Quiénes son las dos mujeres colombianas que idearon e hicieron realidad los ODS

Hace unos años, un experimento realizado con miles de estudiantes universitarios de primer año en los Países Bajos descubrió que, en general, fijarse objetivos les ayudaba a sacar mejores notas. No era de extrañar. Pero, en algunos casos, si se aumentaban ligeramente los objetivos, no sólo no mejoraban, sino que lo hacían incluso peor que sus compañeros que no se habían fijado objetivos.

Esto apunta a una verdad incómoda: tanto si se diseñan para mejorar el rendimiento académico como para salvar el planeta, los objetivos suelen ser útiles, pero a menudo esquivos. Por eso han evolucionado los objetivos adoptados en las reuniones de alto nivel de expertos y responsables de la toma de decisiones para abordar los retos mundiales.

Los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU expiraron con resultados desiguales en 2015. Lo que llevó a la pregunta, en un momento en que algunos problemas se agravaban aún más: ¿y ahora qué?

La respuesta resultó en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que deben alcanzarse antes de 2030 y que abarcan desde la eliminación de la pobreza hasta la reducción de las emisiones de carbono.

El concepto puede parecer abstracto para el grueso de la población mundial, que presta más atención a ganarse el sustento que a la última ciencia climática o a las estadísticas sobre igualdad de género. Pero poder preguntarnos colectivamente cómo lo estamos haciendo, y disponer de una forma clara y mensurable de responder, es crucial para todos.

Con el paso del tiempo, esto se hace cada vez más cierto. Poco después de la adopción de los "ODS", una funcionaria colombiana del Banco Mundial llamada Paula Caballero señaló que el cambio climático ya era un "multiplicador masivo de amenazas" y que hacía más urgente la necesidad de reforzar el bienestar general. Ahora, el planeta acaba de experimentar los tres meses más calurosos de su historia, con un amplio margen, y en el ecuador de su existencia se calcula que sólo un 15% de los ODS van por buen camino.

Caballero entendía la lógica de los ODS mejor que la mayoría de la gente, porque ella los había creado.

Su concepción ha replanteado las prioridades de desarrollo en torno a cuestiones que unen a todos, como el aumento del nivel del mar o la contaminación del aire. Esto contrasta con el planteamiento anterior de dividir simplemente el mundo en países ricos y todos los demás que presumiblemente necesitan ayuda para ponerse al día.

Recientemente se ha observado que sorprendentemente poca gente conoce el triunfo de Caballero al concebir y establecer los objetivos, a pesar de las desalentadoras adversidades políticas.

El año pasado, contó a su revista de antiguos alumnos que la idea se le ocurrió durante una reunión a principios de 2011 en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Colombia. Casi cinco años después, los 193 países de la Asamblea General de la ONU habían adoptado una ambiciosa agenda anclada en el concepto.

Sin embargo, una cosa era concebir la idea. Otra cosa era darle el apoyo político suficiente para que tuviera posibilidades de lograr una amplia aceptación. Ahí es donde Patti Londoño, entonces funcionaria del Ministerio de Asuntos Exteriores de Colombia que trabajaba en estrecha colaboración con Caballero, resultó decisiva.

En sus entrevistas, Caballero y Londoño han reconocido la importancia de que un marco de desarrollo global provenga de un país en desarrollo y haya sido diseñado por mujeres. Antes de la adopción de los ODS, el desarrollo había estado impregnado de una "mentalidad muy patriarcal", ha observado Caballero.

Esta mentalidad hizo que la idea central de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, adoptados en 2000, fuera relativamente sencilla: los países ricos ayudan a los países menos ricos a erradicar el hambre y combatir las enfermedades. Y hubo algunos éxitos: China consiguió reducir sustancialmente las tasas de mortalidad materna e India redujo drásticamente la pobreza.

La resistencia a cambiar el modelo era de esperar. La idea de que todos los países necesitan un empujón en la dirección correcta, independientemente de su situación económica, exigía una sensibilidad más completa.

El proceso de aceptación del cambio tuvo que empezar modestamente, con una presentación inicial de los ODS en un acto oficial de la ONU en Indonesia que no incluyó ningún tiempo de debate. Según Caballero y Londoño, fue en los pasillos donde empezaron a percibir un creciente entusiasmo que acabó traduciéndose en apoyo oficial (detallaron su experiencia en un libro publicado el año pasado).

Es fácil pasar por alto o restar importancia a los objetivos. "Aburridos" es como el laboratorio de ideas Brookings Institution ha resumido la valoración que los medios de comunicación han hecho de ellos hasta la fecha. Eso no ha reforzado la cobertura de cómo las empresas desempeñan, o no, un papel constructivo en su consecución.

Y hay problemas aún mayores que superar. Uno es la necesidad de mirar siempre más allá de los próximos años, para tener en cuenta los cambios que se producen a lo largo de la vida.

Al fin y al cabo, el primer modelo de fábrica moderna, que ayudó a poner en marcha la Revolución Industrial y todo el daño ambiental que conllevó, empezó a funcionar hace más de 300 años. Hace poco visité el mayor glaciar de los Alpes, cuyo tamaño alcanzó su punto máximo en torno a 1860, aunque no fue hasta cientos de años más tarde cuando la gente empezó a darse cuenta de que era la prueba de un grave problema.

La anticipación a largo plazo es mucho más fácil de prescribir que de hacer. "Como seres humanos", dijo Caballero durante unas declaraciones realizadas en 2015, "no somos realmente buenos en eso".

Para mantener la concentración en medio de los constantes cambios de líderes, leyes, prioridades y temperaturas globales, la gente pone las cosas por escrito. Fijan objetivos que se ajustan a sus necesidades y expectativas. El Código de Hammurabi es un ejemplo. Lo mismo ocurre con la Carta Magna o la Constitución de los Estados Unidos, en las que, al igual que en el caso de los estudiantes de primer año de universidad, un aumento de la ambición puede hacer que se queden muy cortos.

Pero eso no es motivo para dejar de intentarlo. Los ODS son la prueba de que no lo hemos hecho.

También son una prueba más de que las supuestas fuerzas "oscuras" de la gobernanza mundial en realidad están formadas en su mayoría por personas serias como Caballero y Londoño, que hacen lo que pueden para vencer la inercia burocrática y la resistencia al cambio, y a veces lo consiguen.

Para más contexto, aquí hay enlaces a otras lecturas de la plataforma de Inteligencia Estratégica del Foro Económico Mundial:

En la plataforma Inteligencia Estratégica puedes encontrar análisis de expertos relacionados con los ODS, el progreso económico y cientos de temas adicionales. Tendrás que registrarte para verlo.