El movimiento Greta Thunberg se expande para exigir a los políticos que frenen el cambio climático
Image: REUTERS/Charles Platiau
Tras las movilizaciones en Girona y Barcelona, grupos de jóvenes se organizan ante la convocatoria de huelga estudiantil internacional del 15 de marzo.
El próximo viernes se ha convocado una manifestación en las inmediaciones del Congreso para demandar mayor acción climática.
"2050 es para nosotros un periodo maduro de nuestra vida y no una cifra en un informe", explica uno de los implicados.
Un nuevo movimiento verde acaba de nacer en Madrid y lo están protagonizando los jóvenes. Al fin y al cabo, son ellos quienes sufrirán más tiempo los efectos del calentamiento global, alegan, y no ven que se estén adoptando los cambios que a su juicio son necesarios para combatir este problema y salvaguardar el futuro de su generación.
En Madrid, la semana pasada tuvo lugar la primera gran asamblea estudiantil para organizar un calendario de protestas por lo que consideran falta de acción de las instituciones contra el cambio climático. Tras las manifestaciones de semanas anteriores en Barcelona o Girona, el 1 de marzo habrá sentada frente al Congreso de los Diputados. Unos 80 jóvenes de entre 16 y 30 años pasaron su tarde de viernes (y algunos también la del sábado) de reunión en reunión para debatir sobre cambio climático y sobre cómo tomar cartas en el asunto. Lo primero que convinieron fue agruparse bajo una sola formación, pues en los últimos meses han proliferado, simultáneamente, diversos colectivos autónomos de reivindicaciones ecologistas.
"El 2050 es para nosotros un periodo maduro de nuestra vida y no una cifra en un informe", recalcan en el colectivo Abrir Brecha, uno de los grupos estudiantiles que se están organizando para dar forma a este movimiento juvenil incipiente. Hay quien anticipa incluso un "15M climático", aprovechando que la huelga estudiantil internacional para demandar acción climática se ha convocado el 15 de marzo. Pero los jóvenes quieren que el movimiento vaya más allá de la huelga, y hay planeadas diversas acciones tanto antes como después de la movilización.
Algunos de estos colectivos han surgido al calor del fenómeno de Greta Thunberg, la activista sueca que con 16 años ha iniciado el movimiento estudiantil de protesta por el clima Fridays For Future (por el que estudiantes de más de 270 ciudades están faltando a clase todos los viernes para exigir acción climática sentados frente a sus respectivos parlamentos). Otros, como expansión del grupo de desobediencia civil Extinction Rebellion, que surgió en Reino Unido en octubre y prácticamente acaba de llegar a España.
Así, miembros de Extinction Rebellion, Fridays for Future Madrid, Juventud por el Clima, Abrir Brecha, el Sindicato de Estudiantes y otras asociaciones universitarias como la Ecoaldea de la Universidad Complutense de Madrid así como personas independientes se están organizando para trasladar aquí el movimiento global inspirado en Greta.
Esta organización espontánea de jóvenes de países como Australia, Suiza, Francia, Alemania, Estados Unidos o Bélgica, entre otros, está pidiendo a los dirigentes políticos que "hagan sus deberes". En Bélgica, el fenómeno de protestas masivas encabezado por la joven de 17 años Anuna De Wever ha derivado en la dimisión de la ministra de Medio Ambiente, Joke Schauvliege, después de que esta acusara a los jóvenes de formar parte de un "complot".
La influencia de estas activistas y la llama que han encendido a nivel mundial ha sido un factor importante para que la juventud española se sumara a la ola verde. Días después de que la juventud de Girona organizara protestas estudiantiles por el clima se creó el grupo Fridays for Future Madrid. De este colectivo forma parte Matías, un chico de 16 años que está terminando el instituto y participa activamente en las asambleas del nuevo movimiento verde madrileño. "Greta y Anuna parecen unas personas muy valientes por haberse levantado por el clima e iniciar el movimiento", señala Matías. "Han sido un gran impulso para todos los demás jóvenes y espero que se consiga ese cambio de sistema necesario para abordar el problema".
Y es que la mayoría de ellos coincide en que el cambio climático no se podrá frenar si no es cambiando el sistema económico. Toman así el mismo lema de sus compañeros de lucha en otros países: "cambiemos el sistema, no el clima". Clara, una maquetadora de 29 años, también es de esta opinión: "Somos una generación que ha despertado a la vida política en un contexto de crisis, que ha visto la cara más horrible del capitalismo, y que ha entendido que lo único que genera es opresión y explotación, por lo que no le debemos nada", explica a eldiario.es.
Como Greta, que comenzó a manifestarse un mes antes de las elecciones generales suecas (del 9 de septiembre), la Juventud por el Clima aquí espera que el debate se traslade a las elecciones. Sobre todo teniendo en cuenta el panorama político español. "Se avecina una tormenta perfecta, con cuatro elecciones en un mes" recuerda Florent Marcellesi, eurodiputado de Equo. "Somos el país europeo con más elecciones en un mes y es el momento idóneo para exigir acción política frente la emergencia climática", reitera.
Marcellesi dice tener altas expectativas sobre este movimiento. Habla de un "hartazgo climático" frente al "debate estéril" que hay en España respecto al calentamiento global y espera que se traduzca en un 15M climático. "La gran fuerza de este movimiento juvenil es centrar el tema en lo que realmente importa, el cambio climático, que tiene un impacto directo sobre los jóvenes, pero también sobre los trabajadores, los empleos… Y por ello hablamos de nuestro futuro, no sólo el de la juventud sino el de todos. Pero creo que ellos han dado en la llaga", concluye.
Marta, una estudiante de 20 años muy activa en esta organización emergente, también espera que se traslade a los resultados electorales. Aunque cree en la necesidad de la desobediencia civil, incide en que una reforma también puede cambiar las cosas. Ya lo estamos viendo en la ciudad de Madrid, con los planes contra la contaminación", abunda, y lamenta que "el cambio climático es un tema muy importante al que no se está dando suficiente relevancia".
Ese es el mensaje con que Greta Thunberg lleva recorriendo grandes foros internacionales como el de Davos o la Cumbre Climática de Katowice (Polonia), y con el que ha regañado y señalado a personas concretas, incluido el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. "Están deseando que dejemos de hablar de la crisis del clima y que hablemos de otras cosas, porque saben que no pueden ganar esta pelea. Porque saben que no han hecho sus deberes. Nosotros sí hemos hecho nuestros deberes, háganlos ustedes y escuchen a los científicos", exigió Thunberg en su última intervención en Bruselas.
Sin embargo, Emilio Santiago, antropólogo social y experto en transiciones ecosociales, argumenta que "seria una pena que la potencia de una movilización como ésta acabara instrumentalizada dentro de la campaña electoral". Para él, lo ideal sería que la protesta contuviera "elementos muy potentes de desobediencia civil como para que supusiese un punto de inflexión".
Plantea que la urgencia es tal que la movilización debería desbordar sus cauces tradicionales. "La situación es tan crítica que requerimos algo así como un 8M del clima. O una presión mucho más fuerte. Fantaseemos con la paralización del curso escolar... Al final, ¿qué es perder el curso respecto a perder el mundo?"
De momento, la juventud madrileña tiene prevista una primera sentada frente al Congreso de los Diputados, que tendrá lugar este viernes 1 de marzo, y a la cual esperan que acuda la mayor cantidad de gente posible para ir preparando el terreno de cara al 15M. Por ello apelan a todos los jóvenes "sean de izquierdas o de derechas". Elena Montero, coportavoz de la Red Equo Joven que apoya el movimiento arguye que "hay que permitir primero que cale el mensaje de que colaborando todas juntas se puede hacer frente a estas cuestiones urgentes, y luego ya se entrará en matices ideológicos". En cualquier caso, cree que el juicio al capitalismo llegará de manera inevitable tarde o temprano: "sencillamente no hay recursos para seguir manteniendo una economía de mercado salvaje", sentencia.
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