Por qué escalar la energía limpia en el Sur Global es un acto de equilibrio en tres frentes

El sector global de energía renovable está experimentando una transición significativa. Aunque la urgencia de acelerar la adopción de energías renovables es evidente, el camino hacia un sistema energético sólido y sostenible no está exento de desafíos. A cada paso surgen obstáculos, que van desde costos de capital elevados hasta fluctuaciones regulatorias y señales de precios volátiles. Las complejidades en el desarrollo, una eliminación más lenta de lo esperado de los combustibles fósiles y el progreso desigual entre países hacen que el camino sea aún más intrincado. En el Sur Global, los países enfrentan el reto adicional de asegurar capital para inversiones en energía limpia y garantizar una transición hacia un futuro neutro en carbono de forma segura y equitativa.

Con 200 países que se comprometieron en la COP28 a triplicar la capacidad instalada de energía renovable para 2030, la trayectoria está clara. Sin embargo, estamos lejos de alcanzar esos objetivos. Esto se debe a que lograrlos depende de encontrar un equilibrio delicado entre la demanda de electricidad, la generación y la infraestructura de la red; elementos esenciales para fomentar una inversión sostenible en renovables y garantizar la ecuación de riesgo y recompensa que sustenta la transición energética global. Este equilibrio es especialmente crucial para que la transición en el Sur Global sea viable y significativa, promoviendo un ecosistema saludable de inversión en renovables y evitando resultados subóptimos.

Una transición energética exitosa requiere abordar simultáneamente la demanda de energía, la generación y la infraestructura de transmisión y distribución (T&D). Cada uno de estos componentes desempeña un papel crucial para garantizar que las inversiones en energías renovables sean sostenibles, eficientes, asequibles y rentables. Piensa en estos tres elementos como las patas de un taburete; si una está inestable, todo el taburete se tambalea.

Por un lado, el crecimiento en la generación, sin un aumento correspondiente en la demanda o el desarrollo de la red, genera ineficiencias y un exceso de inversión en capacidad energética que no puede ser utilizada. Esto, a su vez, puede resultar en recursos desperdiciados y desincentivar a los inversores. El crecimiento de la demanda y de la infraestructura de la red sin una generación adecuada provoca un acceso a la energía poco confiable, limitando el crecimiento económico y la seguridad energética. Y la inversión en demanda y generación sin una expansión de la red significa que la energía producida no puede ser entregada a los consumidores.

Este desafío de equilibrio es global, pero es especialmente relevante para el Sur Global. La inversión de la región en infraestructura energética a menudo se queda atrás con respecto a la creciente demanda, cuando el acceso a una energía confiable, asequible y sostenible es esencial para el desarrollo socioeconómico, la industrialización y el cumplimiento de los objetivos climáticos.

Los países que entienden este nuevo trilema y trabajan para abordar todas las patas del taburete de manera simultánea están logrando un progreso significativo. Un ejemplo es el enfoque de China para electrificar su economía mientras invierte en energía limpia. Esto demuestra cómo la inversión simultánea en generación, demanda y la infraestructura de conexión puede acelerar la transición energética. Al crear una fuerte demanda de electricidad interna, China ha sentado las bases para una robusta economía de energía limpia.

Otra buena práctica puede encontrarse en India, que ha presentado y está materializando un plan para actualizar y expandir su red para la energía limpia. El país entendió que el desarrollo de un sistema eléctrico eficiente, coordinado y robusto era integral para permitir una alta penetración de energías renovables que debe satisfacer una demanda creciente de electricidad en el país. Al preparar la red de antemano, facilitan el camino hacia su crecimiento económico.

Si bien gran parte de la conversación global sobre energía renovable se ha centrado en aumentar la capacidad, la generación es solo una parte del rompecabezas. El riesgo de centrarse únicamente en el volumen puede conducir a un sistema energético desequilibrado que no atiende de manera eficiente la demanda ni integra la energía limpia en la red.

En algunos países, el impulso hacia la generación renovable debe ir acompañado de esfuerzos de electrificación y/o del desmantelamiento de plantas térmicas para mitigar el riesgo de sobrecapacidad. Donde la demanda impulsa la necesidad de aumentar la capacidad, la transición hacia energías renovables no puede limitarse solamente a construir esa nueva capacidad, sino que debe centrarse en combinar tecnologías renovables de manera inteligente y complementaria, y no solo en la energía solar. En este contexto, la energía eólica, las fuentes renovables desechables y el concepto de flexibilidad se vuelven esenciales. Sirven como enlaces cruciales para unir los diferentes elementos de esta transición. La integración de tecnologías renovables diversas permitirá un perfil de generación horaria más equilibrado y mejorará la coordinación general del sistema.

La combinación de diferentes tecnologías renovables permitirá ajustes en tiempo real y una mejor coordinación dentro del sistema. En lo que respecta al desarrollo de la red, la flexibilidad ayuda a acomodar la creciente participación de las energías renovables, al tiempo que reduce la necesidad de costosas expansiones de infraestructura. Optimizar los recursos existentes e integrar diversas fuentes de energía de manera planificada y ordenada allana el camino hacia un sistema más resiliente, confiable y sostenible.

El panorama de la energía renovable varía considerablemente de una región a otra. A pesar de los avances realizados en muchos territorios, todavía persisten brechas importantes, especialmente en la financiación de la transición hacia la energía limpia. Según la AIE, de los 2 billones de dólares actualmente asignados a la energía limpia, solo alrededor del 15% ha sido invertido en el Sur Global (excluyendo a China). Si queremos cumplir con los objetivos de descarbonización, este porcentaje necesita multiplicarse entre cinco y siete veces para 2030, alcanzando más de $1,7 billones de inversión anual en el Sur Global. En este sentido, implementar mecanismos de reducción de riesgos es esencial para atraer inversión.

El escenario más eficiente de mitigación de riesgos es la estabilidad institucional a largo plazo, que reduce las primas de riesgo y garantiza una mayor previsibilidad. Esta estabilidad, combinada con mecanismos renovables claros y una planificación adecuada —particularmente en la infraestructura de la red— es fundamental. Además, garantizar la seguridad jurídica a través de marcos de arbitraje sólidos y procesos de contratación modernos mejorará la ejecución de proyectos y reducirá los retrasos.

La innovación regulatoria puede marcar una diferencia significativa en el Sur Global. El éxito de Sudáfrica en acelerar la implementación de energías renovables a través de la compra corporativa de electricidad renovable es un ejemplo de ello. Al permitir diversas formas de venta de generación renovable, ya sea a través de tarifas de alimentación, contratos de compra de energía (PPA) corporativos o abriendo el acceso a los mercados mayoristas, los países pueden hacerse más atractivos para los inversores en energías renovables, reduciendo riesgos y mejorando la viabilidad financiera de los proyectos. En un esfuerzo por dar visibilidad a tales soluciones, la Red para Movilizar Inversiones en Energía Limpia en el Sur Global desarrolló un Manual de Soluciones, que presenta más de 100 medidas políticas, herramientas de reducción de riesgos y mecanismos financieros que pueden aumentar la financiación de la energía limpia.

Con mecanismos suficientes para garantizar la viabilidad financiera, los esfuerzos colaborativos de todos los interesados impulsarán el éxito. Los desarrolladores poseen una valiosa experiencia en la construcción, inversión y operación de proyectos de transición energética en el Sur Global. Los bancos multilaterales seguirán desempeñando un papel vital en el apoyo a la transformación. Y los responsables de políticas deben reconocer que promover un sector de energía renovable próspero requiere no sólo equilibrar riesgos y recompensas, sino también fomentar un ecosistema más amplio que impulse el crecimiento social.

La transición hacia energías renovables es un desafío complejo y multifacético, que exige esfuerzos coordinados en la demanda de energía, la generación y el desarrollo de infraestructura. Abordar estos elementos básicos de manera simultánea y fomentar la innovación a través de incentivos bien diseñados puede ayudar al Sur Global a superar los obstáculos para lograr un futuro energético sostenible y resiliente.