Opinión
Por qué la guerra de aranceles es una oportunidad para forjar la autonomía estratégica de la ASEAN

Un momento de oportunidades para la ASEAN. Image: Reuters/Hasnoor Hussain
- La reacción fragmentada de los países de la ASEAN ante los aranceles estadounidenses pone de manifiesto la necesidad de una mayor solidaridad y de mecanismos económicos comunes.
- La iniciativa de conectividad regional de pagos de Malasia es un paso en la dirección correcta, pero se necesita una mayor integración.
- Los esfuerzos de la ASEAN pueden sentar un precedente sobre cómo otros bloques regionales pueden preservar su autonomía en una era multipolar.
Las turbulencias arancelarias de 2025 han sometido a la ASEAN a su prueba de unidad más importante desde la crisis financiera de 1997, pero esto también le ha brindado su mayor oportunidad de transformación. La súbita escalada de restricciones comerciales ha puesto de relieve la fragilidad de la solidaridad regional, en la medida en que los Estados miembros han respondido con estrategias divergentes para salvaguardar sus economías nacionales.
Sin embargo, en medio de esta disrupción se abre una oportunidad: la posibilidad para la ASEAN de acelerar la integración económica y fortalecer su autonomía estratégica. Bajo la presidencia actual de Malasia, la ASEAN está navegando por este momento crucial con urgencia y visión de futuro. Desde el impulso de la conectividad regional de pagos hasta la defensa de los marcos de la economía digital, Malasia está posicionando al bloque no solo para responder a los desafíos inmediatos, sino también para marcar el rumbo hacia la resiliencia a largo plazo en un mundo cada vez más multipolar.
Los aranceles estadounidenses anunciados el 2 de abril fueron eficaces precisamente porque explotaron las debilidades estructurales de la ASEAN. A diferencia de la autoridad supranacional de la Unión Europea, la ASEAN funciona sobre la base del consenso y la no injerencia, principios que ralentizan la toma de decisiones y sobreponen los intereses nacionales sobre los regionales. La pausa arancelaria de 90 días anunciada el 9 de abril desencadenó una carrera, en la que, según se informa, 75 países buscaron acuerdos bilaterales con Washington.
La decisión de Vietnam de firmar su propio acuerdo evidenció la fragilidad de la confianza dentro de la ASEAN, que imposibilita la acción colectiva. La experiencia es clara. Sin mecanismos institucionales que refuercen la cooperación, la unidad seguirá siendo frágil en momentos de presión externa.
Construir lo que funciona: conectividad de pagos
Malasia ha impulsado una de las iniciativas de desdolarización más prácticas de las últimas décadas con la Conectividad Regional de Pagos (RPC). Mientras que los países BRICS siguen debatiendo sobre monedas simbólicas, la ASEAN ya ha implantado pagos transfronterizos en monedas locales mediante códigos QR en ocho estados miembros.
La Interconexión de Pagos QR entre Malasia y Camboya, lanzada en abril, ejemplifica este enfoque pragmático. Los turistas de Malasia ahora pueden pagar al instante en Camboya utilizando la aplicación MAE, con conversión automática, sin necesidad de utilizar el dólar. Sistemas similares conectan PromptPay de Tailandia, PayNow de Singapur, QRIS de Indonesia y VietQR de Vietnam, creando un ecosistema interoperable que excluye la infraestructura financiera estadounidense. No se trata de una desdolarización en teoría, sino que ya repercute en millones de transacciones en toda la región.
Una dosis de realidad para los BRICS
Mientras que la ASEAN ha priorizado la funcionalidad, los esfuerzos de desdolarización de los BRICS siguen siendo más bien una aspiración. A pesar de los titulares anunciando la sustitución del dólar, sus avances se han limitado a "experimentos prácticos" más que a un cambio sistémico. Los billetes simbólicos de los BRICS distribuidos a principios de este año se presentaron explícitamente como señales políticas, no como moneda corriente.
Incluso cuando se han producido avances, como el hecho de que el 95% del comercio entre Rusia e Irán se realice ahora en rublos y riales, estos reflejan una necesidad impulsada por un contexto de crisis, más que una arquitectura sostenible. El renminbi solo representa el 2-3% de las reservas mundiales de divisas, a pesar del peso económico de China, mientras que el dólar estadounidense sigue representando entre el 57% y el 58% (a finales de 2024).
Este contraste también pone de relieve una diferencia estructural más profunda. El BRICS nació de una necesidad política, mientras que la ASEAN ha evolucionado como un marco económico impulsado por el comercio y por necesidades prácticas. Esto convierte la unión económica en la región en una necesidad funcional, incluso cuando el consenso político resulta difícil de alcanzar.
En este sentido, la ASEAN comparte puntos en común con la APEC, una agrupación que ha perdurado precisamente porque prioriza la cooperación económica sobre la alineación política. En el mundo polarizado de hoy, ese pragmatismo hace que el modelo de la ASEAN sea más resiliente y eficaz. La ventaja de la ASEAN radica en la creación de sistemas interoperables que reducen progresivamente la dependencia del dólar, mientras mantienen la conectividad global.
Integración y autonomía estratégica
Las 15 metas económicas prioritarias de Malasia para 2025 brindan una hoja de ruta para transformar la crisis en oportunidad. El Acuerdo de Comercio de Bienes de la ASEAN (ATIGA) y las negociaciones del Acuerdo Marco de Economía Digital (DEFA) han sido ejes centrales de ese esfuerzo.
A principios de este año, Malasia solicitó una cumbre especial entre la ASEAN y Estados Unidos, al tiempo que celebraba la primera cumbre entre la ASEAN y el Consejo de Cooperación del Golfo con la participación de China en mayo. No se pretendía tomar partido, sino demostrar la capacidad de la ASEAN para relacionarse con distintas potencias sin perder su autonomía estratégica.
La decisión del bloque de buscar un "diálogo franco y constructivo" en lugar de tomar represalias contra los aranceles estadounidenses refleja el entendimiento de que la guerra económica exige alternativas económicas, no solo protestas diplomáticas.
La fragmentación de la ASEAN ha aportado duras lecciones. Los Estados miembros descubrieron que negociar bilateralmente con Washington solo les generaba concesiones mínimas, pero erosionaba su influencia colectiva. Los aranceles del 24% a Malasia, del 32% a Indonesia y del 46% a Vietnam podrían haber sido mucho más bajos si el bloque hubiera negociado de forma conjunta en su condición de economía de 3,6 billones de dólares que representa a 680 millones de personas.
El desafío ahora es implantar mecanismos que favorezcan la unidad frente a la deserción. La presidencia de Malasia debe seguir avanzando desde la retórica hacia una integración concreta, que convierta los acuerdos bilaterales en una opción económicamente irracional.
Hacia una multipolaridad funcional
La gira diplomática de China en abril de este año por Malasia, Camboya y Vietnam, coincidiendo con el punto álgido de la crisis de los aranceles, demostró la rapidez con la que los competidores estratégicos explotan las divisiones de la ASEAN. Pero también validó la premisa central de la ASEAN: el dinamismo económico de la región la hace indispensable para todas las grandes potencias.
La oportunidad de la ASEAN no está en verse arrastrada a campos rivales, sino en construir lo que podría llamarse una "multipolaridad funcional" – una integración económica práctica, al estilo de la APEC, que salvaguarde los intereses regionales y mantenga las puertas abiertas a nivel global.
La conectividad de los pagos muestra cómo funciona esto. Reducir la dependencia del dólar no requiere enfrentarse directamente al sistema financiero estadounidense. Requiere crear una infraestructura paralela que es más eficiente y está más alineada con las necesidades regionales.
El camino a seguir
Los líderes de Malasia deben reconocer que el enfoque tradicional de consenso de la ASEAN ha llegado a su límite. La autonomía estratégica no puede lograrse solo con declaraciones; requiere una integración operativa que convierta la fragmentación en algo costoso y la unidad en algo rentable.
Esto significa:
- Finalizar la actualización del ATIGA.
- Acelerar la aplicación del marco de economía digital de la ASEAN, valorado en un billón de dólares.
- Ampliar la conectividad de pagos para cubrir la financiación del comercio.
Sobre todo, significa crear instituciones que recompensen la cooperación y penalicen la deserción unilateral.
La crisis como catalizador
La crisis de los aranceles ha revelado tanto las vulnerabilidades como las posibilidades de la ASEAN. Bajo la presidencia de Malasia, la ASEAN se encuentra en una encrucijada: seguir siendo una asociación flexible, vulnerable a las crisis externas, o transformarse en un bloque integrado, capaz de forjar su propio destino.
Las lecciones aprendidas van más allá del sudeste asiático. Los bloques regionales, desde la Unión Africana hasta el Mercosur, se enfrentan a dilemas similares. Al integrar marcos de comercio digital, sistemas financieros interoperables y mecanismos colectivos, la ASEAN puede sentar un precedente sobre cómo las regiones pueden preservar su autonomía en una era multipolar.
La ventana para la transformación sigue siendo estrecha y lo que está en juego no podría ser más importante. Pero, por primera vez en décadas, la ASEAN cuenta con la base económica y la presión externa para forjar una unidad genuina. Su capacidad para convertir la crisis en un catalizador determinará si este momento se convierte en un punto de inflexión – no solo para el sudeste asiático, sino para la cooperación regional en todo el mundo.
How is the World Economic Forum advancing the digital economy in ASEAN countries?
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