10 tendencias tecnológicas que conviene tener en cuenta en la pandemia de COVID-19
El coronavirus demuestra la importancia y los desafíos asociados a la tecnología como los pagos digitales, la telesalud y la robótica. Image: REUTERS/David Estrada
- La pandemia de COVID-19 ha acelerado 10 tendencias tecnológicas clave, que incluyen los pagos digitales, la asistencia sanitaria a distancia y la robótica.
- Estas tecnologías pueden ayudar a reducir la propagación del coronavirus, al tiempo que contribuyen a evitar el cierre de las empresas.
- La tecnología puede contribuir a aumentar la resiliencia de la sociedad frente a las pandemias y otras amenazas.
Durante la pandemia de COVID-19, las tecnologías están desempeñando un papel crucial para mantener en funcionamiento nuestra sociedad en una época de confinamientos y cuarentenas. Y estas tecnologías pueden tener un impacto duradero más allá de la COVID-19.
A continuación, se incluyen 10 tendencias tecnológicas que pueden contribuir a construir una sociedad resiliente, así como consideraciones sobre sus efectos en los modos de gestión empresarial, comercialización, desarrollo de prácticas laborales, producción de bienes, formación, búsqueda de asistencia sanitaria y entretenimiento.
A finales de 2002, el brote de SARS condujo a un tremendo crecimiento de las plataformas de compras por internet de China entre empresas, y entre empresa y consumidor.
De igual modo, la COVID-19 ha transformado las compras por internet: lo que se consideraba una comodidad, ha pasado a ser imprescindible, a escala mundial. Algunos bares en Beijing incluso han continuado ofreciendo happy hours (franjas horarias con ofertas) mediante pedidos por internet y entregas.
Las compras por internet deben estar respaldadas por un sistema logístico sólido. Las entregas en persona no son seguras ante el virus. Muchas compañías de reparto y restaurantes en los EE. UU. y China están lanzando servicios de entrega sin mediación de contacto por la cual los productos se recogen y entregan en una ubicación indicada, y no en mano a una persona. Los gigantes chinos del comercio electrónico también están aumentando su desarrollo de entregas mediante robots. Sin embargo, antes de que los servicios de entrega mediante robots se implanten de modo generalizado, las compañías de reparto deberán establecer protocolos claros dirigidos a salvaguardar las condiciones sanitarias de los productos entregados.
El dinero en efectivo puede ser portador del virus, por lo que los bancos centrales de China, Estados Unidos y Corea del Sur han implantado diversas medidas para garantizar que los billetes estén limpios antes de su entrada en circulación. En la actualidad, los pagos digitales sin mediación de contacto, ya sea en forma de tarjetas o carteras electrónicas, constituyen el método de pago recomendado para evitar la propagación de la COVID-19. Los pagos digitales permiten a los usuarios realizar compras por internet y pagos de bienes, servicios e incluso pagos de servicios públicos, así como recibir fondos de estímulo con mayor rapidez.
No obstante, según el Banco Mundial, hay más de 1700 millones de personas no bancarizadas, que pueden carecer de acceso fácil a los pagos digitales. La disponibilidad de los pagos digitales también depende de la disponibilidad de Internet, los dispositivos empleados y una red para la conversión del dinero en efectivo a un formato digitalizado.
Muchas compañías han solicitado a sus empleados que trabajen desde casa . El trabajo remoto es posible gracias a tecnologías que incluyen redes privadas virtuales (VPN), protocolos de voz sobre Internet (VoIP), reuniones virtuales, tecnología en la nube, herramientas de colaboración profesional e incluso tecnologías de reconocimiento facial que permiten que una persona aparezca ante un fondo virtual para preservar la privacidad de su vivienda. Además de evitar la propagación del virus, el trabajo remoto también ahorra tiempo de viaje y ofrece más flexibilidad.
Sin embargo, el trabajo remoto también presenta desafíos tanto para empleadores como para empleados. La seguridad de la información, la privacidad y el soporte técnico oportuno pueden ser grandes problemas, como lo revelan las recientes demandas colectivas presentadas contra Zoom. El trabajo remoto también puede acarrear conflictos relacionados con cuestiones de legislación laboral, como los relacionados con la provisión de un ambiente de trabajo seguro, así como problemas con el impuesto sobre la renta. Los empleados pueden experimentar sentimientos de soledad y falta de conciliación entre la vida laboral y la personal. Si el trabajo remoto se vuelve más común después de la pandemia de COVID-19, los empleadores pueden optar por reducir los costes de arrendamiento y contratar personas de regiones con costes laborales más baratos.
Las leyes y regulaciones deberán actualizarse para adaptarse al trabajo remoto y habrán de realizarse más estudios psicológicos para comprender el efecto de este en las personas.
Además, no todos los trabajos pueden desempeñarse desde casa, lo cual genera disparidad. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de los EE. UU., en torno al 25 % de los trabajadores asalariados desempeñan su puesto desde casa, al menos ocasionalmente, desde 2017 a 2018. Los trabajadores con formación universitaria tienen al menos cinco veces más probabilidades de desempeñar trabajos que les permitan trabajar desde casa, en comparación con los que han completado la educación secundaria. Algunas profesiones, como los servicios sanitarios y la manufactura, puede que ni siquiera tengan esa opción. Las políticas relativas a flujos e impuestos sobre datos tendrían que llegar a ajustarse, si el volumen de servicios digitales transfronterizos aumentara significativamente.
Desde mediados de abril, 191 países han anunciado o aplicado el cierre de escuelas o universidades, lo que ha afectado a 1570 millones de estudiantes. Muchas instituciones educativas comenzaron a ofrecer cursos en línea para garantizar que la formación no se viera interrumpida por las medidas de cuarentena. Las tecnologías involucradas en la formación a distancia son similares a las del trabajo remoto y también incluyen realidad virtual, realidad aumentada, impresión 3D y profesores-robot con inteligencia artificial.
Sobre la formación a distancia preocupa que la tecnología pueda crear una división más amplia en lo que respecta a la preparación digital y el nivel de ingresos. La formación a distancia también podría generar presión económica sobre los padres, más frecuentemente mujeres, que necesitan quedarse en casa para cuidar a sus hijos, con la consiguiente descenso de la productividad laboral.
La asistencia sanitaria a distancia puede constituir una forma efectiva de contener la propagación de la enfermedad COVID-19 y, al mismo tiempo, proporcionar atención primaria esencial. Los dispositivos personales portátiles del internet de las cosas pueden hacer seguimiento de las constantes vitales. Los chatbots pueden ofrecer diagnósticos iniciales en función de los síntomas identificados por los pacientes.
Sin embargo, en países donde los costes médicos son elevados, es importante asegurar que la asistencia sanitaria a distancia entre dentro de la cobertura de un seguro. La asistencia sanitaria a distancia también requiere un cierto dominio tecnológico, así como una buena conexión a Internet. Asimismo, puesto que los servicios sanitarios son uno de los sectores sometidos a mayor regulación, los médicos generalmente solo pueden proporcionar atención médica a pacientes residentes en la misma jurisdicción. Puede que, en el momento de su redacción, las regulaciones no contemplaran la disponibilidad de la asistencia sanitaria a distancia.
Aunque las medidas de cuarentena han reducido significativamente las interacciones personales, la creatividad humana ha llevado la fiesta a internet. Las fiestas en la nube y la transmisión en línea de conciertos han ganado popularidad en todo el mundo. Compañías de producción cinematográfica chinas también han lanzado películas en línea. Los museos y los sitios del patrimonio internacional ofrecen visitas virtuales. También se ha producido un aumento del tráfico de juegos en línea, a partir del brote de la enfermedad.
La pandemia de COVID-19 ha creado disrupciones en la cadena de suministro a escala mundial. Con la obligación de distanciamiento y cuarentena, algunas fábricas están completamente cerradas. Si bien la demanda de alimentos y equipos de protección personal se dispara, algunos países han aplicado diferentes niveles de prohibiciones a la exportación de dichos artículos. La gran dependencia de los registros en papel, la falta de visibilidad de los datos y la falta de diversidad y flexibilidad han hecho que el sistema de la cadena de suministro existente sea vulnerable a cualquier pandemia.
Las tecnologías centrales de la Cuarta Revolución Industrial, como la inteligencia de datos, la computación en la nube, el internet de las cosas y la cadena de bloques están construyendo un sistema más resiliente de gestión de la cadena de suministro con vistas al futuro, al mejorar la precisión de los datos y fomentar su uso compartido.
La incorporación de tecnología de impresión 3D ha contribuido a amortiguar las perturbaciones en la cadena de suministro y las prohibiciones de exportación de equipos de protección personal. La impresión 3D ofrece flexibilidad en la producción: la misma impresora puede producir diferentes productos basados en diferentes archivos y materiales de diseño, permitiendo la fabricación de piezas simples desde cualquier ubicación con rapidez, sin necesidad de un largo proceso de compra y una larga espera de recepción del envío.
Sin embargo, existen algunos obstáculos respecto a la producción a gran escala mediante impresión 3D. El primero es que pueden surgir problemas de propiedad intelectual derivados de la producción de piezas protegidas por patentes. En segundo lugar, la producción de ciertos productos, como mascarillas quirúrgicas, está sujeta a aprobaciones regulatorias cuya obtención puede demorarse en exceso. Existen además otros problemas no resueltos, como la forma de protección de los archivos de diseño protegidos por patentes, el lugar de origen y la repercusión en los volúmenes comerciales, así como la responsabilidad del producto de los productos impresos en 3D.
La COVID-19 obliga en todo el mundo a comprender cuánto dependemos de las interacciones humanas para que las cosas funcionen. Las empresas con mano de obra intensiva, como los sectores de comercio minorista, alimentación, fabricación y logística son las más afectadas.
La COVID-19 ha supuesto un fuerte despliegue en el uso de robots y la puesta en marcha de investigaciones sobre robótica. En las últimas semanas, se han empleado robots para la desinfección de ciertas áreas y la entrega de alimentos a personas en cuarentena. Los drones han confirmado su eficacia para el paseo de perros y la entrega de artículos.
Aunque en algunos informes se predice que muchos trabajos de fabricación serán reemplazados por robots en el futuro, simultáneamente también se crearán nuevos puestos de trabajo. Por tanto, deberán emprenderse políticas destinadas a proporcionar suficiente capacitación y bienestar social para que la mano de obra acepte el cambio.
Todas las tendencias tecnológicas mencionadas se basan en una red de Internet estable, de alta velocidad y asequible. Pese a quedar demostrada su importancia en la supervisión remota y las consultas de asistencia sanitaria, el lanzamiento de 5G se ve retrasado en Europa, justo en el momento en que esta tecnología más falta puede hacer. La adopción de 5G aumentará el coste de los dispositivos compatibles y el coste de los planes de datos. La resolución de estos problemas con el fin de garantizar un acceso inclusivo a Internet seguirá siendo un desafío, a medida que la red 5G se expande por todo el mundo.
La COVID-19 ha demostrado lo importante que es contar con preparación digital, para que los negocios y la vida continúen como estaban, en la medida de lo posible, durante las pandemias. Construir la infraestructura necesaria para soportar un mundo digitalizado y mantenerse actualizado en las últimas tecnologías resultará esencial para que cualquier empresa o país pueda mantener su competitividad en un mundo posterior a la COVID-19, así como para adoptar un enfoque inclusivo centrado en el ser humano en la gestión de los recursos tecnológicos. .
Según señala la BBC, se calcula que unos 200 millones de personas perderán sus empleos debido a la COVID-19. Y la carga financiera suele recaer en los más vulnerables de la sociedad. La digitalización y las pandemias han acelerado los cambios en los trabajos disponibles para los humanos. En todos los países y sectores industriales, la reducción de las repercusiones en los grupos sociales de población asalariada y de mayor vulnerabilidad económica no solo merece la máxima atención, sino una solución a tiempo centrada en el ser humano.
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