Cómo prepararse para una nueva realidad económica y proteger a los más vulnerables: los expertos lo explican

El último informe de los economistas jefe del Foro Económico Mundial sugiere que una recesión mundial es "algo probable" y que las consecuencias se dejarán sentir en la desigualdad. Esta misma semana, la OCDE lanzó un mensaje similar en su informe provisional, advirtiendo de que los indicadores recientes "han dado un giro a peor".

Los economistas jefe han sido casi unánimes a la hora de predecir que los salarios no podrán seguir el ritmo del aumento de los precios, y nueve de cada diez esperan que los salarios reales disminuyan en las economías de bajos ingresos en 2022 y 2023, junto con el 80% en las economías de altos ingresos.

Esto supondrá un continuo deterioro del poder adquisitivo de los hogares, agravado por las presiones agregadas sobre las necesidades básicas, como los alimentos y la energía.

Saadia Zahidi, Directora General del Foro Económico Mundial, subraya que "la creciente desigualdad entre los países y dentro de ellos" es el "legado actual de la COVID-19, la guerra y la descoordinación de las políticas". Afirma que "con la inflación disparada y la caída de los salarios reales, la crisis mundial del coste de la vida está afectando más a los más vulnerables. Mientras los responsables políticos tratan de controlar la inflación minimizando el impacto en el crecimiento, tendrán que asegurar un apoyo específico a los que más lo necesitan."

Hemos preguntado a cuatro economistas jefe que han participado en la encuesta qué políticas creen que protegerán a los más vulnerables y cómo podría orientarse esta nueva realidad económica para preparar mejor el futuro.

Christian Keller, Director de Investigación Económica, Barclays

El único cambio que introduciría en la economía mundial para prepararnos mejor para el futuro sería la implantación de un mecanismo global de fijación de precios del carbono. El clima de la Tierra es la última "tragedia de los bienes comunes": los incentivos individuales y colectivos están desalineados, porque el precio de las actividades económicas perjudiciales no refleja con exactitud el verdadero coste social. El resultado es la sobreproducción de activos intensivos en carbono en detrimento del bienestar global.

Poner un precio a las emisiones de carbono -o la internalización de su externalidad negativa- es el primer paso para resolver este "fallo del mercado". Aumentar su precio desincentiva las emisiones de carbono, a la vez que genera ingresos públicos para compensar a los grupos afectados negativamente por la transición y/o financiar bienes públicos como las infraestructuras energéticas bajas en carbono.

Lo ideal sería que este mecanismo de fijación de precios del carbono fuera de carácter global, para evitar el arbitraje regulatorio y las fugas de carbono transfronterizas. Naturalmente, sería un proceso de descubrimiento y habría fallos. Sin embargo, si se cree que el cambio climático es una amenaza y que está causado por las emisiones de carbono, la fijación de precios del carbono (a nivel mundial) debe desempeñar un papel fundamental.

Gregory Daco, Economista Jefe, EY-Parthenon, EE.UU.

Los diversos factores que impulsan la actividad económica y que antes se daban por descontados merecerán ahora mucha más atención por parte de las empresas, los inversores y los consumidores. Este nuevo paradigma se basa en cinco pilares: la inflación, la mano de obra, la cadena de suministro, el coste del capital y las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) y de sostenibilidad.

Si bien la atención actual se centra en que la inflación está rondando los máximos de varias décadas en muchos lugares del mundo, no parece haber una comprensión generalizada de que la persistencia y la volatilidad de la inflación serán probablemente una característica clave de las perspectivas en los próximos años. Por lo tanto, las empresas tendrán que considerar la creación de una estrategia de precios resiliente y sostenible que sea lo suficientemente ágil como para navegar por un mundo en el que la demanda tendrá altibajos más significativos que en las últimas décadas. La gestión de los costes y el aumento de la productividad probablemente también tendrán que ser fundamentales en la estrategia holística de inflación de las empresas.

En un entorno en el que el talento no solo es más caro, sino que también se percibe como más valioso, y en el que el poder de fijación de precios se verá limitado por el debilitamiento de la demanda final, los directivos de las empresas tendrán que centrarse cada vez más en las ganancias de productividad y eficiencia para compensar el aumento de los costes laborales. Esto no será fácil, pero será fundamental para su éxito.

Los problemas de la cadena de suministro han sido una parte central de la historia de la inflación de los últimos años, y sería un error creer que estos problemas se disiparán de la noche a la mañana. Las empresas tendrán que desarrollar la capacidad de resiliencia de la cadena de suministro, al tiempo que son conscientes de las corrientes económicas, geopolíticas y políticas.

El aumento del coste de la deuda ha llevado a los ejecutivos de las empresas a posponer algunos planes de inversión, mientras que las grandes fluctuaciones en las valoraciones de las acciones han creado una brecha entre la percepción de los compradores y los vendedores del verdadero valor de un activo. Además, la importante apreciación del dólar estadounidense frente a la mayoría de las demás divisas ha creado una nueva serie de consideraciones para las multinacionales que tienen que cubrir su exposición internacional e incorporar una nueva consideración en sus decisiones organizativas y de cartera.

En los últimos años, las empresas se han centrado cada vez más en cuestiones de ASG y sostenibilidad para crear valor a largo plazo, desarrollar un sentido de propósito y proporcionar confianza al mercado. Los últimos meses han dado un sentido de urgencia a estos desarrollos.

Eric Parrado, Economista Jefe; Director General, Departamento de Investigación, Banco Interamericano de Desarrollo

La crisis inflacionaria mundial está teniendo profundas consecuencias en el bienestar de las poblaciones de todo el mundo, especialmente en las economías emergentes y en desarrollo. Las estimaciones para América Latina y el Caribe sugieren que la inflación de los alimentos podría aumentar las tasas de pobreza en 1,6 puntos porcentuales y la pobreza extrema en 1,8 puntos porcentuales.

Las políticas deben tener un enfoque a corto y a largo plazo. A corto plazo, los gobiernos deben proporcionar transferencias a las poblaciones más pobres para compensar el aumento de los precios de los alimentos. Esto ayuda a evitar que la gente caiga en la pobreza y la extrema pobreza. Los subsidios deben diseñarse y financiarse con cuidado para evitar mayores desequilibrios fiscales que puedan contribuir a aumentar las tasas de inflación.

Las políticas a largo plazo abordan los factores estructurales para reducir las vulnerabilidades futuras. Invertir en innovación agrícola, investigación y adaptación al cambio climático es clave para mejorar la productividad de las agroindustrias, la resiliencia del sistema alimentario y fortalecer la seguridad alimentaria a largo plazo.

Se debe prestar mayor atención a las políticas de mitigación del cambio climático para garantizar que las fronteras agrícolas no se desplacen más y que el suministro de alimentos no se vea restringido. Al mismo tiempo, los países pueden evitar destinar los escasos recursos fiscales a cubrir los costes de las costosas catástrofes naturales producidas por el hombre.

Svenja Gudell, economista jefe, Indeed

El acceso a buenos empleos es una parte integral de la obtención y mantenimiento de la calidad de vida y el bienestar. Desde el punto de vista del mercado laboral, las políticas que podrían beneficiar drásticamente a las poblaciones vulnerables incluyen: la contratación basada en las competencias, la transparencia salarial, la contratación de segunda oportunidad, las herramientas de accesibilidad y las adaptaciones, y la contratación inclusiva e imparcial, por nombrar algunas. Mientras que algunos líderes buscan una política de talla única para abordar los problemas del coste de la vida, la verdad es que esto rara vez da el resultado deseado. En su lugar, los responsables políticos deben tener en cuenta tanto el panorama más amplio a largo plazo como la situación única dentro de las industrias, los lugares y las necesidades individuales para ayudar a cerrar estas brechas.

A medida que nos enfrentamos a dificultades que van desde el aumento del coste de la vida, el calentamiento global, las tensiones geopolíticas, etc., las oportunidades de empleo y la protección para todos son clave para la prosperidad futura. Los beneficios micro y macro de un empleo adecuado y remunerado permiten aumentar la calidad de vida y el bienestar, la oportunidad de movilidad económica y los beneficios para la salud física y mental. En última instancia, a escala mundial, debemos identificar y aprovechar la tecnología que se está utilizando eficazmente para apoyar a los trabajadores y garantizar que la movilidad laboral, el aprendizaje continuo y el acceso a la información estén ampliamente disponibles para impulsar las oportunidades de empleo y la protección de los trabajadores.