Aquí le contamos por qué los latinoamericanos prosperarán en la era de los robots
Image: REUTERS/Juan Carlos Ulate
América Latina tiene un punto de partida desafiante en cuanto al déficit de habilidades. Según las Encuestas de Empresas del Banco Mundial, el 31,6 % de las empresas de la región tiene problemas para encontrar trabajadores que posean la suficiente capacitación. Eso es considerablemente más alto que el promedio mundial del 21,2 %; de hecho, representa la cifra más elevada entre las regiones en el estudio de 139 países.
La urgencia de recalificar a los trabajadores para la era de las máquinas inteligentes es particularmente crítica para América Latina, puesto hay muchos trabajos están en riesgo. Nuestra propia investigación estima que el 27 % de los latinoamericanos que trabajan en la economía formal tienen empleos en los que dedican la mayor parte del tiempo a tareas rutinarias. Más del 40 % tienen empleos con una cantidad moderada de trabajo de rutina.
En pocas palabras, un mayor número de trabajadores de América Latina necesita "adaptar" los trabajos nuevos o modificados que crearán las tecnologías inteligentes. Sin la adopción de medidas decisivas, los trabajadores desplazados por la automatización podrían terminar en un trabajo informal, y reducir aún más los niveles de salarios en el límite inferior de la escala de ingresos y amenazar el valioso progreso que América Latina ha logrado en la reducción de la informalidad y la desigualdad. Un círculo vicioso de informalidad, insuficiente capacitación y baja productividad podría anular el potencial de crecimiento que las tecnologías inteligentes ofrecen a la región. Sin embargo, este panorama sombrío se puede evitar.
Todas las economías están luchando con este dilema, y nadie tiene todas las respuestas. Según nuestra investigación sobre tecnologías inteligentes y empleo, consideramos que las respuestas más efectivas se basarán en la comprensión de dos maneras en que las tecnologías inteligentes transforman el trabajo: conferir a los trabajadores con poderes "sobrehumanos" y desplegar las capacidades humanas que las máquinas no pueden igualar.
En primer lugar, al trabajar con máquinas y sistemas inteligentes, los empleados pueden adquirir poderes físicos y mentales sin precedentes: los proveedores de cuidados médicos pueden levantar pacientes pesados utilizando exoesqueletos inteligentes, y los ejecutivos pueden extraer información de patrones ocultos en conjuntos de datos masivos.
Los beneficios son claros, aunque los procesos, los comportamientos y las culturas se deben adaptar. Será necesario que muchos empleados reciban capacitación para incorporar la inteligencia artificial y los robots en sus rutinas diarias. Un grupo más pequeño encontrará trabajo en la administración de la tecnología. Las máquinas inteligentes se deben entrenar, mantener y guiar. Aún se requiere un ser humano para evitar que una computadora dé un salto lógico que infrinja las normas y reglas sociales o legales. Estas capacidades adquirirán mayor importancia.
En segundo lugar, cuando las máquinas asumen las tareas rutinarias, las empresas pueden impulsar el talento humano. Las descripciones de los puestos de trabajo futuros resaltarán las habilidades que verdaderamente distinguen a los humanos. Entre ellas, se incluyen la creatividad, la empatía, la flexibilidad y el juicio en medio de la incertidumbre: la capacidad de improvisar sobre la marcha. Actualmente, los empleadores aprecian estas habilidades sociales y de comportamiento ya que son fundamentales para la innovación. Gracias a las máquinas que llevan a cabo pesados levantamientos técnicos y físicos para mantener las operaciones más básicas e imprescindibles, los equipos de humanos colaborativos, ágiles y multidisciplinarios impulsarán el negocio con imaginación y espíritu emprendedor.
En función de la composición de la fuerza de trabajo latinoamericana —la región tiene la mitad de los trabajadores altamente calificados de Europa y los Estados Unidos, y un 50 % más de trabajadores con habilidades bajas y medias— el desafío del perfeccionamiento profesional parece abrumador. Pero la llegada de los sistemas inteligentes también podría ser una oportunidad para reducir las diferencias con las economías avanzadas. Sin duda, la naturaleza de las habilidades necesarias en la era de las máquinas inteligentes puede en realidad favorecer a América Latina.
¿Cómo? Si pensamos en la aparición de Internet y la "economía del conocimiento", vemos que desencadenó un aumento en la demanda de habilidades técnicas y trabajadores capacitados en las disciplinas académicas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (science, technology, engineering & mathematics, STEM). Asia, como región, aprovechó la ocasión para orientar la educación y la capacitación hacia esas necesidades. América Latina tuvo resultados menos satisfactorios.
Esta vez, las habilidades técnicas específicas, que son efímeras y necesitan una actualización continua, son vulnerables a la automatización. En cambio, las habilidades conductuales, cognitivas y sociales adquieren una nueva importancia. Se podría aducir que la creatividad, la colaboración, la resiliencia y la toma de riesgos son todas las habilidades que las culturas latinoamericanas han valorado y cuidado; han sido fundamentales para desarrollar destrezas frente a las condiciones de inestabilidad. Además, estas habilidades "más interpersonales" no se limitan a los ricos, o los más instruidos y bien conectados, lo cual brinda oportunidades a un sector más amplio de la sociedad.
Otra ventaja potencial: en América Latina, los consumidores y los trabajadores han mostrado un interés notable a nivel mundial por interactuar con las nuevas herramientas digitales. Según Statista, Brasil, México y Argentina representan tres de los cuatro usuarios más importantes de redes sociales del mundo, medidos en promedio de horas por día.
Con inversiones en perfeccionamiento, estos rasgos y tendencias culturales se pueden convertir en las habilidades que los empleadores soliciten y a las que den prioridad para la fuerza de trabajo futura. Esta podría ser una oportunidad para que América Latina dé un salto en el aprendizaje y el desarrollo de habilidades.
En una frase, las empresas deben acompañar las palabras con acciones. Durante muchos años, las empresas en América Latina y en todo el mundo han hablado de una brecha de habilidades cada vez mayor. Incluso durante períodos de alto desempleo, los empleadores sostienen que les resulta difícil encontrar aspirantes calificados. En una reciente encuesta, por ejemplo, más del 60 % de los ejecutivos de primer nivel de Brasil nos dijeron que su principal problema en el lugar de trabajo es la creciente brecha de habilidades.
Sin embargo, las empresas han hecho recortes en capacitación. En una reciente encuesta global de Accenture, cuando se les preguntó cómo ajustarían los presupuestos de capacitación para cumplir con los requisitos de habilidades de la empresa inteligente, el 40 % de las empresas dijo que no tenía planes de aumentar el gasto, el 57 % previó pequeños aumentos y solo el 3 % programó aumentos significativos. En Brasil —el único país de América Latina en la encuesta— solo el 1 % dijo que aumentaría los presupuestos de manera significativa.
Ciertamente, solo arrojar dinero al problema no es la solución. Los trabajadores también necesitan tiempo para capacitarse, por ejemplo. En una encuesta global, los empleados nos dijeron que el principal obstáculo para participar en la capacitación es conseguir el tiempo durante el día de trabajo.
La buena noticia es que los empleados están deseosos de recibir la capacitación que necesitan para conservar su empleo a medida que las empresas automatizan más tareas y procesos. Accenture reveló que el 67 % de los trabajadores de todo el mundo (y el 61 % en Brasil) creen que aprender a trabajar con máquinas inteligentes será importante o muy importante para ellos en los próximos tres a cinco años.
Las empresas deben sacar la capacitación de la era de la línea de montaje a fin de superar el reto de las habilidades. El aprendizaje "empírico" —aprender mediante la práctica y la observación— resulta más eficaz que las conferencias para enseñar las habilidades cognitivas y sociales requeridas. Jorge Zárate, director de Operaciones Globales de Grupo Bimbo, el gigante mexicano de la panificación, sostiene: "Allí donde las clases tradicionales no son eficaces, como sucede a menudo, tratamos de utilizar enfoques de aprendizaje que se centren en la interacción humana".
Las empresas deben buscar oportunidades de aprendizaje práctico y reclutar empleados con experiencia para ayudar a los colegas más jóvenes. Al enseñar habilidades técnicas —como la manera de trabajar con un sistema de inteligencia artificial— conviene utilizar "micromódulos" que son más cómodos y pueden ayudar a los empleados a asimilar más información.
Por último, las empresas deben aprovechar las nuevas tecnologías para la enseñanza. Desde Airbus hasta Walmart, las empresas están utilizando la realidad virtual y la realidad aumentada para capacitar a los trabajadores. Los auriculares colocan a los empleadores en la escena —por ejemplo, el fuselaje de un avión— y muestran datos relevantes, como la forma en que un componente determinado está instalado correctamente. En Walmart, nuevos socios se preparan para la locura de compras del “viernes negro” con un curso de realidad virtual. Las empresas también están utilizando la tecnología de inteligencia artificial en la capacitación en línea. El sistema analiza los avances del estudiante y, en función de pruebas de aptitud, sugiere ejercicios personalizados para reforzar habilidades específicas.
Replanteo de las estrategias de habilidades del gobierno
El apoyo del gobierno desempeñará un papel fundamental para favorecer la transición de los trabajadores a la "empresa inteligente". Ya sea que se imparta a través del sistema educativo o en programas de perfeccionamiento y desarrollo de la fuerza laboral, la capacitación en habilidades gubernamentales también debe actualizarse para la era de las máquinas inteligentes.
Minimizar el riesgo acrecentará las probabilidades de éxito. Al identificar sectores y regiones más vulnerables a las interrupciones, los gobiernos pueden focalizarse en los trabajadores que presentan mayor riesgo para su reentrenamiento. En América Latina esto incluye a los trabajadores de la industria manufacturera, del transporte y las comunicaciones.
Todas las naciones deben diseñar estrategias de formación de habilidades que sean relevantes para sus realidades y tendencias económicas. Esto significa entender qué industrias (y profesiones y habilidades relacionadas) serán líderes de crecimiento. También significa comprender los planes nacionales para invertir en infraestructura y capacidades tecnológicas. Estos aspectos afectarán la rapidez con la que se afianzarán las tecnologías inteligentes. Para avanzar rápidamente se requiere una concentración absoluta en la actualización dinámica de aptitudes. Avanzar demasiado lento significa retrasarse con respecto a otros países en cuanto a crecimiento y competitividad. El momento de planificar es ahora.
Las empresas y los gobiernos de América Latina tienen la responsabilidad de convertir este imperativo de nuevas habilidades en una oportunidad mediante la inversión en tiempo, dinero y energía para aprovechar las ventajas potenciales de la región. Los empleados están preparados.
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