Colocar la salud y el empoderamiento de las mujeres en el centro del desarrollo
Image: REUTERS/Tiksa Negeri - RTX24DMI
La semana pasada, cuando se celebró el Día Mundial de la Población, pensé en la alegría que representan los niños y el derecho de las mujeres a decidir cuándo tener hijos. Es importante para las mujeres, pero también para la sociedad en conjunto. No puede existir desarrollo sostenible si las mujeres no están empoderadas, y no puede haber empoderamiento de las mujeres sin acceso a un conjunto amplio de servicios de salud materna y reproductiva. La planificación familiar es uno de esos servicios.
En la Cumbre de Londres sobre la Planificación Familiar, más de 60 asociados se reunieron y prometieron una suma de más de USD 2000 millones para asegurar que otros 120 millones de mujeres y niñas accedan a servicios de planificación familiar voluntaria a más tardar en 2020. Es lo correcto, y es una medida acertada. La economía del futuro exige la participación plena de las mujeres. Decidir ser madre o no, en qué momento y cuántos hijos tener es una de las decisiones más básicas que una mujer puede tomar, y esta opción determina con qué grado de eficacia ella puede participar en la vida económica de la sociedad en que vive. En un estudio realizado en Bangladesh se concluyó que las comunidades con acceso a servicios de planificación familiar registraban tasas de mortalidad infantil un 30 % más bajas; las mujeres recibían salarios un 40 % más altos, y todos los adultos poseían un 25 % más de activos físicos que aquellos de las comunidades donde no existían tales servicios.
La inversión del sector público en planificación familiar en los países de ingreso mediano/bajo llega solo al 17 %
”Pese a la necesidad de invertir en planificación familiar y el hecho que estos servicios tienen sentido desde el punto de vista económico, la inversión del sector público en este ámbito en los países de ingreso mediano bajo llega solo al 17 %. Las usuarias pagan directamente el 54 % del costo de los anticonceptivos, lo que significa que las mujeres están financiando su propia atención. Los asociados en la tarea del desarrollo, que no han contraído compromisos sustanciales en el tema, son también responsables de un voluminoso y creciente déficit de financiamiento en este ámbito. Esto es inaceptable e insostenible.
Por ello, me complació ver que no solo los ministros de salud sino también los ministros de finanzas de Nigeria, Pakistán, Afganistán, Sierra Leona, Malawi, Uganda y Bangladesh estuvieron de acuerdo en que la planificación familiar es crucial para el éxito a largo plazo de sus economías y sociedades. Desde todo punto de vista, la planificación familiar es la ‘mejor opción’ en materia de desarrollo.
El Banco Mundial ha estado invirtiendo durante décadas en planificación familiar como parte de programas amplios de servicios de salud materna y reproductiva. En el último ciclo de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo del Banco para ayudar a los países más pobres, hemos invertido alrededor de USD 1000 millones en salud materna y reproductiva y USD 4000 millones para fortalecer sistemas sanitarios esenciales en la prestación de todos los servicios prioritarios, entre ellos la planificación familiar. Pusimos en marcha una iniciativa regional en 2015 denominada SWEDD, en conjunción con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en los seis países de la región del Sahel en África. Esta iniciativa incluye servicios de salud reproductiva y de nutrición, educación y capacitación para las niñas, redes sólidas de protección social, intervenciones comunitarias para promover el cambio de conducta y actividades de promoción de alto nivel.
Desde 2015, hemos también administrado el Servicio Mundial de Financiamiento (GFF), con sede en el Banco. Este es el principal mecanismo de financiamiento en apoyo de la iniciativa del secretario general de las Naciones Unidas denominada Todas las Mujeres, Todos los Niños, cuyo fin es alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionadas con salud materna, neonatal e infantil, y planificación familiar. El GFF depende de casos generados por los países para justificar las inversiones y de manera cohesionada atraer financiamiento de fuentes internas, asociados para el desarrollo y el sector privado. Cada dólar del fondo fiduciario del GFF tiene una función catalizadora, y moviliza USD 4 en financiamiento en condiciones concesionarias de la AIF.
El modelo exitoso del GFF, así como la magnitud de la decimoctava reposición de recursos de la AIF (AIF-18), nos ofrece a todos hoy una gran oportunidad de cumplir la promesa de proporcionar un financiamiento sostenible para la salud de las mujeres y los niños. Esto es especialmente cierto en el caso de los países más necesitados, y en las zonas frágiles y afectadas por conflictos, donde las mujeres y las niñas enfrentan incluso mayores obstáculos cuando tratan de acceder a servicios de salud básicos. Regresé de Londres con la convicción que ahora es el momento de combinar las aspiraciones con la innovación y ampliar las actividades en este tema.
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Kimberley Botwright
11 de noviembre de 2024