Impacto de las remesas en las decisiones de los hogares en Guatemala
Image: REUTERS/Luis Echeverria
Las remesas son fundamentales para la economía de Guatemala, y representaron más del 11% del PIB en 2017. Estas transferencias de ingresos, que provienen en su mayoría de Estados Unidos, han ayudado a reducir la pobreza en el país y han contribuido a que los hogares que reciben remesas inviertan más en educación.
En nuestro estudio más reciente examinamos el grado en que las remesas incidieron en los hogares receptores a la hora de tomar decisiones sobre invertir en educación o sumarse a la fuerza laboral. Estimamos que mediante políticas que mejoren las condiciones laborales en Guatemala es posible ampliar la participación de los beneficiarios de remesas en el mercado de trabajo, y, a la larga, mejorar las perspectivas de crecimiento del país.
Guatemala, país que en 2017 registró una tasa neta de emigración del 14%, ocupa el undécimo lugar en el mundo entre las economías emergentes que reciben remesas, y el segundo lugar, detrás de México, en América Latina y el Caribe. En los últimos años, las remesas recibidas por Guatemala han registrado una tendencia ascendente: en 2017 llegaron al 11% del PIB, y en 2014 representaban el 46% del ingreso total de los hogares que dependen de las remesas (uno de cada diez).
Las remesas son el segundo rubro de ingreso de divisas, después de las exportaciones, y superan con creces los ingresos en moneda extranjera derivados del turismo o de la inversión extranjera directa.
La gran cuantía de los ingresos provenientes de las remesas ha despertado interés debido a su impacto en los hogares beneficiarios.
Varios estudios han demostrado que las remesas reducen la pobreza y mejoran significativamente la calidad de vida y la salud de los integrantes de dichos hogares, que tienden a gastar relativamente más en electricidad y en servicios de saneamiento, agua y recolección de desechos.
Los hogares que reciben remesas también tienden a invertir más en educación, según nuestro análisis. Esto podría deberse a que las remesas ayudan a financiar el costo de la educación y reducen la necesidad de que los miembros más jóvenes de los hogares abandonen la escuela prematuramente para trabajar y contribuir a los ingresos del hogar.
Teniendo esto en cuenta, una mayor inversión en capital humano definitivamente redundaría en un mayor crecimiento si las personas que reciben remesas desean incorporarse a la fuerza laboral. En este sentido, es necesario formular dos preguntas: ¿Desalientan las remesas la participación en el mercado laboral?, y ¿ofrece el mercado laboral de Guatemala oportunidades de empleo suficientemente bien remunerado para que la inversión en educación sea rentable?
Para responder a estas preguntas, analizamos con detenimiento las decisiones relativas a la oferta de trabajo de los hogares que reciben remesas y de los que no las reciben.
Teniendo en cuenta que son simples transferencias de ingresos, cabría pensar que las remesas podrían tener un efecto negativo en la participación en el mercado laboral si sus beneficiarios sustituyen con remesas los ingresos que tanto les cuesta conseguir mediante el trabajo. Y considerando que la distancia entre el remitente y el receptor hace difícil controlar cómo se usan las remesas, pueden surgir problemas de riesgo moral que induzcan a los receptores a desviar recursos hacia consumos improductivos.
En cambio, según nuestro análisis, la oferta de mano de obra de los hogares que reciben remesas es relativamente más elástica y responde más a los cambios salariales en los tres grupos de edad considerados: 15 a 25, 26 a 40 y 41 a 65.
Por ejemplo, en el caso del grupo 41 a 65 años de edad, un aumento del 1% en los salarios semanales aumenta en 0,5% las horas semanales que los hogares beneficiarios de remesas están dispuestos a trabajar, frente a un aumento de tan solo 0,2 % en el caso de los hogares que no reciben remesas.
Algunos datos también indican que hay un porcentaje más alto de microempresarios entre los hogares que reciben remesas, lo que hace pensar que las remesas podrían a aliviar las restricciones financieras de los hogares cuyos miembros trabajan en forma autónoma.
El hecho de que las remesas no desincentiven la oferta de trabajo lleva a pensar que la clave para ampliar el efecto positivo de las remesas en el empleo y el crecimiento es promover oportunidades de empleo atractivas reduciendo el empleo en el sector informal.
La tasa de desempleo, de aproximadamente 3,1 % de la fuerza laboral, sigue siendo baja. Sin embargo, la mayor parte del empleo tiene lugar en el sector informal, el cual concentra el 70% del empleo total (40% en América Latina)
Para poner freno a la informalidad en Guatemala se necesita un programa integral que permita aumentar la productividad y ampliar la cobertura de las prestaciones sociales para todos los trabajadores, incluidos los que trabajan por cuenta propia. Para promover el empleo en el sector formal también es importante ampliar los programas de pasantías, como Mi Primer Empleo, y la capacitación profesional, y asegurar que el trabajo a jornada parcial sea una vía para llegar a un empleo formal que garantice los derechos laborales de este grupo y que esté remunerado de manera acorde al tiempo efectivamente trabajado.
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Kimberley Botwright
11 de noviembre de 2024