Acción climática

Cómo el uso de la inteligencia artificial impacta al ambiente y qué puedes hacer al respecto

La IA y los centros de datos en los que se basa consumen grandes cantidades de energía y agua para mantenerse en funcionamiento.

Image: Getty Images/iStockphoto

Jerrad Bartczak
Senior Associate, Artificial Intelligence, Schellman Compliance
Stuart Block
Director, Environmental, Social and Governance, Schellman Compliance
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Inteligencia Artificial y Robótica

Este artículo es parte de: Centro para la Naturaleza y el Clima
  • Gran parte del debate público sobre la inteligencia artificial se centra en la ciberseguridad y temas similares, pero también es importante considerar su impacto ambiental.
  • Si bien la IA y los centros de datos en los que se apoya consumen grandes cantidades de energía y agua, esta tecnología también puede utilizarse para enfrentar el cambio climático.
  • Adoptando estrategias prácticas, las organizaciones pueden tomar medidas concretas para alinear sus planes de IA con sus objetivos de sostenibilidad.

Las conversaciones sobre el uso de la inteligencia artificial (IA) en el mundo empresarial suelen centrarse en la seguridad de los datos, el uso ético y el riesgo de una dependencia excesiva de esta tecnología emergente. Sin embargo, también crece el debate y la preocupación en torno a la huella ambiental de la IA, y con razón.

Dado que la IA tiene un impacto significativo en el consumo de energía y agua, así como en las emisiones globales de gases de efecto invernadero, es vital que la sostenibilidad ambiental forme parte de las discusiones sobre el uso responsable de esta tecnología.

Al mismo tiempo, hay una sensación innegable de esperanza renovada en que la IA pueda contribuir positivamente a la transición global hacia una economía con menores emisiones de carbono. A medida que crece su impacto junto con su uso, debemos reflexionar sobre cómo la IA contribuye al cambio climático pero también sobre cómo ayuda a combatirlo.

El creciente apetito de la IA por la energía y el agua

En la última década, la creciente demanda de servicios en la nube y digitales ha llevado a poner el foco en la optimización energética. Como resultado, los centros de datos modernos han empezado a incorporar hardware más eficiente y sistemas de enfriamiento avanzados, lo que ha mejorado los promedios de eficiencia energética en la industria. Sin embargo, la realidad es que las demandas energéticas de la inteligencia artificial, que depende de estos centros de datos, superan ampliamente las ganancias actuales en eficiencia.

Por ejemplo, una sola consulta a ChatGPT consume alrededor de cinco veces más electricidad que una búsqueda web. Además, se estima que entrenar un único modelo de lenguaje como GPT-3 requiere tanta electricidad como la que consumen anualmente 130 hogares en Estados Unidos.

A esto se suma el consumo energético de la generación de imágenes por IA. Mientras que un modelo de texto necesita alrededor del 16 % de la carga completa de un smartphone para responder a 1.000 prompts, generar imágenes puede requerir el 100 % de esa carga.

Las operaciones de IA también implican una gran demanda de agua, ya que los centros de datos necesitan sistemas de enfriamiento para mantener temperaturas óptimas de funcionamiento. Se estima que GPT-3 consume el equivalente a una botella de agua de 500 ml por cada 10 a 50 respuestas que genera, una cifra que se multiplica rápidamente al considerar miles de millones de consultas. Se proyecta que, para 2027, el consumo anual de agua de la IA alcance los 6.600 millones de metros cúbicos.

Por último, la logística operativa —incluida la construcción y el mantenimiento— representa hasta dos tercios de las emisiones generadas a lo largo del ciclo de vida de un centro de datos. Las emisiones asociadas a la construcción de infraestructuras, la fabricación de equipos informáticos y los requerimientos para la producción de chips contribuyen significativamente a la huella ambiental de la inteligencia artificial.

A medida que aumentan las cargas de trabajo de la IA, también lo hacen sus demandas energéticas. El Banco Mundial estima que el sector más amplio al que pertenece la IA —las tecnologías de la información y la comunicación— genera actualmente al menos el 1,7 % de las emisiones globales. Si bien este porcentaje puede parecer modesto, las cifras actuales solo reflejan el uso reportado hoy, sin contemplar el consumo que implicará el crecimiento futuro.

La adopción de la IA sigue acelerándose y, si se tiene en cuenta también el aumento de la digitalización global, la expansión del almacenamiento en la nube, el avance del internet de las cosas y la creciente presencia de criptomonedas y tecnologías blockchain, el impacto colectivo sobre el cambio climático podría volverse considerablemente mayor, incluso si se incorporan mejoras en eficiencia ambiental.

Según las proyecciones actuales, la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) anticipa que los centros de datos a nivel global podrían consumir hasta 1.000 TWh de electricidad en 2026, lo que representaría un aumento del 400 % con respecto a 2022.

Por su parte, los informes de grandes empresas tecnológicas respaldan estas previsiones. Google y Microsoft han reportado recientemente aumentos interanuales en sus emisiones, advirtiendo que estas tendencias ponen en jaque sus compromisos climáticos. Aun así, muchas compañías siguen innovando para encontrar nuevas formas de enfrentar el impacto de su consumo energético.

Mitigar el impacto del consumo energético de la IA

Muchas de las organizaciones más destacadas en computación en la nube y desarrollo de inteligencia artificial han adoptado posturas firmes frente a las emisiones y el cambio climático.

Por ejemplo:

En un contexto de inversión sostenida en infraestructura informática y desarrollo de IA, observar las acciones de los líderes del sector puede servir de inspiración para mejorar la gestión energética y reducir las emisiones.

Reducir el consumo energético de la IA

Al considerar la necesidad de abordar el impacto ambiental del uso de la IA dentro de los esfuerzos globales para construir un futuro sostenible, las organizaciones de todos los tamaños pueden hacer su parte de las siguientes maneras:

1. Medir las emisiones y los esfuerzos de reducción

  • Utilizar herramientas para medir, analizar y reportar sus emisiones a lo largo del tiempo.
  • Trabajar con los proveedores para comprender cómo el uso de la IA se traduce en consumo energético.

2. Usar modelos de IA eficientes y optimizar los flujos de trabajo

  • Aprovechar modelos preentrenados y APIs.
  • Comprimir modelos o usar procesamiento por lotes siempre que sea posible.

3. Cumplir con los requisitos de la norma ISO 42001

  • Al determinar qué estándares ISO 42001 afectan al sistema de gestión de IA de la organización, incluir el cambio climático como factor relevante.
  • Realizar una evaluación de impacto del sistema de IA, que evalúe los efectos sociales de su sistema, incluyendo su impacto en la sostenibilidad ambiental.

4. Colaborar con proveedores sostenibles

  • Utilizar plataformas de IA y de computación en la nube comprometidas con el uso de energía renovable o libre de carbono y que publiquen métricas y objetivos de sostenibilidad.
  • Buscar proveedores certificados en ISO 14001 e ISO 42001, lo que demuestra su compromiso con mejorar su desempeño en sostenibilidad y el uso ético de sistemas de IA.

5. Fomentar una cultura de sostenibilidad en toda la empresa

  • Capacitar y educar a los empleados sobre emisiones, demandas energéticas y consumo de agua relacionados con las operaciones comerciales y de IA.
  • Recoger ideas de los empleados para iniciativas relacionadas con la sostenibilidad y crear un grupo de recursos para empleados enfocado en la sostenibilidad ambiental que lidere la implementación de estas medidas.
  • Involucrar a clientes y proveedores para colaborar en la búsqueda de formas de mitigar el uso de energía y las emisiones.

El impacto positivo de la IA en el ambiente

En medio del debate público en torno a la inteligencia artificial y su innegable impacto ambiental, muchos sostienen que también puede ser una herramienta poderosa en la lucha contra el cambio climático —y tienen razón.

La IA puede analizar grandes volúmenes de datos de forma rápida y eficaz para ofrecer información sobre las tendencias climáticas y la efectividad de las estrategias de reducción de emisiones, lo que permite actuar con mayor rapidez. Entre las capacidades adicionales de la IA para contribuir de forma positiva a la lucha contra el cambio climático se encuentran:

  • Brindar una mejor comprensión de los riesgos climáticos asociados a fenómenos meteorológicos extremos
  • Modelar distintos escenarios climáticos
  • Mejorar la utilización y gestión de recursos
  • Acelerar el desarrollo de nuevos materiales sostenibles y energéticamente eficientes
  • Reducir la huella de carbono mediante la predicción de la demanda y la optimización de operaciones
  • Desarrollar evaluaciones del ciclo de vida de productos que mejoren el cálculo de las emisiones en las cadenas de suministro

Abordar las emisiones impulsadas por la IA

Mantenerse al tanto de las expectativas de sostenibilidad por parte de inversores, proveedores y consumidores, así como monitorear y reportar el consumo energético y las emisiones, es una práctica clave para las organizaciones que buscan reducir las emisiones derivadas del uso de la inteligencia artificial.

Publicar un inventario anual de emisiones verificado por un tercero o contar con la certificación ISO 14001 brinda confianza a los actores involucrados sobre el compromiso con la sostenibilidad. A su vez, obtener la certificación ISO 42001 demuestra una apuesta por sistemas de IA éticos, confiables y responsables. También es fundamental mantenerse actualizado a medida que las regulaciones en materia de sostenibilidad y uso de IA evolucionan.

Descubre

¿Qué está haciendo el Foro Económico Mundial en el ámbito de la transición a una energía limpia?

El consumo de energía y agua asociado a la IA sigue siendo un tema central, tanto en los medios como dentro de grandes empresas del sector de tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que ya ven cómo impacta en sus ambiciosas metas climáticas. Desde startups hasta grandes corporaciones, todas las organizaciones deben asumir su parte en la reducción del consumo de recursos y las emisiones ligadas a la IA, y comprometerse con la protección del planeta.

Conocer las medidas adoptadas por empresas líderes y aplicar estrategias concretas permite avanzar hoy mismo hacia una mayor alineación entre el uso de la IA y los objetivos de sostenibilidad. El momento de actuar es ahora.

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