Por qué este sindicato de docentes no teme que la IA sustituya a los profesores

Las conversaciones sobre inteligencia artificial (IA) en el trabajo y la sociedad suelen centrarse en lo que está ocurriendo ahora o en lo que ocurrirá en los próximos años. Pero, ¿qué pasa con el impacto en quienes están formando a los jóvenes para que tengan una vida feliz y próspera en el futuro?

Una encuesta global realizada el año pasado reveló que el 60% de los padres, educadores y líderes se muestran ambivalentes o poco dispuestos a confiar en los sistemas de IA, y el 71% están preocupados por sus riesgos potenciales. A medida que las nuevas herramientas se integran en los sistemas educativos, los docentes deben estar en el centro de las conversaciones en torno a la IA, según David Edwards, Secretario General de la Internacional de la Educación, una organización global que representa a docentes y trabajadores de la educación.

Para Edwards, los beneficios de la IA deben llegar a todos los alumnos de todas las escuelas. "La educación es el lugar donde construimos las sociedades y donde construimos la democracia", afirma. "Es el lugar donde tejemos una narrativa sobre quiénes somos y, lo que es más importante, quiénes queremos ser. Y los profesores son quienes la tejen".

La IA tiene el potencial de aportar un progreso real a los sistemas educativos, según el informe del Foro Económico Mundial Shaping the Future of Learning: The Role of AI in Education 4.0 (Modelar el futuro del aprendizaje: El papel de la IA en la Educación 4.0). La tecnología puede mejorar los resultados del aprendizaje, empoderar a los profesores y dotar a los estudiantes de las habilidades que necesitan para los empleos del mañana.

Pero para ello, según el informe, la IA debe desplegarse de forma equitativa y no exacerbar la desigualdad. Con más de 2600 millones de personas en todo el mundo sin acceso básico a Internet, existe el potencial de que los beneficios de las nuevas herramientas amplíen las brechas de equidad que ya existen en la educación.

Edwards añade otra perspectiva: que la IA podría convertir a los profesores humanos en una reserva de los privilegiados. Más allá de las disparidades de habilidades y conectividad, afirma que a los profesores les preocupa un mundo en el que quienes dispongan de medios y recursos seguirán beneficiándose de interacciones interpersonales que una máquina no puede ofrecer. Los hijos de quienes no dispongan de estos recursos, le preocupa, "se sentarán en aulas con un chatbot".

"No tendrán la misma interacción, no tendrán la misma tutoría, no tendrán los mismos tipos de apoyo", afirma. "Así que queremos asegurarnos de que los beneficios se distribuyen por igual en todo el mundo".

El informe del Foro recomienda que la innovación en IA se equilibre con una serie de protecciones, como medidas para garantizar que la IA para la educación se desarrolle en colaboración con los profesores, que la información sensible esté protegida y que la equidad y la inclusión ocupen un lugar central en el diseño de los programas, para garantizar que los beneficios de la IA en la educación se cosechen de forma generalizada.

El informe del Foro señala que las tareas docentes que dependen de interacciones interpersonales con los alumnos probablemente no se verán afectadas ni facilitadas por la IA. Añade que las posibles áreas de automatización y aumento de las tareas rutinarias o repetitivas dejarán más tiempo a los educadores para centrarse en tareas creativas, como el diseño curricular. Sin embargo, el potencial de la IA para alterar los puestos de trabajo en la enseñanza sigue requiriendo una gestión cuidadosa para garantizar que los profesores sigan siendo el centro de los sistemas educativos, con la ayuda de la IA.

Edwards afirma que muchos profesores son optimistas sobre las posibilidades que ofrecen estas herramientas. Cita ejemplos como el de los maestros de educación especial que utilizan libros de texto digitales accesibles, que permiten a diversos alumnos, incluso discapacitados, escuchar el texto o interactuar con él de distintas maneras. Los profesores de idiomas con los que habla, prosigue, están "realmente entusiasmados" con la posibilidad de ofrecer apoyo en varias lenguas.

En su opinión, los profesores son siempre los primeros en adoptar las nuevas tecnologías y encontrar maneras de introducirlas en el aula para mejorar el aprendizaje.

"Lo tuvimos con la radio. 'La radio dejará obsoletos a los profesores'". Entonces los profesores empezaron a incorporar los programas de radio a sus aulas, dice, y luego la clase debatía las ideas.

"Luego pasaron a la cinta de vídeo... 'Ahora podemos hacer que un profesor grabe una lección y luego todos pueden reproducirla'. Por supuesto, eso tampoco ocurrió.

"La experiencia de la educación es algo más que la mera transmisión de contenidos. Es relacional, no transaccional. Y eso es lo que estoy viendo que ocurre ahora mismo con la IA".

Edwards tiene una visión global de las tendencias en la enseñanza. La Internacional de la Educación cuenta con 383 organizaciones miembros en 178 países y territorios, que representan a más de 32 millones de docentes y profesionales de la educación.

Y aunque habrá "un poco de pelea" en cuanto al uso ético de la IA, dice que "no le preocupa tanto" la posibilidad de que la tecnología sustituya a los profesores del mundo.

"A veces se habla de los profesores como trabajadores del conocimiento", dice. "Y creo que si se habla de los profesores como trabajadores del conocimiento en el contexto actual con la IA, se pierde lo social, se pierde la tutoría, se pierde el coaching, se pierde lo relacional.

"Por eso me gusta hablar de ellos como trabajadores de la sabiduría, porque una cosa es tener conocimientos. Otra cosa es saber aplicarlo ética y moralmente en beneficio de muchos".