Cómo las personas neurodivergentes podrían humanizar la gobernanza de la IA

¿Qué pasaría si el ingrediente que falta en la IA ética fuera la creatividad no aprovechada y la experiencia vivida de las mentes neurodivergentes?

Trabajo en la intersección entre el relato, el marketing, la psicología y la tecnología. Un espacio donde los matices lo son todo, y donde las personas neurodivergentes tienen mucho que aportar. He visto cuán más creativo, ético y humano podría ser nuestro futuro digital si personas como yo estuvieran presentes cuando se toman las grandes decisiones sobre IA.

Paso mis días traduciendo tecnologías complejas en historias que resuenan y campañas que conectan. Sin embargo, incluso en el mundo del relato y el branding, las perspectivas de las personas neurodivergentes siguen estando, en gran medida, ausentes. A medida que la IA influye silenciosamente en decisiones sobre nuestra salud, nuestro trabajo y nuestra educación, el llamado a diseñar tecnologías éticas e inclusivas se vuelve cada vez más urgente. Las personas neurodivergentes —con autismo, TDAH, dislexia y otras formas de diversidad cognitiva— no somos solo usuarias de la IA. Podríamos ser sus arquitectos más valiosos.

En marketing, nos entrenan para detectar patrones, cuestionar suposiciones y encontrar nuevos enfoques. Las mentes neurodivergentes destacan en estas habilidades. Según un informe de Deloitte de 2022, los equipos con integrantes neurodivergentes son un 30 % más productivos en roles enfocados en la innovación. Marcas como SAP y Microsoft han lanzado programas de contratación de personas neurodivergentes que están transformando sus equipos creativos y técnicos. Y CAI Neurodiverse Solutions incrementó sus contrataciones neurodivergentes en un 38 % al repensar sus procesos de selección.

A pesar de estos logros, la mayoría de los marcos de IA siguen basándose en suposiciones neurotípicas. A menudo pasan por alto los estilos de comunicación y comportamientos que hacen únicas a las personas neurodivergentes. ¿El resultado? Herramientas y campañas que malinterpretan o incluso excluyen a quienes podrían ayudar justamente a que destaquen. A veces, se siente como ser la única persona en una fiesta que conoce el remate del chiste, pero nadie está escuchando.

Contar historias es más que una forma de compartir información. Es la manera en que revelamos el impacto de la tecnología en la vida humana. Las historias tienen el poder de cambiar mentes y abrir puertas. Las voces neurodivergentes a menudo quedan excluidas de las discusiones políticas porque sus necesidades se consideran demasiado complejas o específicas. Pero cuando compartimos experiencias vividas, hacemos visibles esas necesidades para los responsables de las políticas.

Un estudio de 2023 publicado en Nature encontró que las personas autistas suelen sufrir daños desproporcionados debido a la moderación algorítmica de contenido. Estas herramientas, diseñadas para reducir daños en línea, pueden interpretar mal y excluir justamente a quienes más dependen de ellas. Una vez probé un generador de imágenes impulsado por IA para una campaña dirigida a la Generación Z, pidiendo visuales que se sintieran juguetones y un poco caóticos, para reflejar la energía de la campaña. En cambio, la herramienta seguía produciendo imágenes pulidas y perfectas, como fotos de archivo, perdiendo por completo ese toque peculiar. Este es un error común con las imágenes generadas por IA: a menudo carecen de originalidad y pueden sentirse genéricas, lo que debilita la diferenciación de la marca y pierde la conexión emocional que proviene de la creatividad humana auténtica.

Para los creativos neurodivergentes, que prosperan con el pensamiento no convencional y los matices, estas limitaciones son evidentes. Cuando comparto estas historias con colegas, a menudo escucho: “A mí también me pasó.” Estas no son solo anécdotas; son retroalimentación real para los sistemas que estamos construyendo. Contar historias implica empatía. Cuando las marcas y plataformas escuchan a las personas neurodivergentes, desbloquean nuevas formas de llegar a las audiencias y resolver problemas que otros no ven.

La IA tiene la reputación de reflejar los sesgos presentes en la sociedad, pero también puede ser entrenada para desafiar esos sesgos. Por ejemplo, perfeccionar los modelos de reclutamiento para reconocer y valorar rasgos neurodiversos significa que la IA puede convertirse en una herramienta para contrataciones más equitativas. Claro que esto es más fácil de decir que de hacer. Los avances en IA a menudo traen sus propios problemas, especialmente cuando los datos públicos de entrenamiento incorporan prejuicios antiguos. Sin pautas éticas claras, incluso los actores más grandes pueden cometer errores. Por ejemplo, Gemini de Google produjo resultados ilógicos en su intento de evitar sesgos. Por eso, incorporar una gama más amplia de perspectivas no es solo algo deseable, sino esencial para el desarrollo ético de la IA.

Excluir a las personas neurodivergentes del diseño de la IA y el marketing tiene consecuencias:

Para un panorama actualizado sobre avances en estas áreas, consulta el Informe de Diversidad e Inclusión de Microsoft.

La inclusión no es solo una casilla a tildar. Significa darle a las personas neurodivergentes el micrófono, el presupuesto y la autoridad para influir en los resultados. Aquí algunas estrategias que he visto funcionar en marketing y tecnología:

Mientras las instituciones globales compiten por establecer estándares para la IA, existe una ventana limitada para hacer de la inclusión la norma, y no algo secundario. El Foro Económico Mundial busca moldear un futuro donde la tecnología sea equitativa, ética e innovadora. Ese futuro no puede construirse sin las mentes neurodivergentes.

La IA y el marketing que ignoran la diversidad cognitiva son menos efectivos y menos innovadores. Cuando diseñamos para todo el espectro del pensamiento humano, todos se benefician.

El cambio ya está ocurriendo. Empresas como SAP y Microsoft demuestran que cuando se empoderan las voces neurodivergentes, la IA se vuelve más creativa, justa y humana.

El próximo capítulo de la IA se está escribiendo ahora. Podemos seguir construyendo sistemas que malinterpretan y excluyen, o podemos abrir las puertas a todo el espectro de mentes humanas.

Creo que la tecnología debe abrir puertas, no cerrarlas. Construyamos una IA y relatos que nos vean, nos valoren y trabajen para todos nosotros. Ese es el futuro que vale la pena crear. Empieza con nosotros, ahora.