El 75% de los textiles acaban en los vertederos. La facilitación del comercio y la economía circular son la solución
La industria textil puede aprender de los residuos electrónicos para impulsar la economía circular. Image: Unsplash/Miikka Luotio
Philippe Isler
Director, Global Alliance for Trade Facilitation; Executive Committee Member, World Economic Forum- La industria de la moda contribuye significativamente a las emisiones globales de carbono, mientras que casi el 75% de los textiles usados en los productos acaban en vertederos.
- Un gran desafío en la gestión de los residuos textiles es la falta de sistemas estandarizados de clasificación e informes entre países.
- La industria textil puede aprender de los éxitos de las regulaciones sobre residuos electrónicos, que mejoraron las tasas de reciclaje a través de la responsabilidad extendida/ampliada del productor y apoyan la economía circular.
La industria de la moda aporta el 10% de las emisiones globales de carbono, superando las de los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos.
En 2020, la Unión Europea (UE) consumió una media de 14,8 kilogramos (kg) de textiles, incluidos 6 kg de ropa, 6,1 kg de textiles para el hogar y 2,7 kg de zapatos por persona. Sin embargo, solo el 1% de toda esta producción llega a reciclarse en nuevas fibras textiles. Gran parte se exporta a África y se etiqueta como ropa de segunda mano, pero el 40% acaba como residuo en vertederos o en el océano, causando un grave impacto ambiental.
Los métodos de reciclaje están progresando mecánica y químicamente, pero esta industria sigue siendo comercialmente inviable sin apoyo gubernamental. Además, entre el 60% y el 70% de la ropa se fabrica con materiales basados en el plástico, como el poliéster, lo que vincula aún más la industria a los combustibles fósiles, dificulta el reciclaje y agrava el problema de la contaminación por microplásticos.
La industria de la moda está comenzando a adoptar materiales naturales e implementar procesos de recuperación, pero persisten los desafíos.
La necesidad de armonización y transparencia
Desde influir en el comportamiento del consumidor hasta mejorar el uso de materiales reciclables en la fabricación, estos problemas tomarán tiempo en resolverse. Sin embargo, hay medidas inmediatas que se pueden tomar rápidamente sin grandes inversiones.
Uno de los principales desafíos es separar la ropa de segunda mano de los residuos textiles. La falta de armonización entre países en términos de recopilación de datos, clasificación e informes es extremadamente evidente. Los países adoptan diferentes estándares para lo que constituye residuos textiles frente a textiles reutilizables.
Por ejemplo, en Italia, Austria, Alemania y los Países Bajos, la recolección de textiles a través de "bancos de recogida" se clasifica como recolección de residuos, independientemente de la calidad del textil o la intención del donante. Por el contrario, Francia y Suecia clasifican los textiles recolectados como bienes usados hasta que llegan a una instalación de clasificación de residuos. En otras naciones, la recolección a través de bancos no se considera como recolección de residuos, siempre que los recolectores especifiquen los materiales que aceptan o rechazan.
Además, la exportación de textiles usados desde la UE carece de transparencia y trazabilidad. Lo que sucede con estos textiles a menudo no está claro una vez que llegan a los países de destino. En 2019, aproximadamente el 46% de los textiles usados en la UE se exportaron a África. Las importaciones de textiles usados apuntan a la reutilización local, impulsadas por la demanda de ropa asequible. Sin embargo, muchos de estos artículos, enviados en fardos, simplemente no son adecuados para la reutilización y suelen terminar en vertederos abiertos o en canales informales de eliminación de residuos.
Del mismo modo, en Asia, los textiles representan el 41% de las exportaciones de la UE y los textiles usados se envían a zonas económicas designadas para su clasificación y procesamiento. Estos textiles a menudo se reciclan, generalmente degradados en trapos industriales o materiales de relleno, o se reexportan, ya sea para reciclar en otras naciones asiáticas o para reutilizar en África. Los textiles que no se pueden reciclar o reexportar probablemente se gestionarán a través de los sistemas generales de residuos, terminando predominantemente en vertederos.
Con el requisito de que todos los países de la UE recojan por separado los residuos textiles para 2025, se espera que el volumen de textiles usados recolectados aumente. Como tal, es fundamental para el futuro de la moda circular y la economía circular establecer una colaboración más efectiva entre los agentes comerciales y los gobiernos.
Aprendiendo de los residuos electrónicos
La Directiva sobre Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) se introdujo en 2012 para abordar un dilema similar al que se enfrenta la industria textil.
Esta directiva regula el tratamiento de los residuos electrónicos al final de su vida útil en Europa. Establece un principio de responsabilidad ampliada (o extendida) del productor, que otorga al productor la responsabilidad del tratamiento o eliminación de los productos al final de su vida útil. Desde su lanzamiento en 2012, más de la mitad de los residuos de aparatos electrónicos y eléctricos generados en Europa han sido reciclados adecuadamente.
Los residuos textiles son un desafío importante y creciente que requiere atención urgente, y abordarlo aporta beneficios económicos y ambientales
”La normativa RAEE ha mejorado el reciclaje de residuos electrónicos, lo que ofrece lecciones para los textiles. Con definiciones y orientación establecidas aún en evolución, la cantidad total de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos recolectados aumentó de 3,0 millones de toneladas en 2012 a 4,9 millones de toneladas en 2021, y el total reciclado y preparado para la reutilización aumentó de 2,4 millones de toneladas a 4,0 millones de toneladas, un crecimiento del 64,8% durante el mismo período de tiempo.
Aunque las industrias electrónica y textil son muy diferentes, se pueden extraer lecciones.
Facilitación del comercio
La facilitación del comercio tiene como objetivo establecer procesos simplificados utilizando herramientas digitales y otras técnicas para reducir la fricción del comercio legítimo. Esto es particularmente importante para las economías en desarrollo que dependen del comercio internacional como un motor clave del crecimiento económico.
Un área de interés que está surgiendo rápidamente es la economía circular. Los procedimientos comerciales actuales son lamentablemente inadecuados para gestionar las cadenas de suministro inversas -específicamente, el proceso de devolver los bienes usados a sus países de origen para fines de reciclaje.
La Alianza Global para la Facilitación del Comercio ha estado a la vanguardia del desarrollo de métodos para simplificar la devolución de productos electrónicos usados desde los países de consumo a las instalaciones de reciclaje. El Convenio de Basilea regula el movimiento de residuos y bienes peligrosos y, aunque las políticas están en vigor, las operaciones a través de procesos digitalizados aún tienen un largo camino por recorrer.
Como consecuencia, los proveedores de servicios logísticos a menudo se niegan a transportar estos envíos por el riesgo de verse envueltos en engorrosos procesos burocráticos, lo que puede dejarles varados con residuos peligrosos sin una resolución clara.
¿Qué lecciones puede aprender la industria textil de esto?
Acciones para la industria textil hacia una economía circular
Deben iniciarse o acelerarse varias medidas; he aquí algunas recomendaciones:
- Recopilación y presentación de datos estandarizados: Los gobiernos deben implementar sistemas estandarizados para rastrear los residuos textiles, utilizando herramientas digitales como pasaportes de productos para una trazabilidad completa.
- Mejor clasificación y preclasificación en la fuente: Mejores procesos y controles de clasificación en la recolección pueden reducir la exportación de residuos.
- Infraestructura mejorada de reciclaje: Invertir en infraestructura de reciclaje para convertir más textiles en nuevos productos.
- Armonización de los sistemas de clasificación: Los gobiernos deben armonizar los sistemas de clasificación de residuos textiles con un marco común para definir y categorizar, asegurando la coherencia en la recopilación y presentación de datos.
- Sistemas de responsabilidad extendida del productor: Los sistemas de responsabilidad extendida/ampliada del productor pueden incentivar el diseño textil sostenible y ayudar a invertir en programas de reciclaje.
Los residuos textiles son un desafío importante y creciente que requiere atención urgente, y abordarlo aporta beneficios económicos y ambientales. Mejorando la facilitación del comercio, la transparencia y armonizando las regulaciones, la industria de la moda y el gobierno pueden transformar este reto en una oportunidad de crecimiento y sostenibilidad.
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