Un virólogo escribe a su familia para explicar el confinamiento de Europa
La gente que tiene restaurantes está luchando por mantenerse a flote bajo el encierro. Image: REUTERS/Jorge Silva
- En la mayor parte de Europa, la curva de casos nuevos parece estar aplanándose.
- Unas medidas de confinamiento más relajadas pondrían en peligro muchas más vidas.
- El confinamiento ha provocado una crisis económica y educativa.
Se está convirtiendo en una tradición que mi padre, mi familia y yo nos enviemos correos electrónicos y hagamos videoconferencias a través de Zoom para ponernos al día sobre nuestra vida y sobre las últimas noticias del nuevo coronavirus. La semana pasada, mi hermana y sus hijos finalmente fueron a visitar a la abuela y al abuelo (aunque mantuvieron las distancias), todos nos cansamos debido al confinamiento, y a mi papá (el ex jefe de virología del Instituto de Medicina Tropical de Amberes, Bélgica) le pidieron que se dedicara a leer artículos científicos sobre COVID-19.
¿Qué está haciendo el Foro Económico Mundial en relación con el brote de coronavirus?
Esto es lo que aprendí y lo que mi papá nos contó.
Queridos Nele, Johan y Peter:
Hemos pasado otra semana de aislamiento. Sé que es difícil para todos, especialmente para Maxim y Miles (los nietos). Cuando pasaste por casa esta semana antes de ir a dar de comer a los ponis, los chicos decían: «Queremos entrar». Fue muy frustrante para ellos —y para nosotros— que no pudieran venir después de tanto tiempo. Pero todos nos reímos de la solución que encontramos: que saludaríamos a Maxim y Miles desde la ventana del segundo piso, y que la abuela también fuera a los ponis, pero los niños se quedaran detrás de la valla. ¡Nos encantó vernos!
Ahora bien, está claro que, a pesar de que todos esperan el fin del confinamiento, es algo con lo que, de momento, no podemos contar.
Sé que mucha gente todavía dice que la reacción en materia de salud pública que estamos viendo es exagerada, o que debemos volver al trabajo, pero en absoluto comparto esa opinión. En todo el mundo, las unidades de cuidados intensivos de los hospitales están llenas de personas con la misma enfermedad y los mismos síntomas, es decir, una enfermedad respiratoria aguda. Eso no es normal. Algunas personas no le dan tanta importancia y dicen que hay otros coronavirus alrededor, y es cierto. Pero esta cepa, la COVID-19, es muy contagiosa y provoca enfermedades muy graves y numerosas muertes. No podemos quitarle importancia a esto.
Todavía estamos inmersos en una crisis de salud pública.
Para entender esto, podemos observar de nuevo las cifras de Worldometer, que empiezan con buenas noticias. En este momento, en la mayor parte de Europa, la curva de casos nuevos parece estar aplanándose, ya que el confinamiento ha estado vigente durante dos o más semanas En Bélgica, los casos diarios rondan los 1 500; en Suiza, los 1 000 y en España e Italia, los 5 000. En los Estados Unidos, la curva sigue subiendo.
Sin embargo, para entender por qué todavía no es posible finalizar el confinamiento debemos observar otras cifras, a saber, los casos «activos» y los casos «graves o críticos». Esas son las personas que necesitan cuidados intensivos en los hospitales, y la cifra sigue aumentando considerablemente. Mientras esta cifra siga creciendo, los hospitales estarán por encima de su capacidad, y no debemos esperar que las medidas se relajen, porque ello conllevaría arriesgar muchas más vidas.
Para entender mejor la situación, puede desglosar estos números para cualquier país. Para Estados Unidos, por ejemplo, los datos nos dicen que lo peor está por llegar. Vemos una elevada cifra de casos en Estados Unidos estos días, entre 15 000 y 20 000 casos nuevos cada día, pero hasta ahora, relativamente pocos muertos y enfermos graves. Sin embargo, allí la epidemia empezó a atacar con fuerza mucho más tarde, por lo que se puede esperar una explosión de enfermos graves y muertes en las próximas semanas.
Los primeros síntomas suelen aparecer después de unos siete días y, en la semana posterior, las personas con síntomas pueden enfermar gravemente. Muchos de los contagiados la semana pasada solo enfermarán gravemente en los próximos días y necesitarán tratamiento. La idea de que la reapertura de su país para Semana Santa es factible es aún menos realista que en Europa. (Y en Europa, yo no esperaría volver a la normalidad en meses).
Sin embargo, hay esperanza y avances en el horizonte. Para llegar a una solución fundamental, necesitamos ante todo hacer pruebas a más personas, y eso está sucediendo cada vez más en todo el mundo.
En Bélgica, las pruebas se multiplicarán por cinco, de 2 000 al día a 10 000. En Alemania, se están haciendo hasta 500 000 pruebas por semana. En los EE. UU. hay cada vez más pruebas disponibles, aunque hasta hace muy poco se hacían tests a muy pocas personas. Eso es crucial, porque cuantas más pruebas hagamos, mejor entenderemos la enfermedad, incluida la forma en que se propaga y quién la propaga. En este momento, todavía sabemos muy poco acerca de esta enfermedad, ya que comenzó hace menos de tres meses, pero cuantas más pruebas hagamos y más personas podamos rastrear, más percepciones basadas en evidencia reunirán los virólogos y epidemiólogos y más gobiernos podrán ajustar las medidas para volver al trabajo y al colegio.
Debería ser posible escalar aún más las pruebas, aunque no es algo sencillo ni agradable. ¿Sabes cómo funciona la prueba? Hay que recoger la muestra necesaria del fondo de la nariz y la garganta para después enviarla a un laboratorio, donde un dispositivo induce una reacción basada en ARN. Si se produce la reacción, es un positivo. La prueba en sí tarda unas horas, pero el proceso completo puede durar hasta 72 horas, dependiendo de la eficiencia de la logística.
Se está desarrollando una nueva prueba que tarda menos tiempo: no requiere la recogida de muestras de la nariz y la garganta ni la inducción de una reacción de ARN. Sin embargo, parece que así se perderá un 40 % de los positivos, y eso no es aceptable en este momento. Así pues, en realidad todavía no podemos hacer pruebas a cada persona cada semana, por ejemplo, para que vuelvan al trabajo. Es demasiado pronto para eso. Por este motivo, no será posible volver a la vida normal durante varios meses. Debemos prepararnos para esto.
Sin duda actualmente sufrimos una crisis económica, pero yo añadiría que también hay una crisis educativa. Se sospecha que niños como Maxim y Miles son los denominados «contagiadores asintomáticos» e incluso «supercontagiadores». Sin embargo, como científico, debo dejar claro que esto sigue siendo una hipótesis. No he visto ninguna evidencia en los estudios científicos de que los niños tengan un papel importante en la propagación del virus. Dicho lo cual, esto no significan que no lo tengan. Simplemente quiere decir que aún no hay evidencias.
Está claro que los niños pueden contagiarse, que pocos enferman, pero lo que es importante plantearse es, si están contagiados, ¿cuánto virus producen? ¿Es suficiente para contagiar a otros? La verdad es que no lo sabemos. Lo que podría hacerse es ver cuántos maestros se han contagiado, porque ellos pasan más tiempo con los niños. Eso no es fácil, ya que su vida social no puede aislarse de su función educativa, pero eso sería lo que se necesita para identificar qué papel tienen los niños.
Entonces, ¿qué debemos hacer? Si todos vuelven al trabajo en cuanto la «curva empiece a descender», con seguridad se producirá una segunda ola de contagios. Por tanto, mi sugerencia sería enviar primero a los niños al colegio, tan pronto como la cifra de nuevas infecciones haya disminuido considerablemente, a condición de que sus padres no hayan estado enfermos recientemente.
Desde el punto de vista de la salud, hay menos riesgos para la salud de los niños, y también para los maestros, a condición de que tengan cuidado. De esa forma se alivia la presión sobre los padres y abuelos. Los padres podrían volver a trabajar de manera más productiva, incluso si trabajan desde casa. En este momento, están en casa y tienen que trabajar al mismo tiempo que gestionan la educación en el hogar. Sin duda eso no puede funcionar durante más tiempo. Si ya podemos garantizar que los padres como tú, Nele, pueden trabajar bien desde casa, eso mejoraría la productividad.
El siguiente paso, cuando la epidemia esté bien controlada, podría ser abrir los lugares de trabajo nuevamente, si se pueden rediseñar para garantizar el distanciamiento social.
Es evidente que este virus es muy contagioso, y ese será un elemento crucial a tener en cuenta. En China vi un ejemplo de trabajadores en una fábrica, sentados en taburetes a dos metros de distancia mientras almorzaban. No parece algo muy agradable, pero es una forma de volver a funcionar. Sin duda es poco realista organizar eventos masivos durante los próximos seis meses. Sin embargo, en algunas semanas podría intentarse abrir restaurantes y tiendas de un modo que la gente mantenga la distancia social, porque las personas que tienen restaurantes, como tu amigo Tom, se están ahogando. Para Tom puede suponer recibir únicamente un tercio de su clientela habitual, pero al menos podría volver a abrir.
En cuanto a mí, estoy más ocupado que nunca después de mi jubilación. Estoy empezando a revisar cada vez más artículos sobre COVID-19. Muchos de mis «compañeros de primera línea» no tienen tiempo para ello, así que he enviado a 60 o 70 compañeros de todo el mundo —Bélgica, Francia, Uganda, China— resúmenes de mis hallazgos. Todos los días descubro algo interesante. Leí un artículo sobre mamíferos y el virus COVID-19. Los gatos, los perros, los hámsters y los pangolines (aunque no los ratones) parecen tener un receptor del virus muy similar al de los humanos, por lo que podrían contagiarse. De hecho, hay dos casos de perros en Hong Kong y un gato en Bélgica que llegaron a contraer el virus, probablemente a través de su dueño, pero se supone que no pueden transmitirlo. Ya vemos que todavía hay muchas lagunas en nuestros conocimientos científicos.
COVID-19 también me ha llevado a otra faceta: me han pedido que me convierta en lector científico de un manuscrito sobre la morbilidad por COVID-19 entre pacientes diabéticos. Es algo que me agrada y que podré hacer, ya que tengo 30 años de formación en medicina interna y en revisión de manuscritos sobre VIH. Sin embargo, el virus COVID-19 también es nuevo para mí, y la forma en que se propaga es muy distinta a la del VIH. Por eso es fascinante comenzar inesperadamente esta «faceta virtual» con un nuevo virus después de mi jubilación.
Una cosa más: ciertamente no quiero sugerir nada, pero en el caso de las mujeres embarazadas, hasta ahora no se han observado consecuencias negativas adicionales para el embarazo. Lo que hay que tener en cuenta es que los recién nacidos que se contagian después del nacimiento tienen una mayor probabilidad de desarrollar síntomas y enfermedades que los niños mayores, Así que diles a aquellos de tus amigos que tengan bebés recién nacidos que tengan muchísimo cuidado. De todas formas, estoy seguro de que lo harán de todos modos.
Que vaya bien la semana.
Papá (Guido Vanham)
Este artículo forma parte de COVID Action Platform for Media, una coalición de más de 20 medios de todo el mundo. La Plataforma tiene como objetivo crear contenido significativo y constructivo sobre la pandemia COVID y lo distribuye a través de sus socios de medios. ¿Le interesa? Regístrese aquí
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