Universidades en la nueva era de la relocalización: Cómo impulsar la innovación en el Sur Global

El mundo está experimentando cambios sin precedentes. Nos enfrentamos a lo que algunos llaman "un cambio de era", caracterizado por rápidos avances tecnológicos como la IA, el cambio climático, desafíos geopolíticos y transformaciones sociales y demográficas.

En este contexto, el fenómeno de la relocalización, que acerca las cadenas de producción y suministro a los consumidores finales al conectar países, ofrece una oportunidad clave para las economías emergentes, especialmente en el Sur Global. Presenta una oportunidad única para que las economías emergentes, donde hay un potencial de crecimiento significativo, no solo atraigan empleos sino que también evolucionen hacia actividades de mayor valor agregado. Adoptar un enfoque estratégico centrado en la innovación y el desarrollo tecnológico es relevante para esta transformación.

Históricamente, regiones como América Latina han luchado por capitalizar las grandes transformaciones globales. Según un informe de McKinsey, desde principios de la década de 1980, la tasa de crecimiento de la productividad de América Latina ha promediado solo el 0,4 por ciento anual, aproximadamente una quinta parte del promedio de las economías en desarrollo a nivel mundial. Esto subraya la necesidad urgente de avanzar en innovación, desarrollo tecnológico y talento.

Las universidades tienen un papel fundamental en esta transformación. Con su capacidad para la innovación, el pensamiento a largo plazo y la colaboración interdisciplinaria e internacional, pueden imaginar y dar forma al futuro de manera integral. El reciente Pacto por el Futuro de la ONU promueve la cooperación multilateral y el apoyo del Norte Global en áreas como la acción climática, la transferencia de tecnología y el desarrollo de capacidades.

La investigación es una misión fundamental para las universidades. Un estudio publicado por Elsevier indica que el impacto científico de las colaboraciones internacionales está 52 por ciento por encima del promedio global de la investigación no colaborativa internacional. Los estudios también muestran que los artículos coautorados se citan con mayor frecuencia, lo que indica un mayor impacto y relevancia.

Si las universidades e industrias de las economías desarrolladas colaboran con iniciativas de investigación en el Sur Global para abordar desafíos globales relevantes para el contexto local, el potencial de impacto regional es tremendo. Construir asociaciones significativas va más allá de la firma de MOUs. Requiere la alineación de expectativas, propuestas de valor complementarias y el compromiso de recursos y esfuerzos. Las relaciones más impactantes implican alianzas estratégicas que contribuyen a las iniciativas de los diversos socios aprovechando las fortalezas colectivas, formando redes y plataformas que fomentan la colaboración, apoyando recursos compartidos y el intercambio de conocimientos, y amplificando el impacto.

Si las alianzas internacionales también se centran en la investigación aplicada que crea un efecto significativo en las comunidades, es posible integrar la experiencia en investigación de las instituciones de las economías desarrolladas con las capacidades de innovación de las universidades de las economías emergentes.

Los proyectos de investigación internacional conjunta tienen el potencial de atraer financiamiento de organizaciones globales y elevar la relevancia y el impacto de los hallazgos científicos. Al combinar la excelencia en investigación y el desarrollo de capacidades con el conocimiento regional, tales colaboraciones pueden acelerar el descubrimiento y la implementación de soluciones innovadoras.

Por ejemplo, el Instituto Ragon, que reúne a investigadores de la Universidad de Harvard, el Instituto de Tecnología de Massachusetts y el sistema de salud Mass General Brigham de Boston para aprovechar el potencial del sistema inmunológico para prevenir y curar enfermedades, recientemente firmó un acuerdo de colaboración con el Tecnológico de Monterrey en México. Esta alianza integra la experiencia de estas importantes instituciones de investigación de Estados Unidos con las capacidades innovadoras del Tec, ofreciendo la posibilidad de aplicar descubrimientos revolucionarios a América Latina.

Ecosistemas de innovación como Kendall Square y Silicon Valley en Estados Unidos han sido ejemplos de cómo las áreas urbanas cercanas a las universidades pueden transformarse en centros de innovación donde la investigación y la innovación contribuyen significativamente a resolver problemas globales. Aunque este fenómeno surgió en países desarrollados, países que han transitado hacia el estatus de desarrollados, como Corea del Sur y Singapur, han aplicado este concepto.

Ecosistemas de innovación, como Ruta N en Medellín, Colombia, son un ejemplo en una economía emergente. Otro ejemplo es distritotec en Monterrey, México, liderado por el Tecnológico de Monterrey. En su fase inicial, distritotec logró regeneración urbana, sostenibilidad y crecimiento económico al crear espacios públicos, adoptar energías renovables y generar empleos. Ahora está comenzando una segunda fase como distrito de innovación, con el lanzamiento de una iniciativa icónica, EXPEDITION FEMSA, en su núcleo, fomentando la investigación aplicada interdisciplinaria y las alianzas con la industria.

Los ecosistemas de innovación impulsados por universidades en regiones como América Latina y otras economías emergentes tienen el potencial de impulsar el crecimiento económico y el desarrollo al incluir los siguientes atributos:

En resumen, la relocalización, la disrupción provocada por nuevas tecnologías como la IA y otras tendencias globales como el cambio climático, la necesidad de aumentar la productividad y evolucionar hacia empleos de mayor valor agregado, presentan desafíos y oportunidades para las economías emergentes. Daniel Patrick Moynihan dijo una vez: "Si quieres construir una ciudad de clase mundial, construye una gran universidad y espera 200 años." Sin embargo, las economías emergentes que participan en el ecosistema de la relocalización no pueden permitirse esperar 200 años. Las universidades pueden ayudar a avanzar sustancialmente más rápido actuando como catalizadores de la colaboración entre el Norte Global y el Sur Global para fomentar la innovación, aumentar la investigación aplicada y liderar ecosistemas de innovación.