Las 5 mejores formas de invertir en restauración y reforestación responsables en la Amazonía

La restauración de ecosistemas empieza a ser una tendencia a nivel mundial, por fin. En Colombia, las metas del Gobierno ascienden a más de 750 mil hectáreas para el año 2026 y según la FAO, para el año 2030 más de 2000 millones hectáreas deberán ser restauradas. Asimismo, el sector privado encuentra oportunidades dentro del marco de los mercados voluntarios de carbono y biodiversidad, en la implementación de proyectos de restauración y reforestación en diferentes ecosistemas, entre ellos, la Amazonía.

La pregunta es: ¿tenemos la certeza de que existe un sistema de proveeduría responsable de semillas de especies nativas para responder a la gran demanda por material vegetal? ¿Qué se debe hacer primero e invertir en ello antes de sembrar un árbol?

La experiencia de Amazonía Emprende, adquirida a lo largo de estos últimos 5 años restaurando hectáreas en el territorio amazónico colombiano, sugiere que 5 elementos son cruciales para garantizar una proveeduría responsable de semillas de especies nativas.

A la hora de identificar los árboles que servirán como fuentes de semillas y/o plántulas, ellos deben ser sanos y representar una amplia diversidad genéticamente. Hoy, existe una gran incertidumbre al respecto. Preguntas que son necesarias a la hora de vetar la pertinencia de la especie incluzen: ¿las semillas vienen de árboles enfermos? ¿las semillas provienen de uno o pocos árboles y ello pone en riesgo la riqueza genética para las siguientes generaciones de árboles?

Otro tema a considerar consiste en la existencia de protocolos de aprovechamiento de las semillas y plántulas. En el caso de que existan: ¿se cumplen y se controlan?. Este aspecto responde a preguntas como: ¿cuántas semillas puedo aprovechar y cuántas deben dejarse para la fauna o para la reproducción? ¿cómo deben recolectarse las semillas y plántulas?.

Este elemento sirve para asegurar que las comunidades locales, dueñas de los árboles que viven en sus predios y territorios, reciban un ingreso por la venta de las semillas. ¿Existen reglas o salvaguardas que contemplen estos beneficios para las comunidades?

En el centro debe haber un conocimiento y una valoración alrededor de los servicios ecosistémicos que generarán las especies nativas que se van a aprovechar, dependiendo del área de restauración.

Protocolos establecidos para el manejo, la conservación y la propagación de las semillas y plántulas en viveros deberían acompañar el proceso.

Una proveeduría responsable es fundamental para garantizar los mayores impactos positivos posibles. Esto permitirá asegurar beneficios ambientales, económicos, sociales e institucionales.

Beneficios ambientales: Tendremos garantía de que la diversidad genética de los árboles se mantiene en el ecosistemas. Además, lograremos garantizar tasas de reproducción entre los individuos de las especies nativas.

Beneficios económicos: Las comunidades locales generarán ingresos por la gestión de sus semillas y plántulas. En otras palabras, el bosque no se ve como un estorbo, sino como un tesoro. Se permitirá generar un mecanismo de proveeduría sostenible y regenerativa. De la misma manera, se evitarán pérdidas y sobrecostos de inversión debido a la calidad del material vegetal sembrado.

Beneficios sociales: Se genera y gestiona un tipo de conocimiento que es aún incipiente y muy necesario para garantizar la restauración de ecosistemas a gran escala en los próximos años Nuevas oportunidades de emprendimiento y empleo se generan, especialmente entre las personas jóvenes. Esto permitirá evitar la fuga de talentos del campo hacia las ciudades.

Beneficios institucionales: Se contarán con mejores herramientas para tomar decisiones sobre estrategias de restauración de ecosistemas y el uso y aprovechamiento de la biodiversidad.

En este orden de ideas, es fundamental darle orden a las cosas de manera tal que la siembra de árboles hoy, en lugar de ser una oportunidad y un avance, se convierta en un dolor de cabeza mañana. Millones de dólares se pueden ahorrar al hacer cinco tipos de inversiones inteligentes, antes del simple hecho de sembrar un árbol:

1. Gestionar el conocimiento de aquellas personas que conocen las especies nativas. Por lo general, estas son personas mayores indígenas y campesinas.

2. Capacitar a los jóvenes para que se motiven e involucren en el mundo de las especies nativas.La identificación de las fuentes semilleras en los paisajes.

3. Esto demanda la participación de las comunidades y el uso de la tecnología.

4. Fortalecer la investigación y desarrollo sobre servicios ecosistémicos, el análisis de árboles semilleros, las estrategias de reproducción y propagación de material vegetal y las medidas de adaptación ante el cambio climático.

5. Diseñar e implementar esquemas financieros innovadores que conlleven al desarrollo de acuerdos de conservación de los árboles semilleros.

En suma, existen dos caminos: el rápido pero sin preparación para sembrar cualquier árbol, o el consciente y responsable en el corto plazo que permitirá escalar el impacto positivo en el largo plazo, no solamente para los fines de captura de carbono, sino también de conservación y restauración de la biodiversidad en la Amazonía.