Por qué los grandes CEOs no dejan que sus hijos se acerquen a la tecnología (y a qué colegios los llevan)
Image: REUTERS/Eric Gaillard
Los hijos de Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Microsoft) o Sergey Brin (Google) no han sido niños con barra libre de tecnología en sus casas pese a sus padres y las empresas que dirigen o han dirigido. Lo mismo ocurre con muchos otros hijos o sobrinos de grandes CEOs de empresas tecnológicas que incluso apuestan para la educación por colegios donde la tecnología no tiene cabida ni en su mínima expresión.
¿Qué argumentos dan para poner límites al uso de la tecnología en casa? ¿Cómo son los colegios a los que mandan a sus hijos en Silicon Valley?
Uno podría imaginar que en casa de Steve Jobs, allá por 2010, poco después de que en el escenario del Yerba Buena Center de San Francisco él mismo presentara en enero el primer iPad de Apple, el dispositivo fuera un habitual en manos de sus hijos. Sin embargo no era así.
De Steve Jobs es conocido que el uso de la tecnología estaba bastante restringida en su casa, como contó a un periodista del NYT ese mismo año al preguntarle éste sobre lo contentos que estarían sus hijos con el reciente lanzamiento del tablet de Apple. "No lo han usado, nosotros limitamos la cantidad de tecnología que nuestros hijos usan en casa"
¿Por qué no usaban sus hijos un producto ideado por él? Según Walter Isaacson, autor de la biografía de Steve Jobs, el foco de la interacción de Jobs con sus hijos en casa se centraba más en lectura, historia o actividades que no implican el uso directo de tecnología. Así lo vivió él en el largo tiempo que pasaba en casa con Jobs y su familia mientras preparaba el libro.
No matar la creatividad o evitar un posible uso abusivo de dispositivos son los principales motivos por los que la tecnología está controlada en casa de quien fácilmente hubiéramos pensado que ofrece un paraíso tecnológico para sus hijos. Incluso CEOs tan importantes como Tim Cook (Apple) advierte de que no todo vale en el uso de la tecnología en educación y los niños. Para él, como expresó en una reciente visita a un centro educativo del Reino Unido, la tecnología en educación debe ser aplicada de manera coherente y según materias.
Dijo además no estar nada satisfecho de que la propia tecnología que crean en Apple se use a todas horas. Para Cook, esa situación de uso continuado y casi impulsivo no es una demostración del éxito de sus productos. Sobre el control del uso de tecnología por parte de los hijos, no es su caso porque no tiene, pero admitió que a su sobrino no le deja usar las redes sociales.
Tim Cook, CEO de Apple, reconoce que la tecnología porque sí en educación no funciona. Y dirige Apple, quizás una de las compañías con más énfasis precisamente en ése ámbito
Bill Gates es otro ejemplo muy conocido de control del uso de la tecnología un tanto sorprendente por tratarse de quien es. Es su casa, un elemento tan habitual como el teléfono móvil no se les entregó a los hijos hasta los 14 años, aunque en el entorno de sus hijos ese dispositivo fuera de uso muy común. Estamos hablando, eso sí, de hace más de 10 años, cuando la edad de introducción del teléfono móvil entre adolescentes no era tan baja como ahora, situada en los 10-11 años.
Los hijos de Bill Gates tenían además un uso bastante controlado del teléfono, que estaba vetado a la hora de comer así como llevarlo a la cama antes de dormir. Aquí la familia de Gates seguía fielmente lo que la American Academy of Pediatrics recomienda: nada de pantallas hasta los dos años y después máximo 1-2 horas al día y nunca en horas de comida o antes de irse a dormir.
La tecnología, como comentó en una entrevista el propio Gates, debe ser usada de manera positiva y evitar un abuso según la etapa, el lugar o propósito que pretendamos conseguir.
El uso de tablets, móviles u ordenadores de niños en hogares de grandes mentes y CEOs de empresas tecnológicas es en muchos casos más restrictivo que el que podríamos pensar
Aunque los más conocidos son los casos de dos referentes como Steve Jobs y Bill Gates, apoyados en su perfil más mediático, entrevistas y confesiones en biografías, no es una situación aislada. Más bien todo lo contrario.
Si bien cabría pensar que por el perfil altamente conectado de sus padres, los hijos de los CEOs de las más grandes empresas de Silicon Valley, pasan sus días entre pantallas, la realidad es otra: limitan la tecnología adecuándola a la edad de los hijos, justo como muchos padres hacemos con nuestros hijos aunque no dirijamos grandes empresas tecnológicas ni nada por el estilo.
En el caso de trabajadores de Silicon Valley, hay otro hilo conductor común en muchos casos: la preocupación por el uso compulsivo y sin control.
Karim Dia Toubajie, que ha trabajado para Playstation, hablando sobre la educación de su hija cuando tenía 16 meses, lo refleja muy bien: trabajan en empresas de tecnología y, en algunos ámbitos, conocen cómo han sido diseñados juegos o dispositivos para querer usarlos de manera continua.
No matar la creatividad y volver a lo analógico en un entorno demasiado digital: los argumentos de quienes más hacen por la tecnología
Esa tendencia de empresarios, trabajadores o directamente CEOs afincados en Silicon Valley, advirtiendo del mal que creen que es la pantalla de un dispositivo está en auge. Son pioneros de Facebook, Google y otras tecnológicas que ahora buscan luchar contra todo aquello que crearon.
¿Los motivos? Según los autores del libro ´Screen Schooled´ y ex-empleados de las principales empresas de tecnología y otras figuras importantes del sector, ahora agrupados, la tecnología usada de forma compulsiva acaba con la creatividad y limita las relaciones sociales.
Incluso un antiguo ejecutivo de Google, Tristan Harris, advierte de los trucos que sitios como Facebook o Youtube usan para mantener nuestra atención y a los que los más pequeños son especialmente propensos sin que se den cuenta de lo que ocurre debido a su inmadurez.
Sergey Brin, uno de los fundadores de Google, tiene dos hijos con Anne Wojcicki, CEO de una de las start-up más destacadas de Silicon Valley: 23andme se dedica a realizar test de ADN. Con una edad en la actualidad de seis y nueve años, hace tres años confesaron en una entrevista a The Guardian cómo llevaban el uso de tecnología en casa.
En casa de uno de los fundadores de Google se trata de huir del uso de la tecnología por una simple razón: sus padres trabajan rodeados de ella y en casa prefieren diversificar actividades con sus hijos
Según Anne, hasta los dos años no hubo exposición a las pantallas por parte ni de su hijo ni hija. A partir de ahí, el uso habitual sin excesos y controlando por ejemplo el acceso a Internet, aunque siempre tratando de que fueran ellos los que controlaran el uso excesivo. Ésa era una de sus mayores preocupaciones como responsables en casa de dos grandes compañías. Para ellos, trabajar en Silicon Valley y estar rodeados de tecnología hace que en casa sean más estrictos con su uso, en parte porque ellos mismos quieren evitarla y diversificar actividades.
Curiosamente, cuando comen fuera de casa en restaurantes, sus hijos tienen permitido jugar con sus dispositivos móviles "para que no los echen"del mismo.
En algunos casos ese control sobre la tecnología para evitar una sobreexposición va más allá del ámbito doméstico y se traslada, de forma contundente, a la educación fuera de casa. Sí que es en esa aproximación a la educación de los hijos cuando surgen las curiosidades.
Conocidos CEOs, entre ellos Steve Jobs, y otros tantos menos mediáticos pero relacionados de forma intensa y directa con la tecnología por sus empresas en pleno Silicon Valley, llevan a sus hijos a colegios Waldforf, conocidos por ser centros donde la tecnología está prácticamente vetadasi hablamos de los cursos previos a la secundaria.
De los más de 160 centros Waldorf de EEUU, 40 están situados en California. Puede ser casualidad, pero ese arraigo es muy importante en Silicon Valley, cuna oficiosa de la tecnología mundial.
En una de esas escuelas en la zona de Silicon Valley, concretamente en la Waldorf School of the Peninsula, la gran mayoría de su alumnado es hijo de directivos e importantes trabajadores de gigantes de la tecnología. Como el CTO de eBay, cuyos hijos, hace ya siete años, estudiaron allí bajo el peculiar sistema de la pedagogía Waldorf. También lo hacen los de Google, Yahoo, Apple y muchas de las start-up punteras del momento.
En esa escuela, con dos campus, uno en Los Altos y otro en Mountain View, no hay tablets, televisores o pantallas que valgan. Ni hablar del teléfono móvil. La decoración es sobria, con mucho material noble y herramientas educativas completamente analógicas como tijeras, tizas, hilos, libros y mucho lápiz y papel.
La escuela Waldorf en Silicon Valley fue creada en 1984 “para proporcionar a los hijos de la cultura de la velocidad y tecnología una educación para el corazón y la mente”. En ella más de dos tercios de sus alumnos son hijos de directivos de las más grandes empresas de tecnología de Silicon Valley
Así es en los colegios Waldorf de educación infantil y primaria, ya casi 1100 repartidos por más de 60 países. Aunque la mayoría de los centros de EEUU son privados, en Europa es más fácil encontrar también concertados e incluso públicos que trabajan bajo una manera de ver la educación que el año que viene cumplirá ya 100 años. Su cuna es Alemania, de la mano del filósofo y educador Rudolf Steiner.
En el colegio Waldorf de Silicon Valley no hay tablets, ordenadores y mucho menos teléfonos móviles. Ni libros digitales. Si hay que ser creativos, si hay que dibujar, aunque podamos hacerlo en una pantalla, en los centros Waldorf la tecnología está vetada y solo podemos usar las manos con papel y lápiz.
Tampoco los vídeos y el televisor tienen cabida en las clases. Según la pedagogía Walford, la tecnología ayuda a que la creatividad y libertad de estos primeros años de los alumnos se estanque o quede condicionada. Lo que pretende un profesor Waldorf es propiciarla de manera natural, sin estar sentados en una silla, con juego libre.
Ya en primaria, el método Waldorf se centra en el desarrollo de la expresión artística y las capacidades sociales. Y no solo se trata de aplicarlo en clase sino en casa. Allí también conviene que la tecnología esté limitada o incluso prohibida. ¿Hay que repasar fracciones? Mejor con pizzas y partiendo tartas que con una app de un iPad.
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