Un tercer pulgar, sillas acopladas a las piernas y otros complementos corporales que nos acercan al transhumanismo
Image: REUTERS/Al Drago
El transhumanismo es ese movimiento según el cual el ser humano podrá llevar su cuerpo más allá de sus límites físicos y mentales mediante la incorporación de elementos externos al mismo. En la historia de la ficción ya hemos visto que mucho de esto podía salir mal, pero los investigadores se empeñan en querer llevar todo esto al mundo real desde ya.
Hoy veremos algunos proyectos más o menos realistas que pueden llegar a impactar por lo cerca que estamos en algunos sentidos de esa integración de tecnología a la realidad diaria de nuestro cuerpo (si es que el smartphone ya no es muchos casos una extremidad más).
El tercer pulgar, como se conoce el proyecto, está impreso en 3D y se compone de tres piezas. La principal es una que imita al pulgar, junto a otra con motores que realizan movimientos que podemos controlar mediante sensores en los pies. Gracias a ellos, se origina una tracción con los que se dirige el movimiento del tercer pulgar, en el momento de ayudar en tareas como conducir o tocar el piano.
Esa comunicación entre sensores se realiza mediante conectividad Bluetooth, por lo que no falta una parte tecnológica para complementar el sensor de presión que se coloca en el interior del zapato. De momento no parece que nuestras manos necesiten mucha ayuda, pero nunca se sabe si en el futuro podemos agradecer desarrollar más nuestras extremidades de cara a "poder llegar" a más.
Hace dos conocimos el ExoArm, un eco brazo que dos jóvenes estaban desarrollando. Lo mejor es que se trataba de un proyecto de código abierto, es decir, que cualquiera podía utilizar sus planos para modificarlos en función de sus necesidades.
La idea de los chicos con este brazo, de un coste de unos 100 dólares, es ayudar a que los ancianos puedan sostener objetos pesados puedan hacerlo sin complicaciones y sin tener que pedir ayuda. Es muy curioso que entre sus componentes se encontrara una placa Arduino, una batería de 5.500 mAh e incluso el moto de un limpiaparabrisas. Desde su aparición en 2017 no han hecho grandes avances, pero el proyecto sigue vivo con mejoras constantes a nivel de componentes y materiales. Desde luego, es uno de los "artilugios" más útiles que hemos encontrado.
Las malas posturas y los excesos de carga son uno de los mayores problemas que puede encontrarse un trabajador que realiza tareas como coger con su propio cuerpo cargas muy pesadas. Por ello, más allá del caso anterior, enfocado a personas mayores, hay dispositivos como MAX (Modular Agile Exoskeleton), un esqueleto de tres partes que reparte el trabajo de carga entre hombres, piernas y espalda.
De esta forma, en la zona de las piernas actúa casi como una silla, la zona de la espalda elimina o reduce fuerzas de torsión y la del hombre ayuda a equilibrar el peso del brazo y las herramientas que se sostienen. Desde que lo conocimos allá por 2016 se ha puesto a la venta, pero los precios que hemos visto resultan algo prohibitivos: 11.000 dólares si se compran menos de 20 unidades.
Probablemente, una de las cosas que más se pueden echar de menos de cuando somos pequeños es poder disponer del carrito en que nuestros padres nos llevan, por comodidad y descanso. Aunque de mayores dejan de ser prácticos, los desarrolladores de las sillas que veremos piensan que por qué no vamos a poder querer sentarnos en cualquier parte.
LEX es una silla biónica que soporta hasta 120 kilogramos, y permite que realicemos cualquier movimiento común en el día a día sin perder movilidad, pero aportando el hecho de poder descansar en momentos como una espera de un autobús, metro o en la cola del súper. Según muestran sus desarrolladores, puede servir incluso como silla de trabajo (aunque probablemente su ergonomía para sesiones largas sea cuestionable). La compañía logró sacar adelante un Kickstarter y ya las está enviando. Puede adquirirse una por 358 euros, con envíos estimados en diciembre.
Con un enfoque parecido conocimos también "Chairless Chair", un exoesqueleto que también permitía que nos sentásemos en cualquier parte. Eso sí, este producto está destinada a ambientes laborales que requieren trabajar de pie, más que LEX, que se promociona como método de descanso.
De forma relativamente parecida al tercer pulgar, MetaLimbs es un sistema diseñado por investigadores japoneses que aporta dos brazos robóticos a nuestros dos brazos humanos. Recuerdan a los de Otto Octavius, el famoso villano ‘Doctor Octopus’ del Universo Marvel y en concreto Spider-Man. Como en el caso del científico loco, los brazos de MetaLimbs también salen desde la zona del costado. Gracias a unos sensores colocados en la parte inferior del cuerpo, se pueden controlar las distintas partes de los brazos.
Los codos artificiales se mueven gracias a los sensores situados en las rodillas, y los de las manos, mediante encogimientos y estiramientos de los pies. Pero, ¿para qué serviría? Como siempre, depende. Pueden tener función de tacto, pues al tocar algo las manos pueden avisar a los pies, o simplemente de sujeción de smartphones, objetos donde escribir, vasos, etc.
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