Rutas innovadoras para atender los problemas de salud de las personas más vulnerables

En agosto de 2015, la revista The Lancet publicó un interesante análisis conducido por el Instituto de Métricas de Salud y Evaluación de la Universidad de Washington –incluyendo 188 países del mundo, entre ellos El Salvador– que concluyó, entre otros, que las personas viven hoy más años, pero muchas también están viviendo más enfermas por más tiempo.

Los resultados revelaron que, aunque la salud general ha mejorado en todo el mundo gracias a importantes avances en la lucha contra las enfermedades infecciosas y al combate de enfermedades materno-infantiles, la esperanza de vida saludable no ha aumentado, por lo que la gente vive más años con discapacidad y enfermedad.

Es también una realidad y un enorme desafío que un altísimo número de personas en el mundo no tiene acceso a las medicinas y a la atención sanitaria que necesita. Para afrontar con éxito esta realidad, necesitamos desarrollar alianzas y estrategias nuevas que nos permitan crear condiciones para mejorar la calidad de vida de estas personas. Para ello, necesitamos creatividad, compromiso y el uso eficiente de recursos disponibles para lograr un alto impacto social.

Mediante formas innovadoras de trabajo y soluciones sostenibles lograremos atender con mayor éxito las necesidades de los sectores sociales más desfavorecidos, a los que los sistemas de salud no alcanzan y, con ello, mitigar el flagelo de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT).

En relación con ese tema, los datos del informe Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe, recién divulgado, demuestran que ECNT como enfermedades cardiovasculares, renales, diabetes y cáncer provocan 4.5 millones de muertes al año en América Latina, el 77 % de todas las muertes en esta parte del mundo.

En El Salvador, se calcula que 212.2 muertes por 100,000 habitantes son causadas por ECNT –siendo la diabetes la 2.ª causa de muerte hospitalaria. Además, la Encuesta Nacional de Enfermedades Crónicas del Adulto en El Salvador, realizada por el Instituto Nacional de Salud, mostró que las enfermedades crónicas son las que más afectan a nuestra población.

En nuestro país, a través de la reciente firma de un acuerdo entre el Patronato Progresando en Familia y la empresa Novartis, el municipio de Santa Tecla se puso al frente de la batalla contra las ECNT para facilitar el acceso a 15 medicamentos, a un costo simbólico, para el tratamiento de enfermedades que ocupan los primeros lugares en la mortalidad en El Salvador, incluyendo diabetes, hipertensión y algunos tipos de cáncer. El programa beneficiará a familias de escasos recursos, que no tienen acceso a medicamentos para combatir las ECNT, y promoverá actividades para fortalecer la prestación de servicios de salud en Santa Tecla.

La iniciativa refuerza el papel fundamental de las alianzas público-privadas y ya se ha implementado exitosamente en otros países como Camerún, Etiopía, Kenia, Ruanda y Uganda; su objetivo es llegar a 30 países. Del mismo modo, yo espero que, además de Santa Tecla, podamos llegar a los 262 municipios en El Salvador y que desde acá podamos crear un modelo exitoso para otros países de América Latina, uniendo esfuerzos de la sociedad civil, del empresariado y de los gobiernos, para que podamos aportar cada uno con lo que corresponde.

Estoy convencida de que las alianzas público-privadas son un catalizador importante para la economía y para el progreso social, incluso en áreas menos evidentes como la salud. Hoy tenemos la oportunidad de unir esfuerzos a través de ellas para alcanzar metas de una agenda social responsable que demanda nuestra atención urgente. ¡No la dejemos pasar!