Tecnologías emergentes

La inteligencia artificial puede ayudarnos a develar el sistema operativo más complejo del mundo: el cuerpo humano

Mincheng Ni, who lost both his hands in an accident, demonstrates a Brain Robotics artificial intelligence powered prosthetic hand at CES in Las Vegas, Nevada, U.S. January 7, 2018.

Image: REUTERS/Rick Wilking

Ken Mulvany
Co-founder and Chairman, BenevolentAI

Una revolución silenciosa que tiene el potencial, quizás más que cualquier revolución tecnológica anterior, de beneficiar profundamente a la humanidad está teniendo lugar. Es la convergencia de la inteligencia artificial (IA) y la asistencia sanitaria.

Hay un gran debate sobre cómo la IA puede complementar, cambiar y mejorar la inteligencia humana. Pero mientras intentamos mejorar nuestras mentes, ¿no deberíamos también buscar la forma de potenciar, proteger y entender nuestros cuerpos?

He trabajado en la búsqueda de curas para enfermedades durante toda mi carrera. Mi entusiasmo por la IA es su potencial para utilizar nuevas interacciones entre humanos y máquinas para develar el sistema operativo más complejo del mundo: el cuerpo humano. La inteligencia avanzada y el razonamiento de la IA pueden ayudarnos a entender nuestros cuerpos como nunca antes, potenciar la creatividad humana y ayudar a los científicos a desarrollar nuevos medicamentos.

Desde el punto de vista del estilo de vida, la amplificación de la inteligencia es un lugar común en la actualidad. Sucede cada vez que abrimos nuestros teléfonos inteligentes, buscamos en Internet e interactuamos con dispositivos en nuestros hogares. Pero hay un área donde el uso de la IA será mucho más importante que simplemente posibilitar nuestro estilo de vida. Se trata de la mayor necesidad humana no satisfecha: el tratamiento de las enfermedades.

Tenemos la suerte de vivir en un momento en que nuestras vidas se extenderán mucho más allá de lo que hubiéramos imaginado hace 50 años. Pero si bien podemos vivir más tiempo, no necesariamente podemos esperar pasar nuestros últimos años con buena salud. Enfermedades debilitantes como el cáncer, el Alzheimer y la diabetes ya representan una carga sin precedentes para las familias, la sociedad y la economía.

Image: Prevalencia de cáncer a medida que envejecemos/ Cancer Research UK

En un mundo donde tanto se ha logrado gracias a la tecnología deberíamos preguntarnos: ¿por qué todavía hay alrededor de 9000 enfermedades que no tienen tratamiento alguno? ¿Por qué hay 300 millones de personas que padecen enfermedades raras para las cuales, bajo el modelo económico actual, nunca se desarrollará un medicamento? ¿No debería la tecnología tener un impacto mucho más grande aquí?

Por supuesto, ya podemos ver a la IA haciendo un progreso importante en algunas áreas de la atención médica. Por ejemplo, en el gran avance en la detección temprana y el diagnóstico preciso de enfermedades que ha empoderado a los médicos de una forma que nunca hubieran concebido cinco años atrás. Pero eso es solo una parte del problema. Imagine que le diagnostican una enfermedad y luego le dicen que no tiene tratamiento.

La búsqueda de tratamientos para las enfermedades está llena de desafíos. La lección que aprendí en biotecnología, antes de fundar mi empresa de inteligencia artificial, es cuán grande puede ser el desafío en I + D farmacéutico. El derivado de este desafío es el costo, el tiempo y una necesidad crucial no satisfecha en enfermedades no tratadas que hasta ahora ha sido demasiado difícil de resolver. El proceso entre el descubrimiento de un medicamento nuevo y la aprobación de la FDA puede tener un costo promedio de 2,6 mil millones de dólares, y demorar entre 10 y 15 años. Esto por sí mismo ya es suficientemente malo. Lo que lo hace aún peor es que el 97% de todos los programas de I + D fracasan.

Image: El coste de desarrollar una nueva droga se ha disparado a los 2,6 miles de millones de dólares/ Estudios CSDD Tufts, 2014

No es un problema fácil de resolver. En pocas palabras, la biología es muy compleja. Encontrar y comprender la causa subyacente de una enfermedad es sumamente difícil, y mucho más encontrar una cura. El cuerpo humano es el sistema de datos más grande conocido con más de 37 billones de células. Es el resultado final de millones de años de evolución y un número infinito de factores y permutaciones. Cuanto más profundizamos en el estudio de nuestro cuerpo, como la secuenciación del genoma humano, más nos damos cuenta de que nos queda mucho por aprender.

El problema no es solo la complejidad de la biología. Es que nosotros, como seres humanos, podemos absorber y procesar una cantidad de información limitada. Para darle una idea de la cantidad de información que existe, tenga en cuenta que solo en el dominio biomédico, se publican 10.000 nuevos artículos científicos por día, más de 100 millones de patentes científicas, cientos de bases de datos genómicos y químicos profundos y valiosos, y decenas de miles de datos de ensayos clínicos. No es algo que los seres humanos estén diseñados para procesar.

Lo que queda perfectamente claro es que hay problemas de gran complejidad en la ciencia, y que nuestras habilidades de pensamiento humano no han evolucionado lo suficiente para resolverlos. Pero como somos inteligentes, hemos inventado nuevas tecnologías de pensamiento que pueden trabajar junto a nosotros para resolver estos problemas.

Eso es exactamente lo que estaba tratando de lograr en mi propia empresa. Quería tener una conversación con una IA capacitada en biología humana. Quería decir "computadora, encuéntrame una cura para ELA". Luego, la computadora leería cada dato, cada artículo científico, cada base de datos de química, cada base de datos del genoma, todo. La IA podría contextualizar lo que esa información y los datos significaban. Podría razonar, comprender y proponer la causa molecular subyacente de ELA... y, bueno, mostrarme cómo desarrollar un medicamento para tratarla.

Si bien puede faltar un tiempo para poder mantener esta conversación, no está tan lejos como muchos de nosotros pensamos. Mucha gente está hablando sobre la narrativa de la IA en la asistencia sanitaria en tiempo futuro, pero la realidad es que está sucediendo ahora. La tecnología de la IA está dando el salto entre ser pasiva y ser generadora. Las herramientas generadoras de inteligencia artificial utilizan computadoras y algoritmos para razonar y dar explicaciones por sí mismas. Todo lo que necesitan es conocer nuestros objetivos y nuestras limitaciones.

Entonces, ¿dónde estamos en relación al uso de IA en el espectro de la salud?

Como científicos, matemáticos e ingenieros informáticos, hemos creado algoritmos que son mucho más inteligentes que nosotros para ciertas tareas, pero en otras, no son tan inteligentes como los humanos, porque no es necesario que lo sean. Su calculadora es más inteligente que usted en aritmética. Una IA de RMN es más inteligente que usted para trazar un perfil espacial y molecular, y puede predecir la distancia entre los enlaces químicos mejor que usted. Un gráfico de conocimiento con miles y miles de millones de puntos de datos sabe más sobre biología que usted.

Aún no hemos alcanzado el límite superior de innovación y avance exponencial en biología y ciencias de la vida a través del uso de la tecnología de IA. Sin embargo, estamos en un punto en el que la combinación de algoritmos avanzados, mayor poder de procesamiento y acceso a grandes cantidades de datos permite a los científicos y las máquinas, trabajando en conjunto, desarrollar profundos conocimientos sobre la biología y las enfermedades a un nivel mucho más allá de lo posible para los humanos por sí solos.

En biología y ciencias de la vida, estamos a punto de experimentar un período extraordinario de innovación, al ritmo que hemos visto en otros campos ricos en datos, impulsado ​​por los avances en ciencias de la computación e ingeniería. En los próximos cinco años, veremos más transformación en la atención médica que en los cincuenta anteriores. Gran parte de esa transformación provendrá de la tecnología, y gran parte de esa tecnología será impulsada por la inteligencia artificial.

Con la ayuda de IA, estamos al comienzo de un renacimiento sin precedentes en la ciencia de la salud humana. En los últimos años, estamos empezando a comprender las enfermedades con las que hemos luchado por... bueno, por siempre.

Como sociedad, debemos optar por cómo usar esta poderosa tecnología. Podemos elegir tenerle miedo a la IA. O podemos usarla para ayudarnos, empoderarnos y colaborar con nosotros, superar nuestras limitaciones cognitivas, asistirnos en lo que los humanos hacemos mal y permitirnos hacer lo que queremos hacer, mejor y más rápido. Y a medida que descubrimos nuevas formas de dar inteligencia a las máquinas, podemos imaginar un mundo donde distribuimos esa inteligencia a todos los científicos del mundo, al igual que se distribuyó la electricidad a través de una red para proporcionar energía al trabajo.

Ken Mulvany es cofundador y presidente de Benevolent AI.

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