Resistencia antimicrobiana: ¿Estamos a tiempo de evitar la próxima crisis?

Este artículo ha sido actualizado.

En 1928, Alexander Fleming descubrió el primer antibiótico, la penicilina, y en la década de 1930, los primeros antibióticos ya estaban disponibles en el mercado.

Ahora, menos de un siglo después, nos enfrentamos a una crisis sanitaria porque muchos de los medicamentos que se han utilizado habitualmente ya no son eficaces y tenemos dificultades para encontrar nuevos tratamientos para combatir las infecciones.

Este dilema es el punto central de la Semana Mundial de Concienciación sobre la Resistencia a los Antimicrobianos (RAM), que se celebró del 18 al 24 de noviembre. El tema de 2025, "Actuar ahora: proteger nuestro presente, asegurar nuestro futuro", reclama una inversión global inmediata para detener el avance hacia una era postantibiótica.

Las llamadas "superbacterias" —que han desarrollado resistencia a los medicamentos que antes se utilizaban para tratarlas— provocan la muerte de aproximadamente cinco millones de personas al año. Esta resistencia a los antimicrobianos (RAM) ha sido descrita como "una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo".

"Los antibióticos son la base de la medicina moderna", afirma Sally Davies, representante especial del gobierno británico para la resistencia a los antimicrobianos.

"No puedo concebir un tratamiento eficaz contra el cáncer sin antibióticos, por no hablar de muchas operaciones, como las cesáreas, los trasplantes o el tratamiento de la diabetes. Todas ellas requieren antibióticos porque las personas son propensas a sufrir infecciones que ponen en peligro su vida".

Davies lleva más de una década abogando por un enfoque integrado para combatir la RAM, que incluye cambios sistémicos y un replanteamiento del uso de los antibióticos en humanos y animales, así como el apoyo y el fomento para desarrollar nuevos medicamentos.

Sin una acción urgente, afirma, corremos el riesgo de volver a la época anterior a la penicilina, cuando las infecciones comunes ponían en peligro la vida de los pacientes. Esto representaría décadas de retroceso en el progreso médico.

La resistencia a los antimicrobianos se produce cuando los microbios – bacterias, hongos, parásitos y virus – evolucionan hasta el punto de que los medicamentos antimicrobianos que antes funcionaban para tratarlos dejan de ser eficaces. Como consecuencia de esta farmacorresistencia, las infecciones se propagan y se hacen más difíciles de tratar.

Algunas cepas de bacterias se han convertido en "superbacterias", desarrollando resistencia a diversas formas de tratamiento. Entre ellas se encuentran MRSA (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina), Clostridium difficile (C. diff) y las bacterias causantes de la tuberculosis multirresistente.

La RAM afecta a todos los países, aunque algunos están sintiendo el impacto más que otros. Se estima que el África subsahariana, en particular, soporta una carga especialmente pesada de ese problema. Sin embargo, en la actualidad faltan datos de calidad sobre la RAM y sobre las enfermedades infecciosas en regiones de bajos ingresos, afirman los investigadores.

Necesitamos urgentemente más antimicrobianos innovadores y de alta calidad, a medida que la fármacorresistencia se extiende y fármacos como los antibióticos pierden eficacia.

La RAM causó directamente 1,27 millones de muertes en el mundo en 2019 y contribuyó a 4,95 millones adicionales. Esto la convierte en una causa de muerte mayor que el VIH/sida o la malaria. Las previsiones indican que, para 2050, las muertes relacionadas con la RAM serán un 70% más altas que en 2022. Mejorar el acceso a la atención médica y a antibióticos eficaces podría salvar 92 millones de vidas entre 2025 y 2050.

Las repercusiones no se limitan únicamente a la salud. La economía global también se verá afectada por el aumento de los costos de atención médica, la reducción de la productividad y el aumento de la pobreza como resultado de la resistencia a los antimicrobianos. De no tomarse medidas, la RAM podría reducir el PIB mundial en 3,4 billones de dólares y empujar a otros 24 millones de personas a la pobreza extrema, advierte la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Las variaciones naturales en la composición genética de los microbios hacen que la resistencia se desarrolle a medida que se reproducen. Por ejemplo, determinadas modificaciones en su ADN podrían significar que los antimicrobianos ya no pueden llegar a la célula del microbio o hacer que los microbios sean capaces de crear enzimas que destruyan el antimicrobiano. A través de la selección natural, estos microbios con rasgos ventajosos proliferarán sobre las cepas menos resistentes, extendiendo su ventaja genética.

Los microbios, como las bacterias, también son capaces de transferir directamente material genético entre sí de diversas formas, además de la reproducción.

Aunque ambas formas de transferir material genético se producen de forma natural, el uso inadecuado de antimicrobianos, entre otros factores, puede acelerar el desarrollo y la propagación de la resistencia. Por ejemplo, si un tratamiento con antibióticos no elimina completamente una infección, quedan los microbios más capaces de combatir el medicamento. Estos se multiplicarán y transmitirán sus rasgos de supervivencia.

El uso excesivo de antibióticos es un factor importante que favorece la resistencia. Si el tratamiento es demasiado corto, débil o incorrecto para la infección, corremos el riesgo de preservar a los microbios resistentes. Cuanto más exponemos a los microbios a los antimicrobianos y/u otros microbios resistentes, más oportunidades creamos para que la resistencia se desarrolle y se multiplique.

El problema no se limita a los seres humanos: dos tercios de los antibióticos a nivel mundial se utilizan en la agricultura. En los últimos años, el uso de antibióticos en la agricultura ha disminuido drásticamente en Europa. Sin embargo, siguen utilizándose ampliamente en las economías emergentes debido a su impacto en los márgenes de ganancias y a la falta de alternativas viables y asequibles.

"Tenemos que utilizar los tratamientos, los antibióticos, los antivirales y los antifúngicos con moderación, solo cuando los necesitamos", explica Davies, "pero también debemos utilizarlos con cuidado en los animales. Cuando los animales se enferman, por supuesto que necesitan tratamiento. Pero, en realidad, si [se les trata con antibióticos] solo porque es más barato que prevenir y controlar las infecciones, entonces no es aceptable".

El medio ambiente y el cambio climático también juegan un papel en la aparición, transmisión y propagación de la resistencia a los antimicrobianos, como destaca un reciente informe de las Naciones Unidas. La contaminación procedente de la atención sanitaria, los productos farmacéuticos, los alimentos y la agricultura —como las aguas residuales de los hospitales o los residuos agrícolas— es especialmente problemática, ya que puede contener tanto antimicrobianos como organismos resistentes. Soltarlos al medio ambiente también afectará a la biodiversidad y a la salud del suelo.

De hecho, un estudio publicado en The Lancet apunta a un vínculo entre la RAM y la contaminación atmosférica. Un grupo de investigadores estudió el posible impacto de la contaminación atmosférica (PM2,5) en la resistencia a los antibióticos en 166 países, y descubrió que aquellos con mayores niveles de contaminación atmosférica también presentaban mayores niveles de RAM.

Otro factor importante es la falta de saneamiento y de acceso a agua limpia. En los países que carecen de estas medidas básicas de higiene, el agua es el principal vector de propagación de la resistencia a los antimicrobianos y las enfermedades asociadas. Mejorar el saneamiento, el tratamiento del agua y las instalaciones básicas para el lavado de manos y la higiene son medidas cruciales para frenar la propagación de la RAM, como señala un informe del Foro Económico Mundial.

Se necesita una coordinación global para hacer frente al aumento de la resistencia a los antimicrobianos y fomentar el desarrollo de nuevos medicamentos.

Ya se está demostrando que la innovación es vital. Novartis y Medicines for Malaria Venture anunciaron el 12 de noviembre un nuevo medicamento contra la malaria, GanLum. En ensayos realizados en 12 países africanos, GanLum demostró una eficacia superior al 97% contra la malaria, incluso en regiones donde está aumentando la resistencia a los tratamientos actuales. Los expertos han comparado el medicamento con un "extintor listo para combatir el próximo incendio" de resistencia.

También debemos trabajar juntos para asegurar que los sistemas de salud de todo el mundo estén preparados para el aumento de los niveles de resistencia e infección. Esto implica adoptar un enfoque integrado de combate a la RAM, que reconozca la conexión entre las personas, los animales, las plantas y el medio ambiente compartido.

Por ejemplo, durante la Reunión Anual del Foro Económico Mundial de 2025 en Davos, el Global Future Council para combatir la resistencia a los antimicrobianos del Foro elaboró y publicó el Pacto de Davos sobre la RAM.

Este pacto describe cómo los sectores público y privado pueden colaborar y destaca las áreas clave en las que hay que centrarse para hacer frente a la RAM. Esto servirá de base para la Coalición Unificada para la Respuesta a la RAM (UCARE, por sus siglas en inglés), una colaboración entre gobiernos, organizaciones filantrópicas y el sector privado, lanzada por el Centro para la Salud y la Asistencia Sanitaria del Foro en Davos en enero de 2025.

UCARE se centra en:

Teniendo en cuenta el tiempo que puede llevar desarrollar nuevos tratamientos, Davies se hace eco de la necesidad de centrarse en estas áreas.

"Hago un llamamiento a los líderes para que financien la investigación, para encontrar nuevos tratamientos y nuevas vacunas y medidas de prevención", afirma.

"Los estudios demuestran que el retorno de la inversión es enorme, que se amortiza en un plazo de 10 a 30 años, 10 veces. Así que hagan esa inversión, salven vidas, salven sus economías, salven la cadena alimentaria".