Todos estamos equivocados: lo mejor es que tu declaración de la renta te salga a pagar
Image: REUTERS/Kim Hong-Ji
"Me sale a devolver, genial". Creo que he visto ese tweet más de cien veces en los últimos días, ahora que ha comenzado la campaña de la declaración de la renta. Y es que cuando nos dan dinero de forma inesperada todos son alegrías. Todo lo contrario que cuando la declaración de la renta sale a pagar. En ese caso todo son quejas.
Y sin embargo estamos completamente confundidos. Lo mejor que nos puede pasar es que la declaración de la renta nos salga a pagar. Sí, parece contra-intuitivo y la mayoría de la gente piensa lo contrario. Pero tiene una explicación.
Cómo funciona la declaración de la renta
Para entender por qué es mejor que salga a pagar lo principal es saber exactamente en qué consiste la declaración de la renta, para qué sirve y por qué existe.
Los impuestos en España se pagan en el año natural, es decir, del 1 de enero al 31 de diciembre. Cuando se reciben ingresos los pagadores retienen una cantidad que se la queda el Estado, en concepto de adelanto de impuestos. Pero por diferentes motivos esas retenciones que se aplican sobre los ingresos pueden no estar ajustadas a lo que corresponde pagar en impuestos.
Por ese motivo al año siguiente se realiza la declaración de la renta, por eso ahora estamos con la campaña de la renta de 2016, de los impuestos del año pasado. En esta declaración se determina los impuestos que se tenían que haber pagado el año anterior y lo que se adelantó en forma de retenciones. La diferencia entre ambas cantidades es lo que se tiene que devolver o lo que se tiene que pagar.
¿Qué significa que salga a devolver?
Cuando en la declaración sale a devolver significa que el año pasado hubo un exceso de retenciones y por tanto el Estado tiene que devolver dinero al contribuyente. Es decir, si sale a devolver es que se ha pagado al Estado más dinero del que realmente correspondía y éste tiene una deuda que subsana a través de la declaración de la renta.
Esa deuda está ahí desde el 31 de diciembre, pero hasta el 1 de abril no dejan regularizar la situación y luego el Estado tiene todo el año para efectuar la devolución. Es más, el Estado podría devolver el dinero el 31 de diciembre, un año después de que retuvieran en exceso, sin pagar ningún interés de demora. A partir de ese día ya sí que tendría que pagar intereses.
A mi todo esto me recuerda a las pagas extras, que hacen ilusión, sí, pero que realmente son una parte de la nómina que la empresa retiene para pagar más adelante, logrando así una financiación a tipo cero durante 6 meses.
Que salga a pagar es mejor
Por tanto, el caso contrario, que la declaración salga a pagar, significa que el Estado nos retuvo menos dinero del que nos correspondía. Al efectuar la compensación a través de la declaración de la renta hay que entregar al Estado la diferencia entre lo que retuvieron y lo que realmente correspondía pagar en impuestos.
El pago se puede efectuar el 30 de junio o en dos pagos, el 30 de junio y el 30 de noviembre, sin tener que pagar intereses. Es decir, el Estado presta dinero en este caso al contribuyente de forma gratuita durante 6 y 11 meses. Siempre que se tenga claro esto y no sea una sorpresa se puede aprovechar este "préstamo" por ejemplo para hacer rentar el dinero invirtiéndolo.
Por tanto que salga a pagar es mejor, es diferir al máximo el pago de impuestos en lugar de que el Estado se quede con nuestro dinero más tiempo del necesario. Además podemos controlar cuándo tenemos que entregar al dinero (las fechas están claras) mientras que la devolución del Estado puede ser todo lo tardía que quieran.
Estoy tan convencido de que salir a pagar es mejor que me gustaría un sistema sin retenciones, en el que al final del año fiscal paguemos todos los impuestos de golpe. Claro que es impracticable ya que muchos no ahorrarían el dinero necesario para el pago de impuestos.
¿Es posible forzar a que la declaración salga a pagar?
Lo único malo es que hay muy pocas posibilidades de forzar a que la declaración salga a pagar. Las retenciones que hacen las empresas a las nóminas están fijadas por ley y el trabajador no puede pedir que la retención sea menor. Pero hay algunas situaciones en las que se puede controlar.
Un caso es cuando hay varios pagadores. Como cada pagador no tiene por qué saber lo que se cobra en el otro empleo el tipo de retención que aplican es más bajo del definitivo (el impuesto sobre la renta es progresivo, si ganas el doble pagas bastante más que el doble de impuestos). Siempre se puede pedir a la empresa que aumente el tipo de retención, pero con no hacerlo la declaración de la renta saldrá en positivo.
Otro caso es cuando se cambia de empleo. La nueva empresa calculará el tipo de retención con lo que se va a cobrar en el resto del año, no teniendo información de que lo que se cobró en la anterior empresa.
Otra situación es cuando se cobra una prestación de paternidad o maternidad. La Seguridad Social pregunta en esta caso la retención que quiere que se aplique y con decir 0 se logra que la retención sea menor a los impuestos que hay que pagar y por tanto la declaración del año siguiente será positiva.
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