complejo que muchas veces, no tenemos idea de por dónde empezar cuando queremos cambiar nuestra práctica de enseñanza, transformar una escuela y –ni siquiera se diga– darle un giro a todo un sistema educativo. Influyen tantos factores que parece imposible saber exactamente cuáles tienen un verdadero impacto y determinar a cuáles no darle tanta importancia. Sin embargo, los casos de éxito y la investigación nos confirman que esto es posible.
Los investigadores del proyecto Visible Learning (Aprendizaje Visible) en Nueva Zelanda, liderados por el Dr. John Hattie, han realizado desde hace años una investigación muy profunda a nivel mundial, analizando más de 250 factores que intervienen en el proceso educativo y determinando cuáles tienen un impacto real en el aprendizaje de los estudiantes y cuáles no. Esto nos sirve para centrar nuestros esfuerzos en aquellos elementos que verdaderamente transformarán nuestra práctica.
Hattie y su equipo han identificado cinco claves para la transformación y el éxito de toda escuela, de las que podríamos aprender mucho. Éstas son:
No podemos mejorar lo que no conocemos y sin duda, no podremos ni querremos cambiar nuestras acciones si desconocemos el impacto que éstas tienen. Dentro de las escuelas, tenemos que preguntarnos cómo sabemos si lo que hacemos funciona, cuál es la magnitud del efecto y qué evidencia tenemos para comprobar que es cierto. Ahora bien, el equipo de Visible Learning hace énfasis en que todos los actores del proceso, incluyendo estudiantes, tienen que conocer su progreso y el impacto de las actividades de aprendizaje para actuar en consecuencia. Para ello, será fundamental que los objetivos e intenciones sean explícitos, y que existan evidencias de aprendizaje a las que todos tengan acceso.
¿Recuerdas a tu mejor profesor? Seguramente fue uno al que le apasionaba enseñar y te inspiraba constantemente; que incluso influyó en la persona en que te convertiste. Pues bien, las escuelas necesitan de docentes apasionados por enseñar y por aprender, que reten a los estudiantes y faciliten su aprendizaje. Un profesor es un agente de cambio y en realidad, el único objetivo de nuestro trabajo es que los estudiantes aprendan.
Se refiere a que los estudiantes tengan la capacidad, las herramientas e información necesarias para ser conscientes sobre qué aprenden, cómo aprenden y qué tienen que hacer para aprender mejor. Un estudiante activo sabe qué necesita aprender, pregunta sobre aquello de lo que no está seguro, establece sus propios objetivos y también, se convierte en un maestro. Asimismo, está listo para ser evaluado, ya que sabe que puede cometer errores para mejorar la próxima vez –todo a su alrededor le indica que es seguro intentar y equivocarse.
La retroalimentación puede tener un gran impacto en el proceso de aprendizaje de un estudiante. Sin embargo, la mayoría de las veces, los alumnos terminan más confundidos de lo que estaban después de que les damos nuestra crítica. Una buena retroalimentación tiene que llevar a la acción, decirnos claramente hacia dónde vamos, cómo estamos llegando allí y a dónde tenemos que dirigirnos después. Además, los resultados de los alumnos son también en realidad retroalimentación para el profesor. Otra idea clave de cómo las escuelas exitosas dan retroalimentación es que lo hacen en todos los sentidos: del profesor al educando, del educando al profesor, y entre los mismos estudiantes.
Este punto es fundamental, ya que para que una escuela sea exitosa, todos tienen que compartir y vivir la misma cultura. ¿Tienen todos –director, coordinadores, profesores, padres, supervisores, alumnos– la misma visión sobre lo que es progreso y éxito? ¿Buscan la excelencia? Para lograrlo, se necesitan políticas y procesos explícitos que tengan sentido y a los que todos estén alineados. Por poner un ejemplo, si la escuela quiere que los profesores colaboren entre ellos con la finalidad de planear experiencias de aprendizaje para los estudiantes, entonces tendría que haber oportunidades y tiempo para que lo puedan hacer.
Como podrán darse cuenta, estos elementos están interrelacionados y, aunque podemos empezar centrándonos en uno o dos de ellos, si queremos transformar toda una cultura escolar para garantizar el éxito de nuestros estudiantes y su desarrollo integral, tendremos que trabajar en los cinco puntos. Todos los actores dentro de la escuela deben de ser parte del cambio, ya que los esfuerzos y sistemas que se pongan en marcha tienen que convertirse en una práctica cotidiana.
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