Por qué resolver la contaminación por plásticos sería una gran victoria para el clima

La contaminación por plásticos es una amenaza climática importante y creciente. Image: REUTERS/Eloisa Lopez
Caroline Meech
Digital Communications Coordinator, Revolution Plastics Institute, University of Portsmouth- Los plásticos son una amenaza climática importante y la fuente de emisiones industriales que más rápido crece.
- Las soluciones al problema del plástico también sirven como estrategias climáticas, ya que reducen millones de toneladas de dióxido de carbono al año.
- Las negociaciones para un tratado global y las iniciativas locales están evolucionando más allá de la limpieza de residuos para abordar la producción de plástico virgen.
¿Qué pasaría si una de nuestras herramientas más poderosas contra el cambio climático se hubiera estado ocultando a plena vista, envuelta en productos alimenticios, flotando en ríos y acumulándose en vertederos?
La contaminación por plásticos se considera desde hace tiempo un problema ambiental, pero también supone un desafío climático que se cierne silenciosamente y socava los objetivos que el mundo se esfuerza por alcanzar. Mientras los gobiernos debaten los objetivos de energía renovable y la adopción de vehículos eléctricos, la huella de carbono de los plásticos se está expandiendo con tanta rapidez que amenaza los acuerdos climáticos.
En 2019, los plásticos fueron responsables de entre 1,8 y 2,2 gigatoneladas de emisiones de gases de efecto invernadero, entre el 3 y el 5% del total global, según las Naciones Unidas y el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley. Esto supera las emisiones de la industria de la aviación.
Y el problema se está acelerando. Se prevé que la producción de plástico se triplique para 2060, lo que podría elevar las emisiones por encima de las 3,3 gigatoneladas a mediados de siglo. Se trata de la fuente de emisiones industriales de gases de efecto invernadero que más crece.
Si la producción de plástico se mantiene en aumento, consumirá una parte excesiva del limitado presupuesto de carbono mundial para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 grados centígrados. En otras palabras, las cifras no cuadrarán a menos que abordemos el problema de los plásticos.
El Foro Económico Mundial desarrolla capacidades de inteligencia estratégica para ayudar a comprender las complejas fuerzas que impulsan el cambio transformador.
En colaboración con el Instituto Revolution Plastics de la Universidad de Portsmouth y la Asociación Global de Acción sobre el Plástico del Foro, el Mapa de Transformación de la Contaminación por Plásticos explora la tensión entre la utilidad y el daño que generan los plásticos y lo que se necesita para construir una economía sostenible del plástico.
La huella de carbono del plástico
Más del 99% de los plásticos se fabrican a partir de combustibles fósiles y su producción guarda una estrecha relación con la producción de petróleo y gas. A nivel mundial, el refinado de plásticos emite más de 184,3-213,0 millones de toneladas de gases de efecto invernadero cada año, aproximadamente lo mismo que las emisiones anuales de España. Y eso es antes de fabricar una sola bolsa, botella o envoltorio. En el momento en que los plásticos salen de la fábrica, ya han generado un elevado coste climático.
Una vez en la manufactura, los plásticos no dejan de contaminar. Al final de su vida útil, los productos plásticos siguen liberando emisiones de diferentes maneras, dependiendo de cómo se eliminen. Cada artículo de plástico que utilizamos, por pequeño que sea, conlleva un coste oculto de carbono, desde la extracción y el procesamiento de los combustibles fósiles hasta las diversas vías de eliminación que puede seguir, como los vertederos, el reciclaje o la incineración.
Una tapa de café para llevar o una bolsa de supermercado pueden parecer insignificantes, pero si consideramos que el mundo produce 400 millones de toneladas de plástico al año, el impacto climático es enorme.
A esto se suma que más del 40% de la producción de plástico se destina a productos de un solo uso que se utilizan brevemente antes de ser desechados como residuos, como envoltorios de alimentos, envases para comida para llevar o bolsitas. Solo se ha reciclado el 9% de los plásticos fabricados y el 12% de los residuos plásticos se incinera, lo que libera directamente dióxido de carbono (CO2) y contaminantes tóxicos a la atmósfera con el consiguiente riesgo para la salud humana.
La quema abierta de plásticos también libera carbono negro, que tiene un potencial de calentamiento global hasta 5000 veces mayor que el CO2.

La oportunidad económica y política
Abordar la contaminación por plásticos no debe limitarse a la gestión de residuos o a las iniciativas de limpieza ambiental; se trata de impulsar una estrategia climática eficaz y viable al alcance de la mano. Los argumentos económicos a favor de vincular las soluciones al problema del plástico con la acción climática también son evidentes. Si se tiene en cuenta el coste social del carbono, se observa que cada tonelada de residuos plásticos que se evita puede impedir daños climáticos futuros por valor de miles de dólares, desde fenómenos meteorológicos extremos hasta gastos sanitarios.
Las negociaciones del tratado mundial sobre el plástico para poner fin a la contaminación por plásticos, que concluyeron en Ginebra el 15 de agosto de 2025 sin alcanzar un consenso, podrían parecer un revés diplomático. Sin embargo, representan algo sin precedentes.
Por primera vez, casi todos los países del mundo han debatido no solo cómo gestionar los residuos plásticos, sino también la posibilidad de limitar la producción de plástico virgen. El mero hecho de que estemos debatiendo esta cuestión marca un punto de inflexión en la evolución del debate, que ha pasado de "¿cómo lo limpiamos?" a "¿cómo lo evitamos?".
Este cambio de orientación política es importante porque abre importantes oportunidades climáticas y económicas. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha demostrado que una transición basada en la reutilización, el reciclaje y el rediseño de materiales podría reducir la contaminación por plásticos en un 80% para 2040, al tiempo que se evitarían alrededor de 0,5 gigatoneladas de emisiones de CO2 cada año.
Todo ello podría lograrse al tiempo que se ahorraría dinero a los gobiernos y se crearían cientos de miles de puestos de trabajo, que abarcarían desde la recolección y clasificación en el ámbito local hasta la refabricación, pasando por funciones totalmente nuevas en la innovación de materiales y la logística de reutilización. Garantizar una transición justa para apoyar a los países más pequeños y a los estados en desarrollo podría mejorar los medios de vida y hacer más resilientes las economías locales.
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Vencer la carrera contra el calentamiento
El futuro no es abstracto. Los proyectos piloto en materiales sostenibles y trazabilidad, sistemas de reutilización y restauración costera muestran lo que es posible alcanzar si se crean las políticas adecuadas para ampliar su alcance. Ejemplos globales demuestran que los ecosistemas pueden restaurarse a gran escala, que existen alternativas viables al plástico de un solo uso y que las infraestructuras para la reutilización y reabastecimiento pueden cambiar los hábitos de los consumidores.
Aunque las negociaciones para un tratado se han estancado, el progreso no depende únicamente del consenso global. En todo el mundo, el sector público, privado y la sociedad civil ya están promoviendo soluciones, desde sistemas de reutilización y modelos de negocio circulares hasta innovaciones locales en la recuperación de residuos.
Estos esfuerzos demuestran que la cooperación puede reportar beneficios inmediatos, como reducir las emisiones, disminuir el gasto público, crear medios de vida y reforzar la resiliencia. Las políticas sobre plásticos ya no se limitan a la basura o al reciclaje, sino que deben integrarse en las estrategias climáticas y la planificación económica a todos los niveles.
El momento es crítico. Incluso si logramos electrificar el transporte y descarbonizar los sistemas eléctricos, el crecimiento descontrolado del plástico amenaza con socavar el progreso en materia de clima. Una acción coordinada a nivel internacional, nacional y local puede reducir las emisiones, reforzar los avances en otros sectores y mantener el impulso en la carrera contra el calentamiento global.
'Proteger el planeta' en Davos 2025
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