3 cosas que EE. UU. puede aprender de Europa sobre la regulación de la inteligencia artificial

Los debates sobre la regulación de la inteligencia artificial (IA) se han intensificado en Estados Unidos, coincidiendo con un avance significativo en Europa. El proceso legislativo europeo, que comenzó en 2018, alcanzó un hito importante esta semana, después que el Parlamento Europeo votó enmiendas a la propuesta de Ley de Inteligencia Artificial (AI Act).

La votación pone en marcha las llamadas negociaciones del trílogo, la fase final del proceso de la UE, y allana el camino para la probable adopción del primer marco regulador general de IA de Europa -y del mundo- a principios de 2024.

La IA tiene el poder de catalizar el potencial humano. Al mismo tiempo, estas tecnologías exigen un planteamiento político maduro, que incluya salvaguardias normativas para generar confianza en la IA. Aunque aún es necesario introducir mejoras, las modificaciones introducidas hasta la fecha en la Ley de IA -como una definición más adecuada de IA y un enfoque matizado del riesgo - sugieren que los requisitos de la normativa serán a la vez significativos y viables. Por eso, desempeñará un papel fundamental en la construcción de un consenso mundial emergente sobre la regulación de la IA.

Para muchos en Washington, puede haber una sensación de déjà vu cuando se trata de Europa desempeñando un papel de liderazgo en el desarrollo de la política tecnológica. En 2016, Europa adoptó una legislación sobre privacidad -el Reglamento General de Protección de Datos, más conocido simplemente por sus siglas en inglés, GDPR- que desde entonces ha desempeñado un papel importante en la regulación mundial de la privacidad.

Tras la aprobación y el impacto del GDPR, la UE está a punto de, una vez más, dar un paso significativo y temprano en materia de inteligencia artificial. A medida que se intensifica el debate sobre la política de IA en todo el mundo, hay tres lecciones clave que EE. UU. puede aprender con el bloque.

Como líder mundial en el sector tecnológico, EE. UU. tiene un papel crucial a la hora de marcar el rumbo de la política tecnológica, incluida la relativa a la IA. Hasta la fecha, el Congreso ha hecho progresos. Instruyó al NIST para que lanzara el Marco de Gestión de Riesgos de la IA, un paso importante del que Workday fue uno de los primeros defensores.

Además, el Congreso creó el Comité Asesor Nacional sobre IA, un grupo de expertos -entre ellos el copresidente de Workday, Sayan Chakraborty, a título personal- encargado de asesorar a la Casa Blanca. Sin embargo, a medida que los conceptos se conviertan en políticas concretas en las capitales de todo el mundo, la falta de nuevas medidas del Congreso se hará notar. Ahora es el momento de que el Congreso apruebe leyes que aborden la necesidad de salvaguardias significativas para la IA.

Los esfuerzos europeos en materia de IA se asientan sobre una base de valores compartidos e incluso cierto consenso sobre los elementos básicos de una IA responsable. Sin embargo, hay que evitar un mundo en el que los innovadores estén sujetos a regímenes reguladores contradictorios.

EE. UU. ha tomado medidas para impulsar la cooperación en estas cuestiones con sus homólogos europeos, incluida la asociación para lanzar el Consejo de Comercio y Tecnología Estados Unidos-UE, y la reciente confirmación del embajador Fick como el primer embajador general de EE. UU. para el ciberespacio y la política digital. Además de nuestras actividades de promoción en la UE y Estados Unidos, Workday participa actualmente en conversaciones políticas relacionadas con la IA en Canadá, Reino Unido, Singapur y Australia.

Estamos en un momento incipiente de la política de IA y, si el pasado es prólogo, el ritmo del cambio después de que Europa adopte la Ley de IA se acelerará drásticamente. En este contexto, EE. UU. debería aumentar su inversión en cooperación internacional centrada en la IA.

A falta de medidas legislativas en materia de privacidad en el Congreso, los gobiernos estatales han actuado con relativa rapidez para llenar el vacío. Esta tendencia ha comenzado incluso temprano, por ejemplo, con la ley municipal de Nueva York centrada en la IA y el empleo, que entrará en vigor el mes que viene.

Ante la inevitable actividad estatal y local, Workday se ha inclinado por desempeñar un papel constructivo en procesos como el de la ciudad de Nueva York, al tiempo que ha colaborado con legisladores estatales en Sacramento, Albany y otras capitales para crear normas eficaces y viables.

Nos complace ver contribuciones importantes al debate como la legislación AB 331, presentada por la diputada Rebecca Bauer-Kahan a la Asamblea de California. La normativa pretende adoptar un enfoque basado en el riesgo para la regulación de la IA. al tiempo que adopta herramientas eficaces de responsabilidad como las evaluaciones de impacto. Prevemos un aumento espectacular del número de propuestas estatales el año que viene.

La adopción por el Parlamento Europeo de la posición sobre la Ley de IA marca el principio del fin de lo que representará un cambio bienvenido y sísmico en el panorama político mundial de la IA. Mucho se habla del futuro de la tecnología. Cuando se trata del papel de Europa en la política tecnológica, es útil mirar al pasado para encontrar pistas sobre cómo avanzar hacia un enfoque armonizado de las tan necesarias salvaguardias que generen confianza en la IA y apoyen la innovación. Ese enfoque armonizado es necesario ahora.

Las partes interesadas y los responsables políticos de Estados Unidos deben trabajar juntos para asegurarse de que no perdemos la oportunidad que nos brinda este impulso. Podemos garantizar el futuro del desarrollo responsable de la IA y avanzar en una legislación que permita la innovación continua al tiempo que genera confianza.