Cómo la IA puede saltar obstáculos y desbloquear el empleo en el Sur Global

La verdadera escasez es la escasez de imaginación en los sistemas que utilizamos para potenciar el talento. El resultado es una crisis oculta: muchos servicios esenciales que los ciudadanos necesitan y por los que están dispuestos a pagar, son estructuralmente inaccesibles. No es que no exista el mercado, sino que nunca se crearon sistemas para atenderlo.

La inteligencia artificial (IA) ofrece una vía para superar estas limitaciones en el Sur Global. Así es como podría ser ese futuro, y lo que se necesitará para hacerlo realidad.

La inaccesibilidad a los servicios profesionales no es solo un inconveniente, sino que constituye un lastre para economías enteras. La ausencia de atención médica, asistencia jurídica y orientación agrícola asequibles supone un costo pesado para los hogares y la productividad nacional.

Según la Organización Mundial de la Salud, más del 50% de la población de los países con bajos ingresos carece de acceso a servicios básicos de salud. Esto provoca errores de diagnóstico, agravamiento de enfermedades y pérdida de ingresos. Una madre en Zambia puede tener que esperar tres días y perder 30 dólares de su salario para acudir a una clínica y obtener un diagnóstico que una herramienta móvil basada en inteligencia artificial podría ofrecerle en cuestión de minutos y por menos de un dólar.

Se estima que África subsahariana pierde más de 4000 millones de dólares al año por enfermedades prevenibles que afectan a los cultivos y al ganado. Las herramientas basadas en inteligencia artificial — como las que prueban plataformas como Hello Tractor — pueden detectar y mitigar estos problemas de forma temprana, mejorando el rendimiento y la seguridad alimentaria.

Más del 90% de las pequeñas empresas africanas operan de manera informal, a menudo sin contratos formales ni acceso a servicios jurídicos asequibles. Una gran parte de ellas fracasan debido a disputas no resueltas que podrían haberse evitado con una revisión de contratos habilitada por IA por 1 dólar.

Estos costos —el impuesto de la escasez— son reales, cuantificables y solucionables.

Un mito muy generalizado es que las comunidades desfavorecidas no tienen poder adquisitivo. Pero los datos dicen otra cosa. Estas comunidades quieren y pueden pagar un costo que sea proporcional a sus ingresos.

Hoy en día hay más de 1200 millones de conexiones móviles en toda África. Plataformas como M-Pesa y MTN MoMo demuestran que la gente está dispuesta a pagar para obtener valor, especialmente cuando resulta accesible, inmediato y asequible. Por lo general, las comunidades gastan en consultas médicas informales, servicios espirituales y asistencia jurídica ad hoc, no porque estos servicios sean baratos, sino porque están disponibles.

La elección no es entre una solución que cuesta 1 dólar y otra que es gratuita. La verdadera elección es entre una solución que cuesta 1 dólar y una pérdida de 50 dólares —en salarios, cultivo u oportunidades— debido a retrasos o a la inacción.

La IA no está reemplazando profesiones enteras. Las está desagregando, transformando los servicios en tareas desagregadas que pueden resolverse de forma separada y por diferentes personas, a un costo menor y con resultados iguales o incluso mejores.

El modelo profesional vigente se basa en acreditaciones que son costosas, requieren mucho tiempo y, a menudo, no están alineadas con los problemas de la mayoría de las personas. Esto ha convertido los servicios en bienes de lujo para gran parte del Sur Global.

Sin embargo, la IA permite algo radicalmente diferente: la prestación de servicios a nivel de tareas. No es necesario esperar a un especialista cuando un trabajador con formación y equipado con IA puede aportar el 80% del valor.

Por ejemplo...

...un trabajador de la salud en una aldea remota de Etiopía utiliza una aplicación para escanear síntomas e identificar signos tempranos de tuberculosis, mediante una IA de diagnóstico. Etiopía ha formado a más de 40 000 trabajadores sanitarios de extensión para prestar asistencia a nivel comunitario. Con herramientas de IA, pueden hacer más, más rápido y con mayor precisión.

...una madre en Uganda, minutos después del parto, utiliza su móvil para grabar el primer llanto de su recién nacido. Una aplicación como Ubenwa lo analiza al instante para detectar signos de asfixia al nacer — una situación en la que cada segundo cuenta.

...un grupo de vecinos de un pueblo de Perú está harto de esperar a que se realicen obras públicas en su localidad. Utilizando plataformas móviles con inteligencia artificial, diseñan ellos mismos en pocas semanas una pasarela peatonal con una estructura sólida.

...un joven emprendedor de Ruanda utiliza una IA gratuita basada en SMS para analizar el contrato de alquiler y detectar cláusulas abusivas, obteniendo así una protección que antes requería una licenciatura en Derecho o un abogado caro.

Estos no son prototipos, son casos reales. Representan un cambio más amplio: el paso de un sistema basado en acreditaciones a otro basado en resultados.

La principal barrera en este momento no es la tecnología, sino la mentalidad. Muchos sistemas continúan utilizando por defecto la acreditación como criterio de selección, en lugar de adoptar una regulación basada en los resultados.

Lo que se necesita:

• Entornos de pruebas regulados, que permitan implementar y evaluar las herramientas de forma segura en el mundo real.

• Contratación pública centrada en resultados mensurables, no en títulos profesionales.

• Precios diferenciados para atender a los mercados desatendidos de forma rentable.

También existe una oportunidad estratégica para empresas líderes locales. Las empresas de telecomunicaciones, como Safaricom y MTN, y las instituciones financieras, como Ecobank, pueden liderar esta transformación incorporando servicios de IA en sus redes. Si no lo hacen, lo harán las plataformas globales, lo que convertirá la infraestructura local en empresas de servicios públicos con bajos márgenes.

El problema no es la falta de trabajo. Es que millones de empleos permanecen latentes, impedidos por deficiencias en la prestación de servicios, cuellos de botella en las acreditaciones y sistemas obsoletos. No son roles hipotéticos del futuro, sino servicios esenciales por los que los usuarios están dispuestos a pagar hoy.La IA ofrece la primera fo

rma escalable y económicamente viable de satisfacer esta demanda. No resolverá todos los desafíos, pero puede reducir drásticamente el costo de servicios vitales y crear una nueva categoría de profesionales capacitados para operar la IA, no para reemplazarla.

No se trata de caridad. Se trata de productividad. Se trata de aportar enorme valor económico al posibilitar el trabajo y el impacto donde antes no existían. De eso se trata el dividendo del empleo latente: un nuevo motor para el crecimiento global, impulsado por el potencial de muchos, no por el privilegio de pocos.