La inteligencia artificial y los robots podrían crear tantos trabajos como los que desplazan
Image: REUTERS/Andreas Gebert
La automatización no es algo nuevo: desde la revolución industrial, las máquinas han estado reemplazando a los trabajadores humanos en forma gradual. Esto tuvo lugar primero en la agricultura y las artesanías especializadas, como el tejido a mano, luego en la fabricación en serie y, en las últimas décadas, en muchas tareas administrativas.
A medida que los ingresos extra generados por estos avances tecnológicos se han reciclado en la economía, se ha generado una nueva demanda de mano de obra humana y, en general, todavía hay muchos puestos de trabajo para todos.
Sin embargo, una nueva generación de máquinas inteligentes, impulsada por los rápidos avances en inteligencia artificial (IA) y robótica, podría potencialmente reemplazar una gran parte de los trabajos humanos existentes. Si bien se crearían algunos empleos nuevos como en el pasado, la preocupación es que podría no haber suficientes puestos para todos, sobre todo porque el costo de las máquinas inteligentes disminuye con el tiempo y sus capacidades aumentan.
Hay un elemento de verdad en este argumento; de hecho, nuestra propia investigación anterior sugiere que para mediados de la década de 2030, hasta el 30 % de los empleos existentes en la OCDE podrían estar en riesgo potencial de automatización.
Pero esta no es toda la verdad por dos motivos principales, que estudiamos con más detalle en una investigación reciente publicada para el Reino Unido y un nuevo informe sobre China que se lanzará en la reunión del Foro Económico Mundial en Tianjin en septiembre de 2018.
En primer lugar, el hecho de que un trabajo tenga el potencial técnico para ser automatizado no significa que esto definitivamente vaya a suceder. Existen una variedad de factores económicos, políticos, normativos y organizativos que podría bloquear o al menos retrasar considerablemente la automatización. Según nuestro análisis de riesgo probabilístico, nuestra estimación central es que solo un 20 % de los puestos de trabajo existentes en el Reino Unido en realidad pueden ser desplazados por la IA y las tecnologías relacionadas durante los 20 años hasta 2037, llegando a alrededor del 26 % en China debido al mayor potencial de automatización allí, especialmente en la fabricación y la agricultura. Nos referimos a esto como el “efecto de desplazamiento”.
En segundo lugar, y lo que es más importante, la IA y las tecnologías relacionadas también impulsarán el crecimiento económico y crearán muchas oportunidades de empleo adicionales, al igual que lo han hecho otras olas pasadas de innovación tecnológica, desde las máquinas de vapor hasta las computadoras. En particular, los sistemas y robots de inteligencia artificial impulsarán la productividad, reducirán los costos y mejorarán la calidad y la gama de productos que las empresas pueden producir.
Como resultado, las empresas exitosas aumentarán las ganancias, muchas de las cuales se reinvertirán en esas compañías o en otras empresas por parte de los accionistas que reciban dividendos y obtengan ganancias de capital. Para mantenerse competitivas, las empresas tendrán que trasladar la mayoría de estos beneficios a los consumidores en forma de precios más bajos (ajustados por calidad), lo que tendrá el efecto de aumentar los niveles de ingresos reales. Esto significa que los hogares pueden comprar más con su dinero y, como resultado, las empresas tendrán que contratar más trabajadores para responder a la demanda adicional. Nos referimos a esto como el efecto de ingreso, que compensa el efecto de desplazamiento en los puestos de trabajo.
Nuestra nueva investigación arrojó algunas cifras sobre el desplazamiento laboral y los efectos en los ingresos para el Reino Unido, que según descubrimos en investigaciones anteriores, es bastante típico de las economías de la OCDE en su conjunto y China, la más grande de las economías emergentes.
Para el Reino Unido, el impacto neto estimado en el empleo es neutral en términos generales; se proyecta que alrededor de siete millones de empleos (20 %) serán desplazados en nuestro escenario central, pero se creará una cantidad similar de empleos nuevos. Un análisis más detallado sugiere ganancias netas significativas en el trabajo en sectores como el cuidado de la salud, donde la demanda aumentará debido a una población que envejece, pero donde también hay límites al alcance de la automatización debido a la continua necesidad de un contacto humano. Importantes desplazamientos laborales compensarán estas ganancias en áreas como la fabricación y, a medida que los vehículos sin conductor se extienden en toda la economía, en el transporte y la logística.
Para China, se estima un impacto neto negativo en el empleo agrícola, continuando una tendencia de larga data, más que compensada por los grandes aumentos en la construcción y los servicios. En cuanto al Reino Unido, la asistencia de la salud será un área con un considerable potencial de ganancias netas de empleo dado el rápido envejecimiento de la población de China.
Un resultado que puede parecer sorprendente es que se estima que el impacto en el empleo en el sector industrial de China sea neutral en términos generales. Esto refleja el hecho de que, si bien habrá un margen considerable para una mayor automatización en la fabricación china a medida que los salarios allí se eleven, también estimamos que China tomará la iniciativa en la fabricación de productos mejorados con IA (robots, vehículos sin conductor, drones, etc.) que surjan de esta cuarta revolución industrial.
De manera más general, el gran impulso a la economía china por parte de la inteligencia artificial y las tecnologías relacionadas —que estimamos podría ser más del 20 % del PIB para 2030— elevará los ingresos reales en toda la economía. Esto generará una nueva demanda de bienes y servicios que requerirá trabajadores humanos adicionales para la producción, especialmente en áreas que son más difíciles de automatizar.
Si bien nuestras estimaciones sugieren que los temores de desempleo tecnológico masivo son probablemente infundados, esta no es una receta para la complacencia. Al igual que con las revoluciones industriales anteriores, esta última provocará considerables trastornos tanto en los mercados laborales como en los modelos de negocio existentes.
En las próximas dos décadas en China, podríamos ver alrededor de 200 millones de puestos de trabajo existentes desplazados, lo que exigirá que los trabajadores se trasladen a sectores de la industria y lugares donde se crearán nuevos empleos. Sin duda, desde principios de la década de 1980 China ha visto movimientos de trabajadores de las granjas a las ciudades aún más grandes, pero el proceso no será fácil. Teniendo en cuenta el envejecimiento de la población de China, puede ser necesario un aumento de la inmigración para satisfacer la demanda de trabajadores adicionales.
Tanto el gobierno como las empresas influyen en la optimización de los beneficios de la IA y las tecnologías relacionadas al tiempo que se minimizan los costos. Esto último requerirá un aumento de la inversión en capacitación de nuevos trabajadores para nuevas carreras, potenciar sus habilidades digitales, pero también reformular el sistema educativo para enfocarse en habilidades humanas que son menos fáciles de automatizar: creatividad, cooperación, comunicación personal y habilidades gerenciales y empresariales. Las empresas también tienen un papel que cumplir en el fomento de una cultura de aprendizaje permanente entre sus trabajadores.
Para el gobierno, la IA impulsará el crecimiento económico y, por lo tanto, la recaudación impositiva. Esto debería permitir el fortalecimiento de las redes de protección social, incluidos los sistemas estatales de salud y asistencia social, para aquellos a quienes les resulta difícil adaptarse a las nuevas tecnologías. Estas medidas serán importantes si los enormes beneficios potenciales de la IA y las tecnologías relacionadas se extienden lo más ampliamente posible por la sociedad.
Lea el informe completo: El impacto neto de la IA y las tecnologías relacionadas en el empleo en China
John Hawksworth es economista en jefe de PwC.
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