Bélgica pone robots en hospitales para ayudar a contener la epidemia
Un visitante del Hospital Universitario de Amberes (UZA) interactúa con un robot llamado CRUZR, puesto a disposición de los hospitales y otros lugares por la empresa belga ZoraBots para controlar la temperatura y el buen posicionamiento de la máscara facial protectora, en medio del brote de la enfermedad coronavirus (COVID-19), en Amberes, Bélgica, el 29 de mayo de 2020. Image: REUTERS/Yves Herman - RC2AYG9BVZR7
Bélgica ha desplegado robots que hablan más de 53 idiomas, detectan la fiebre y determinan si las personas están usando correctamente las mascarillas, como primera línea de control en hospitales y tiendas.
Las personas que lleguen al Hospital Universitario de Amberes a partir del martes responderán a preguntas en internet o en un quiosco interactivo. El robot escaneará un código QR, revisará sus respuestas, comprobará su temperatura y determinará si llevan la mascarillla correctamente.
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Fabrice Goffin, director ejecutivo de Zorabots, con sede en Bélgica, dijo que sus robots han estado en hospitales, residencias y hoteles desde 2013, pero que ahora han encontrado un nuevo papel. Sus robots no harán pruebas de COVID-19, pero podrían proporcionar señales útiles.
“La gran ventaja de este robot en relación con un terminal fijo es que el robot puede moverse, puede ir hacia la gente, puede hablar con la gente y hablar en su lengua materna. Habla más de 53 idiomas”, dijo Goffin a la televisión Reuters.
Según Michael Vanmechelen, director de los quirófanos del hospital, alguien que muestre síntomas de fiebre podría ser conducido por el robot, un dispositivo sin contacto, a un área separada.
El hospital suele recibir 2.000 pacientes al día y está previsto que empiece a readmitir visitas la semana que viene, a medida que la vida en Bélgica vuelve a una relativa normalidad tras el confinamiento por el coronavirus.
Según explicó Jan Bussels, jefe de digitopia, que desarrolló el software y la interfaz, el robot fue diseñado para ayudar con el trabajo repetitivo y permitir que el personal médico sobrecargado se concentre en su trabajo principal, como proveedores de cuidados. El robot también es capaz de aprender en el trabajo, según Bussels.
Los robots, que suelen costar 30.000 euros (33.357 dólares), también se han vendido a clínicas de Francia, Países Bajos, Estados Unidos y Ruanda, y también se encuentran en algunas tiendas de informática belgas.
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