5 maneras de construir un futuro mejor para los refugiados

Mientras celebramos el Día Mundial del Refugiado, me entristecen y conmocionan las estadísticas recientes. Más de 100 millones de personas están desplazadas por la fuerza. La pobreza y la desigualdad van en aumento. A veces da la sensación de que todo lo que la Fundación IKEA y nuestros socios han trabajado durante años no ha importado. Un conjunto cada vez más complejo y creciente de impulsores de la migración forzosa, incluido el cambio climático, está empeorando las cosas.

Hace más de 11 años, vimos el comienzo de lo que se convertiría en un prolongado conflicto en Siria, que ha desplazado a millones de personas. Las desgarradoras imágenes de los niños atrapados en los combates y los objetivos de las bombas impactaron y conmovieron a personas de todo el mundo.

Hoy en día, las mismas imágenes siguen persiguiéndonos, con la guerra de Ucrania como nueva crisis en desarrollo. En 2021 vimos la ofensiva de los talibanes en Afganistán, la continuación del conflicto entre Israel y Palestina, y la continua presión de los conflictos en Malí, la República Democrática del Congo y Yemen. El impacto de una pandemia mundial, y la primera línea de una crisis alimentaria y el cambio climático se suman a los temores sobre el futuro para muchos.

Entonces, ¿debemos seguir adelante? ¿Importa nuestro trabajo? ¿Y marcará alguna diferencia? Yo creo que sí.

En este Día del Refugiado debemos decidir apoyarnos unos a otros y proteger lo que más apreciamos: un futuro brillante para todos los niños y familias en un planeta próspero.

Estas son cinco maneras en las que podemos trabajar por ese futuro.

En el libro Entangled Life (en español: La red oculta de la vida), Merlin Sheldrake expone con gran acierto la importancia de los hongos en la vida natural, ya que crean nuestros mundos, cambian nuestras mentes y dan forma a nuestro futuro. Los hongos crecen de un modo que no comprendemos del todo, entretejiendo sus hábitats, buscando nuevos caminos y trabajando juntos para seguir vivos.

Los humanos también somos así. Dependemos unos de otros y crecemos cuando tenemos el alimento adecuado, incluso en las condiciones más duras.

El talento extraordinario se ve a veces en las circunstancias más adversas, pero a menudo se ignora o se suprime. Si aceptamos las diferencias culturales y socioeconómicas, y comprendemos que somos más ricos gracias a ellas, podemos crear las condiciones adecuadas para encontrar soluciones únicas, creatividad, innovación y felicidad.

Al indagar en la historia de la acción humanitaria, queda claro que muchos de los obstáculos que impiden una respuesta eficaz no son nuevos. Por ejemplo, no escuchar a las personas afectadas por los conflictos o las catástrofes naturales y no dirigir la financiación a los destinatarios. Otros obstáculos son no dejar espacio para la innovación y no permitir que las comunidades desarrollen sus propias capacidades.

Si sabemos todo esto, ¿por qué no lo tenemos en cuenta en nuestra financiación y programación? Si hemos aprendido estas lecciones, ¿por qué no las aplicamos a escala?

Una forma de garantizar que no seguiremos repitiendo nuestros errores es ser abiertos con ellos. Tenemos que compartir las suposiciones que hacemos, identificar las falsedades o la información errónea y buscar pruebas de lo que ha salido mal. Tenemos que crear entornos de retroalimentación saludables en los que eliminemos las narrativas polarizantes.

En la Fundación IKEA nos planteamos preguntas e invertimos en programas que se basan en lo aprendido de los éxitos y los fracasos. Hay muchas cosas que contribuyen a que los niños crezcan en hogares más seguros y saludables. Hay pruebas asombrosas que demuestran lo que puede suceder cuando las familias de refugiados y los empresarios reciben subvenciones en efectivo cuando pueden participar económicamente o cuando están vinculados a cadenas de suministro más grandes que potencian una economía local próspera. De este modo, podemos despejar el camino para cosas que tienen una mayor probabilidad de éxito.

Abrirnos al aprendizaje y aceptar nuestros fracasos nos permite tener una visión diferente. Citando a Julienne Oyler, directora general del Colectivo de Emprendedores Africanos, "tenemos que situar a las empresas de las PYME en el centro de la respuesta, ya que son el sustento de las comunidades, proporcionando suministros y servicios al final de una cadena de suministro -a veces- muy larga".

Esta visión ofrece un punto de partida diferente y ha llevado a reunir un nuevo y renovado conjunto de actores, que pueden aportar cada uno sus puntos fuertes, incluyendo a las empresas y al sector privado.

Recientemente hemos lanzado el mayor bono de impacto del mundo para los medios de subsistencia de los refugiados junto con un increíble conjunto de socios. El bono no sólo se basará en una buena probabilidad de éxito en la prestación de apoyo empresarial a los emprendedores en Jordania, sino que también esperamos que muestre una forma más rentable de obtener apoyo. Pasarán algunos años antes de que sepamos si el mecanismo da resultados, pero lo que está en juego es demasiado importante como para no solicitar la financiación disponible de la manera más eficaz.

Adoptar un punto de vista diferente requiere asumir riesgos diferentes. Estos riesgos deben ser razonables y comprendidos. Y si se materializan, deben utilizarse para aprender, sea cual sea el resultado.

Todos desempeñamos papeles ligeramente diferentes, pero nos unimos bajo la creencia compartida de la capacidad y la creatividad humanas. Si nos rodeamos de otras personas que nos eleven, podemos lograr mucho más. Trabajando juntos, podemos reforzar las actividades y responsabilizarnos mutuamente de nuestras acciones.

Esto es algo que también practican tanto IKEA como la Fundación IKEA. La razón por la que existe una poderosa narrativa sobre los refugiados y la acción humanitaria dentro de la marca IKEA es porque IKEA Retail (Grupo Ingka) y el Grupo Inter IKEA están comprometidos con diferentes acciones que ayudan a los refugiados a integrarse en la sociedad. Nuestro punto de vista es la creencia de que los refugiados -con sus habilidades y experiencia- aportan valor a las empresas y a la sociedad.

Por último, sólo podemos cumplir estos otros puntos si proporcionamos plataformas para que la gente hable abiertamente y comparta. Tenemos que crear espacios que muestren las buenas ideas y presenten los fracasos como lecciones a aprender.

Al asociarse con la Iniciativa de Resiliencia e Inversión Humanitaria, el Foro Económico Mundial ofrece una plataforma que reúne a inversionistas con proyectos en los que se puede invertir. Esta es una forma práctica de impulsar inversiones más sostenibles para las comunidades que a menudo se quedan atrás. Invirtiendo en programas bien pensados y realistas que encuentren flujos de financiación sostenibles, podemos ofrecer soluciones para muchos.

Si aceptamos nuestra interconexión, reconocemos nuestras diferencias y aprendemos de las experiencias pasadas, podemos permitir que la financiación fluya hacia los programas que tienen una alta probabilidad de éxito. Debemos aprovechar las oportunidades y mostrar a la próxima generación lo importante que es seguir luchando por nuestro futuro común.