Davos 2023: Brasil en una nueva hoja de ruta económica y medioambiental

Brasil es uno de los "grandes jugadores" de la región latinoamericana, con una economía relativamente estable, tecnologías verdes emergentes que pueden ayudar a avanzar en la transición energética mundial, el 60% de la selva amazónica y recursos naturales estratégicos, cruciales para la lucha mundial contra el cambio climático.

Brasil es muy consciente de estas ventajas que lo convierten en una nación vibrante y única. Según los ponentes, el país está formulando estrategias para mantener la estabilidad económica y social, y además convertirse en una fuerza líder de la acción climática. Aunque se enfrenta a muchos retos internos -como se vio a principios de este año, cuando un movimiento de oposición organizó disturbios antidemocráticos en Brasilia- y en un contexto internacional incierto, Brasil parece dispuesto a aprovechar sus sólidas instituciones para fortalecer la democracia e impulsar su economía.

Fernando Haddad reconoció que el nuevo Gobierno se enfrenta a unas perspectivas financieras difíciles debido, entre otros factores, a los elevados niveles de gasto social. El ministro reforzó su promesa anterior de que Brasil terminará 2023 con un déficit presupuestario primario del 1% del producto interior bruto.

"Queremos equilibrar nuestras cuentas y esto vendrá acompañado de medidas reguladoras del crédito, la reindustrialización, la mirada puesta en la transición verde y la integración regional".

Por ser el hogar de una gran riqueza natural, biodiversidad y diversidad cultural, el clima es un tema clave en la agenda de Brasil, en el contexto de la carrera mundial hacia la neutralidad neta y climática.

Marina Silva, hija de caucheros de la Amazonia, afirmó que el país es la primera nación en desarrollo que ha establecido objetivos climáticos y que ahora está preparada para asumir un papel protagonista en la agenda medioambiental, por ejemplo, liderando una iniciativa mundial sobre protección forestal.

Dijo que Brasil está comprometido con la deforestación cero para 2030 e incluso que se ha ofrecido a acoger la COP-30 en la Amazonia, un gesto que puede mostrar al mundo y a la sociedad brasileña que el gobierno se toma en serio sus políticas medioambientales. Sin embargo, advirtió de que el mundo aún no ha cumplido sus compromisos medioambientales: "Tenemos una buena reglamentación mundial, pero faltan inversiones. Los 100 000 millones de dólares prometidos por los países desarrollados aún no han llegado. Necesitamos recursos para la mitigación y la adaptación".

Las economías latinoamericanas se vieron muy favorecidas por las materias primas a principios de siglo. En su ausencia esta vez, Haddad dijo que el gobierno brasileño impulsaría un "boom de la integración regional" para facilitar el comercio y atraer inversiones".

Haddad añadió que el sector privado tiene un papel que desempeñar en el fomento de un desarrollo sostenible e integrador. El sector empresarial aún debe adoptar medidas tangibles en favor del medio ambiente, la igualdad de género, la inclusión, la sostenibilidad, la transición energética y los derechos humanos.

Silva añadió que Brasil quiere predicar con el ejemplo. El país confía en que se pueda alcanzar un futuro económicamente próspero, justo, democrático y sostenible.