Microplásticos: ¿Estamos enfrentando una nueva crisis de salud?

Este artículo ha sido actualizado en febrero de 2025.

Cada vez hay más indicios de la propagación de los microplásticos en la tierra, el mar y el aire, y del impacto que podrían tener en la salud humana. Algunos expertos creen que estamos al borde de una crisis de salud generada por los plásticos.

Ahora se han detectado microplásticos en todo el cuerpo humano, incluyendo la sangre, los pulmones, el hígado e incluso las articulaciones de las extremidades inferiores. Los científicos han encontrado pruebas de microplásticos en nuestro cerebro, y otros estudios han revelado cómo estos microplásticos se acumulan y aumentan rápidamente en nuestro cerebro.

Mientras tanto, un estudio reciente en el estado de Oregón (EE. UU.) encontró microplásticos en el 98,9 % de las muestras de mariscos. Para ponerlo en perspectiva, se estima que una persona promedio puede comer, beber o respirar entre 78 000 y 211 000 partículas de microplástico cada año.

Los microplásticos son trozos de residuos plásticos de menos de cinco milímetros de longitud, explica el Servicio Nacional Oceánico de los Estados Unidos.

Algunos – como las microesferas (o microperlas) típicamente encontradas en cosméticos y productos de tocador –, están diseñados para ser pequeños, mientras que otros plásticos se degradan gradualmente a este tamaño.

Aunque las microesferas están ahora prohibidas en muchos países, el problema de la contaminación por plásticos está lejos de resolverse. Según el PNUMA, hasta 23 millones de toneladas de residuos plásticos se filtran en los sistemas hídricos del mundo cada año.

Los microplásticos se presentan en diversas formas, cada una con sus propias fuentes e impactos ambientales. Los microplásticos primarios son pequeñas partículas de plástico fabricadas intencionalmente, incluidas las microperlas utilizadas en cosméticos y los pellets de plástico (nurdles o bolitas de plástico) utilizados en la manufactura industrial.

Las purpurinas de plástico, a menudo hechas de tereftalato de polietileno (PET), son otro microplástico primario común que plantea preocupaciones ambientales.

Las microfibras liberadas por la ropa sintética durante el lavado contribuyen de manera significativa a la contaminación por microplásticos.

La degradación de los artículos de plástico más grandes, como los aparejos de pesca abandonados o la basura plástica, por la intemperie y la exposición ambiental, forma microplásticos secundarios.

Luego están los nanoplásticos, que son partículas aún más pequeñas y, por lo tanto, más difíciles de detectar y estudiar. Una investigación reciente en los Alpes descubrió que las partículas de nanoplástico procedentes del desgaste de los neumáticos de los vehículos están contaminando las montañas de la zona.

Estas minúsculas partículas suelen ser lo suficientemente pequeñas como para atravesar los sistemas de filtración de agua, y podemos ingerirlas sin saberlo.

Igualmente, los estudios han demostrado que los microplásticos pueden ser transportados en la atmósfera, extendiéndose hasta los rincones más remotos de la Tierra.

En el océano, estas partículas pueden ser consumidas por la vida marina – desde peces hasta mariscos. Un estudio de 2022 encontró microplásticos descompuestos en mejillones azules de la costa australiana. La investigación se sumó a los hallazgos de un estudio anterior que concluyó que "si comes mejillones, comes microplásticos".

Y no sólo la vida marina podría verse afectada. Se han encontrado microplásticos en alimentos como la miel, el té y el azúcar, así como en frutas y verduras.

Los microplásticos también están llegando a las tierras de cultivo a través de los lodos de depuradora utilizados como fertilizantes, según un estudio de la Universidad de Cardiff. La BBC informa que gran parte de esto terminará en las vías fluviales como resultado de la escorrentía de la capa superior del suelo.

Aún no está claro cuáles podrían ser los impactos ambientales y de salud de los microplásticos. Sin embargo, un estudio reciente apunta a la posibilidad de que puedan aumentar la probabilidad de infarto, accidente cerebrovascular o muerte. Otro estudio vincula los microplásticos con la inflamación y las enfermedades no transmisibles.

En un estudio reciente con ratones, se observó mediante imágenes en tiempo real que los microplásticos se desplazaban por el cerebro y bloqueaban los vasos sanguíneos. Aunque los investigadores afirmaron que sería «prematuro» sugerir que el proceso podría replicarse en el cerebro humano, los autores concluyeron que "los posibles efectos a largo plazo de los microplásticos en trastornos neurológicos como la depresión y la salud cardiovascular son preocupantes".

Ya se ha establecido el vínculo entre la contaminación atmosférica y los partos prematuros, pero un nuevo estudio realizado en Estados Unidos ha encontrado microplásticos y nanoplásticos en concentraciones más altas en las placentas de los partos prematuros que en los partos a término. "Nuestro estudio apunta a la posibilidad de que la acumulación de plásticos pueda estar contribuyendo a la aparición de partos prematuros", dijo la profesora Kjersti Aagaard a The Guardian.

Algunos investigadores afirman que estamos en el período de calma antes de la tormenta y que "de manera alarmante, se espera un punto de inflexión en el futuro, indicando un brote significativo de contaminación por microplásticos si no se toman medidas efectivas para mitigarlo".

Considerando que la contaminación figura entre las diez mayores amenazas mundiales a corto y largo plazo según el Foro Económico Mundial, es necesario actuar de forma concertada y urgente si queremos alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 de "prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo"para 2025.

Ya se han implementado ciertas medidas. La Ley de Aguas Libres de Microperlas estadounidense de 2015 prohíbe la manufactura, el envasado y la distribución de cosméticos y medicamentos sin receta (como pasta dental) que se enjuagan y que contienen microperlas de plástico.

En marzo de 2022, en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 175 naciones acordaron poner fin a la contaminación por plástico. El acuerdo, jurídicamente vinculante, aborda, entre otras cosas, la cuestión del plástico de un solo uso y la tecnología de reciclaje. En 2023, la Unión Europea prohibió la venta de purpurina de plástico suelta. Y en enero de 2025, la Alianza Mundial de Acción contra el Plástico del Foro anunció que siete nuevos países se habían unido al programa más grande del mundo para combatir la contaminación por plástico.

Mientras tanto, individuos y empresas están ideando soluciones innovadoras.

Por ejemplo, un equipo de investigadores de la Universidad de Sichuan ha desarrollado un pequeño pez robot que puede recolectar microplásticos. La BBC informó sobre un método de eliminación que utiliza aceite vegetal, óxido de hierro e imanes. Después de 5000 pruebas, se descubrió que la técnica era 87% efectiva para extraer microplásticos del agua.

Las iniciativas Operation CleanSweep y Trash-Free Waters de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. buscan eliminar la basura nociva de origen humano del océano. Esta última acaba de publicar la tercera parte de su "Estrategia nacional de prevención de la contaminación por plásticos".

La Red Global de Innovación del Plástico del Foro promueve 18 soluciones diferentes al problema de los residuos plásticos, entre ellas Wasser, que ha desarrollado un sistema capaz de eliminar el 95% de los microplásticos del agua, y Orgro Fibre, que fabrica bolsas de plantones biodegradables para reemplazar las de plástico de un solo uso comúnmente utilizadas en los centros de jardinería.