Medidas de política para mantener la salud de la economía mundial
Kristalina Georgieva, FMI, sobre la respuesta al coronavirus. Image: World Economic Forum / Boris Baldinger
La cuarentena y el distanciamiento social son la receta adecuada para luchar contra el impacto del COVID-19 sobre la salud pública, pero para proteger la economía mundial se necesita exactamente lo contrario.
El contacto constante y la coordinación estrecha son la mejor medicina para que el sufrimiento económico provocado por el virus tenga una duración relativamente corta.
Muchos gobiernos han dado ya pasos significativos, con el anuncio a diario de importantes medidas, entre ellas los valientes movimientos coordinados de ayer en materia de política monetaria.
¿Qué está haciendo el Foro Económico Mundial en relación con el brote de coronavirus?
Aunque es evidente que aún deben realizarse más esfuerzos. A medida que el virus se propague, será fundamental que haya más actuaciones coordinadas para apuntalar la confianza estabilizar la economía mundial.
Hoy el FMI ha publicado un conjunto de recomendaciones de política para orientar a los países en los difíciles días que están por venir.
¿Qué más debe hacerse?
Primero, el ámbito fiscal. Será necesario un estímulo fiscal adicional para evitar un daño económico duradero.
Las medidas fiscales que ya se han anunciado se están desplegando en una serie de políticas que priorizan de forma inmediata el gasto en atención sanitaria y a aquellos que lo necesitan. Sabemos que las medidas de contención integrales, combinadas con un monitoreo temprano, reducirán la tasa de infección y la propagación del virus.
Los gobiernos deben continuar y ampliar estos esfuerzos para llegar a las personas y empresas más afectadas, con políticas que incluyan el aumento de las licencias por enfermedad remuneradas y medidas de alivio tributario focalizadas.
Más allá de estas acciones positivas en países individuales, con la propagación del virus se hace cada vez más necesario un estímulo fiscal coordinado y sincronizado a escala mundial .
Por ejemplo, durante la crisis financiera mundial, el estímulo fiscal del G-20 ascendió a alrededor del 2% del PIB, o más de USD 900.000 millones en dinero de hoy, solo en 2009. Así pues, todavía queda mucho por hacer.
Segundo, la política monetaria. En las economías avanzadas, los bancos centrales deben seguir respaldando la demanda e impulsando la confianza mediante la flexibilización de las condiciones financieras y asegurando el flujo de crédito hacia la economía real. Por ejemplo, la Reserva Federal de Estados Unidos acaba de anunciar nuevos recortes de las tasas de interés, compras de activos, mensajes sobre la orientación futura de la política monetaria y una disminución de los encajes legales.
Están sobre la mesa las medidas de política que sabemos que han funcionado en ocasiones anteriores, inclusive durante la crisis financiera mundial. Ayer, los principales bancos centrales adoptaron una decisiva acción coordinada de distensión monetaria y la apertura de líneas de crédito recíproco para atenuar la tensión en los mercados financieros mundiales .
En el futuro, podría ser necesario abrir líneas de crédito recíproco con economías de mercados emergentes .
Como señaló la semana pasada el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), los inversionistas han retirado cerca de USD 42.000 millones de los mercados emergentes desde el inicio de la crisis . Se trata de la mayor salida de capital jamás registrada.
Por lo tanto, las medidas de política de los bancos centrales de las economías de mercados emergentes y en desarrollo deberán afrontar el reto especialmente difícil de abordar la reversión de los flujos de capitales y los shocks de materias primas. En tiempos de crisis como la actual, las intervenciones en los mercados de divisas y las medidas de gestión de los flujos de capital pueden ser útiles como complemento de las medidas en materia de tasas de interés y otras medidas de política monetaria.
Tercero, la respuesta regulatoria. Los supervisores del sistema financiero deben tener como objetivo mantener el equilibrio entre preservar la estabilidad financiera, mantener la solidez del sistema bancario y sostener la actividad económica.
Esta crisis representará una prueba de tensión que mostrará si los cambios realizados a raíz de la crisis financiera cumplirán sus objetivos.
Se debe incentivar a los bancos a aplicar de manera flexible las regulaciones vigentes, por ejemplo, utilizando sus reservas de liquidez y capital, y a renegociar los vencimientos de los préstamos para los prestatarios bajo mayor presión. También será fundamental informar sobre los riesgos y comunicar de manera clara las expectativas de los órganos de supervisión para que los mercados funcionen adecuadamente en el período que tenemos por delante.
Todo este trabajo —desde el monetario y el fiscal hasta el regulatorio— es más eficaz si se realiza de manera cooperativa.
Ciertamente, el trabajo del personal técnico del FMI muestra que, por ejemplo, las modificaciones del gasto tienen un efecto multiplicador si los países actúan conjuntamente.
¿Has leído?
El FMI está dispuesto a movilizar su capacidad de préstamos de USD 1 billón para ayudar a sus países miembros. Como primera línea de defensa, el FMI puede desplegar su conjunto de herramientas flexibles y de desembolso rápido para casos de emergencia, para ayudar a los países con necesidades urgentes de balanza de pagos.
Estos instrumentos podrían proporcionar alrededor de USD 50.000 millones a las economías de mercados emergentes y en desarrollo. Hasta USD 10.000 millones podrían ponerse a disposición de los países miembros de bajo ingreso a través de nuestros servicios de financiamiento concesionario, que aplican una tasa de interés cero.
El FMI ya tiene 40 acuerdos en curso —tanto desembolsados como de carácter precautorio— con compromisos combinados que ascienden a alrededor de USD 200.000 millones. En muchos casos, estos acuerdos pueden constituir otro mecanismo para el rápido desembolso de financiamiento para crisis. Aproximadamente 20 países más han mostrado también su interés y en los próximos días realizaremos un seguimiento con ellos.
Además, el Fondo Fiduciario para Alivio y Contención de Catástrofes (FFACC) del FMI puede ayudar a los países más pobres con un alivio inmediato de la deuda, lo que liberará recursos vitales para el gasto en atención sanitaria, contención y mitigación. En este sentido, elogio la reciente aportación del Reino Unido de USD 195 millones, lo que significa que el FFACC cuenta ahora con aproximadamente USD 400 millones disponibles para posibles alivios de la deuda. Nuestro objetivo, con la ayuda de nuestros donantes, es aumentarlo hasta USD 1.000 millones.
De esta forma, el FMI puede atender a sus 189 países miembros y demostrar el valor de la cooperación internacional. Porque, al final, las respuestas a esta crisis no vendrán de un método, una región o un país de forma aislada.
Solo mediante el intercambio, la coordinación y la cooperación podremos estabilizar la economía mundial y restablecer plenamente su salud.
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