Cómo la IA puede ampliar y mejorar el acceso a la atención en salud mental

La salud mental es uno de los principales problemas de salud pública mundial. Antes de la pandemia de COVID-19, se calculaba que mil millones de personas sufrían trastornos mentales o por abuso de sustancias. La pandemia acentuó el problema, lo que se tradujo en un aumento del 25%-27% de la depresión y la ansiedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Mientras tanto, se espera que cerca de la mitad de la población mundial experimente un trastorno de salud mental a lo largo de su vida, según un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard (Harvard Medical School) y la Universidad de Queensland.

El problema se agrava por la escasez de profesionales sanitarios para tratar a los pacientes. A nivel mundial, hay 13 profesionales de salud mental por cada 100 000 personas, según el Atlas de Salud Mental de la OMS.

Sin embargo, la división es especialmente marcada entre las economías desarrolladas y subdesarrolladas. El número de profesionales de salud mental en los países de renta alta puede llegar a ser 40 veces superior al de los países de renta baja.

La escasez de fuerza laboral limita significativamente el acceso a la atención, sobre todo en los países de ingresos bajos y medios. Esto contribuye a que un estimado 85% de las personas con trastornos mentales no reciban tratamiento, según un estudio publicado en la revista científica International Journal of Mental Health Systems.

La brecha entre oferta y demanda subraya la necesidad urgente de encontrar soluciones alternativas. Al igual que la telesalud amplió el acceso a la atención para muchas afecciones, la inteligencia artificial (IA) tiene el potencial de hacerlo para un gran número de pacientes de salud mental. Una encuesta realizada a 16 000 personas en 16 países para Oliver Wyman Forum indica que muchos estarían dispuestos a probarla para terapia, según el informe Cómo la IA Generativa Está Transformando los Negocios y la Sociedad (How Generative AI Is Transforming Business And Society).

La aplicabilidad de herramientas de IA varia en función de la gravedad de cada caso, tanto en términos del diagnóstico como de los síntomas que el paciente esté experimentando. A pesar de ello, en muchos casos la IA podría aumentar el acceso a una atención muy necesaria. La IA también puede utilizarse para analizar datos y ayudar a los médicos a tratar a los pacientes en tiempo real con información y orientación personalizadas.

Ya existen diversas formas de utilizar la IA en los tratamientos de salud mental. La tecnología puede combinar y utilizar información de diversas fuentes, como libros de medicina, trabajos de investigación, historiales médicos electrónicos y documentación clínica, para ayudar a los profesionales de salud mental a recomendar tratamientos y predecir cómo responderán los pacientes.

Mientras tanto, se pueden reducir las barreras de acceso para los casos menos graves a través de aplicaciones de autodiagnóstico, chatbots y otras herramientas de terapia conversacional que aprovechan el potencial de la IA generativa.

Muchos consumidores están dispuestos a probar la IA en el cuidado de su salud mental. El 32% de los encuestados en la investigación de Oliver Wyman Forum afirmaron que estarían dispuestos a recurrir a la IA en lugar de a una persona. El 51% de los encuestados en India se mostraron dispuestos a utilizar terapia generada por IA — el porcentual más alto —, frente al 24% en Estados Unidos y Francia.

La disposición a recibir atención en salud mental de una máquina con características humanas es mayor en los países con menos profesionales de salud mental per cápita — lo que demuestra cómo la IA puede ampliar el acceso, especialmente en los mercados en desarrollo.

Los más jóvenes están más dispuestos a aprovechar la tecnología para este fin: el 36% de los encuestados de las generaciones Z y millennial dijeron que podrían probar la IA para la atención en salud mental, frente al 28% de otras generaciones.

Esta diferencia generacional coincide con la prevalencia de los trastornos y las actitudes hacia la salud mental en general. Según otro informe de Oliver Wyman Forum, la Generación Z tiene el doble de probabilidades de sufrir problemas de salud mental y el doble de probabilidades de acudir a terapia en comparación con otras generaciones. Su proactividad e interés en el uso de la IA podría impulsar el desarrollo generalizado de herramientas terapéuticas de IA en el futuro.

A pesar de no tener emociones reales, los consumidores perciben la IA generativa como un buen confidente emocional, quizá debido a su disponibilidad constante y su capacidad para expresar empatía replicando patrones en los datos subyacentes.

Nuestra investigación indica que cinco veces más encuestados creen que la IA generativa les hace sentir que tienen un confidente para compartir pensamientos personales y buscar consejos de vida en comparación con un humano. Cuatro de cada cinco personas dijeron que preferían la IA en al menos un escenario, y de estas, alrededor del 15% dijeron que creen que la IA es más inteligente emocionalmente que los humanos.

Sin embargo, existen riesgos y es necesario conocer a fondo la tecnología para garantizar que la atención sea segura y eficaz. La atención en salud mental asistida por IA debe considerarse como parte de un enfoque múltiple, no un sustituto directo de las interacciones humanas.

Es importante reconocer que la gravedad del estado de un paciente fluctúa, a veces durante el mismo episodio. Así pues, es imprescindible comprender el espectro de los trastornos del comportamiento antes de desplegar herramientas de IA. Los sistemas de salud pueden utilizar ese conocimiento para ofrecer una atención más personalizada.

Las empresas de salud digital deben integrar funcionalidades en sus aplicaciones que dirijan a los pacientes a un terapeuta humano si se detecta un empeoramiento de su estado. El objetivo es reducir el riesgo de que el paciente reciba un mal consejo, lo que podría incluso conducir a la autolesión.

Confidencialidad y seguridad son otras cuestiones críticas. Los datos pueden venderse, y a menudo se venden, con fines comerciales, por lo que muchos organismos reguladores en todo el mundo están atentos a las prácticas de las empresas de inteligencia artificial y que ofrecen tecnología basada en IA.

La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos advirtió que podría tomar medidas legales contra empresas que relajaran sus políticas de datos para permitir una mayor explotación de los datos de los clientes. Mientras tanto, los Estados miembros de la Unión Europea aprobaron a principios de este año por unanimidad la Ley de Inteligencia Artificial, que establece normas estrictas para regular la IA, así como importantes sanciones para los infractores.

Más allá de la minería de datos y la preocupación por la privacidad, la seguridad es una gran prioridad para todas las organizaciones del sector de salud. La sanidad es uno de los principales blancos para ciberdelincuentes y los consumidores deben conocer los riesgos antes de descargar aplicaciones en sus dispositivos personales. Debemos ser conscientes de estos problemas y reconocer los riesgos para asegurar que la IA generativa se utilice de forma segura, protegiendo a los pacientes y su derecho a un tratamiento confidencial.

Para aprovechar al máximo los beneficios de la tecnología, la IA generativa debe complementar a los profesionales humanos en lugar de sustituirlos. En última instancia, un enfoque colaborativo entre la IA y los proveedores humanos permitirá a los profesionales de salud mental centrarse aún más en la atención empática y personalizada, mejorando los resultados de los pacientes, el acceso a los tratamientos y su eficacia.