¿Para qué sirven realmente los datos económicos fiables?

Los antiguos griegos sabían un par de cosas sobre la democracia. Así que, recientemente, cuando un ex estadístico del gobierno de Grecia hizo un llamado para preservar algo esencial para “el funcionamiento mismo de la democracia”, llamó la atención.

¿El tema de su jugosa opinión? El árido negocio de publicar datos económicos confiables.

Los funcionarios públicos, normalmente discretos, que elaboran tablas y gráficos de manera regular y los revisan con diligencia según se requiere, son faros iluminadores que evitan que los responsables de las políticas económicas choquen a ciegas contra duras paredes.

¿Deberíamos bajar las tasas de interés? Mejor tener cifras sólidas de inflación a mano, o la decisión podría no producir los resultados deseados. ¿Qué tal invertir en una nueva fábrica? Ojalá cuentes con empleados diligentes listos para proporcionar números confiables sobre el mercado laboral local y los costos de energía.

Cuando los antiguos griegos buscaban consejos económicos, recurrían a alguien que tocaba la lira y recitaba poemas; los versos de Hesíodo coincidían con la teoría del valor del trabajo y probablemente eran más disfrutables que un comunicado de prensa. También eran más precisos que las cifras oficiales del déficit presupuestario en la Grecia moderna durante los primeros años de este siglo, que finalmente resultaron haber sido subestimadas. Siguió una crisis de deuda agravada y una austeridad severa.

Otros ejemplos históricos de información falsa causando daños reales incluyen las estadísticas agrícolas en la Unión Soviética, a menudo diseñadas únicamente para cumplir cuotas arbitrarias. Las facciones políticas implementaron un sistema propenso a sobreestimar las cosechas de grano, lo que contribuyó a la hambruna.

En Estados Unidos, una combinación de modelos desactualizados y calificaciones problemáticas sobre la seguridad de los valores respaldados por hipotecas alimentó la crisis financiera global de 2008. Más recientemente, las estadísticas de empleo del país se convirtieron en noticia cuando una dramática revisión a la baja de un par de cifras mensuales provocó la ira presidencial.

Mientras los economistas argumentan a favor de mantener la santidad de los datos sin importar a quién incomoden, se está renovando un marco internacional diseñado precisamente para eso.

Un Sistema de Cuentas Nacionales actualizado fue aprobado a principios de este año y se está difundiendo por todo el mundo. Es un estándar internacional para medir los fundamentos económicos de un país: producción, consumo, inversión y riqueza.

Los elevados beneficios prometidos por la tecnología hicieron que la necesidad de actualizar la medición global fuera más urgente. Solo en Estados Unidos, el año pasado, se disfrutaron casi 100 mil millones de dólares adicionales en bienestar económico gracias a la inteligencia artificial, según una estimación, pero nada de eso se reflejó en las métricas tradicionales.

El economista británico William Petty publicó Political Arithmetick en 1690. Popularizó el concepto incipiente de aplicar el análisis numérico a la economía e incluyó su propio informe sobre empleo: "El labrador de Inglaterra gana apenas unos 4 chelines a la semana, pero los marineros ganan hasta 12 chelines". Desde entonces, la gente ha discutido sobre la exactitud de este tipo de cifras.

La misma agencia estadounidense de estadísticas laborales que recientemente provocó la ira de la Casa Blanca también se vio en el centro de la polémica política en 2012. En esa ocasión, se trataba de una tasa de desempleo que parecía demasiado buena para ser cierta.

322 años antes, Political Arithmetick buscaba prevenir cualquier reacción política del siglo XVII con un prefacio que explicaba cuidadosamente que su objetivo principal era “mostrar el peso e importancia de la Corona inglesa.”

En el siglo XXI, algunos opinan que podría ser mejor retirar por completo la producción de cifras económicas y otra información sensible de la supervisión política directa. Sin dudas, el ex estadístico del gobierno griego cuyo reciente llamado a la integridad de los datos atrajo atención generalizada piensa así. Todavía enfrenta acciones legales por su papel en la corrección del registro oficial de su país hace más de una década. Mientras tanto, el dolor causado por las medidas de austeridad posteriores dejó una huella duradera.

Otras sugerencias para reforzar la confianza en los datos económicos incluyen explicar mejor el proceso detrás de ellos. Los informes de empleo de Estados Unidos son un buen ejemplo. Las revisiones de estas cifras no son nada nuevo, algo que la mayoría de la gente desconoce.

La cifra de nuevos empleos de cada mes se basa en encuestas distribuidas a cientos de miles de empresas. A muchas les toma tiempo responder.

Mientras tanto, los datos iniciales se publican aunque sean prematuros, pero luego se refinan una vez que se reciben la mayoría de las respuestas unos meses después. Una revisión particularmente grande puede señalar un cambio significativo en la economía. Es un poco como un periodista que reescribe un artículo de meses de antigüedad al menos un par de veces para dejarlo correcto. O, más correcto.

Las agencias podrían mejorar la presentación de estos datos al público, pero otros aspectos del trabajo están más allá de su control directo. Como las tasas de respuesta.

Hace unos años, las respuestas recopiladas para el informe de referencia sobre empleo del Reino Unido se desplomaron de forma tan drástica que su publicación se vio interrumpida. Esto dejó al banco central del país a oscuras mientras intentaba fijar los tipos de interés, con miles de millones de libras para la economía en juego. Desde entonces, las autoridades han considerado que las respuestas sean obligatorias por ley.

Fallar de esa manera es una cosa; falsear los datos es otra. Ambas están igualmente representadas en los anales de la historia.

Los datos económicos se han comparado con infraestructura vital y con un servicio de información gratuito para los inversionistas. El ex estadístico griego que recientemente lanzó la alerta eligió compararlos con un espejo. Apaga la lámpara y arréglate todo lo que quieras, pero seguirás luciendo igual bajo la fría luz del día.