Es hora de una nueva era de relaciones comerciales entre China y América Latina
Image: REUTERS/Jorge Adorno
Desde el comienzo del nuevo milenio, China se ha convertido en uno de los socios comerciales claves para América Latina. De hecho, es el socio más importante de Brasil, Chile y Perú. El comercio entre China y América Latina se ha multiplicado 22 veces desde el año 2000, un fuerte contraste con el comercio latinoamericano con los Estados Unidos y Europa, que apenas se duplicó en el mismo período.
En la actualidad, la relación entre China y América Latina está tomando nuevas dimensiones, que van más allá del comercio. Ahora abarca las finanzas (préstamos e inversiones directas extranjeras) y la cooperación política. Solo en 2016, los gobiernos de la región recibieron $21 mil millones en préstamos de los bancos de fomento y desarrollo chinos.
Aun así, los lazos comerciales entre América Latina y China continuarán siendo una característica definitoria de su relación a mediano y largo plazo. ¿Dónde se encuentran las oportunidades de negocios? ¿Cómo deberían aprovecharse?
La búsqueda de nuevas oportunidades comerciales
Sin dudas, la transformación estructural de China implica que las exportaciones de productos básicos se reducirán significativamente como muestra el Latin American Economic Outlook 2016. Los países exportadores de minería como Chile y Perú serán los más afectados, con un freno en el crecimiento anual de sus exportaciones: de un asombroso 16 % a principios de la primera década de 2000 a aproximadamente un 4 % para 2030. Los exportadores de combustibles fósiles (Venezuela, Ecuador, Colombia, Bolivia) y las economías basadas en la agricultura (Nicaragua, Guatemala, Uruguay, Brasil, Honduras, Paraguay, Argentina) experimentarán declives similares.
En cambio, las economías basadas en la manufactura y los servicios (México, República Dominicana, El Salvador, Costa Rica) soportarán tormentas un poco más leves, con ralentizaciones mucho menores (de un crecimiento de las exportaciones del 5 % en la primera década de 2000 a un 2 % en el futuro).
El reequilibrio de China también crea oportunidades de exportación para determinados sectores agroalimentarios latinoamericanos. China cubre bastante menos del 10 % de las tierras cultivables y agua del mundo, aún así alberga a casi el 20 % de la población mundial.
Además, gracias a la urbanización y el crecimiento de la clase media, los patrones de consumo de alimentos de China están cambiando. El consumo per cápita de azúcar, pollo y carne de oveja explotará esta década (aproximadamente un crecimiento del 20 %), mientras que para productos como pescado, aceites vegetales, frutas, vegetales, leche y carne vacuna aumentará a tasas de dos dígitos. Argentina, Brasil, El Salvador y Guatemala parecen estar particularmente bien posicionados, dadas su especialización en productos y agenda de exportaciones, para aprovechar estas tendencias.
Proyección de gastos adicionales de la clase media para 2022 (PPA, billones de $ a precios constantes de 2011)
Imagen: Kharas, H. (2017), The Unprecedented Expansion of the Global Middle Class: An Update. Brookings Institution
Un trato sin cerrar
Aprovechar esta oportunidad, sin embargo, requiere actuar.
Satisfacer la creciente demanda de alimento de China, por ejemplo, requerirá efectivas políticas de desarrollo productivo en estos sectores y políticas horizontales en términos más generales.
Los gobiernos de América Latina deberán apoyar a firmas para ayudarlas a alcanzar estadios de valor agregado más altos en la cadena de producción. La trazabilidad electrónica en la industria de la carne en Uruguay o la creación de semillas de soja en Argentina son buenos ejemplos. El valor puede aumentarse a través del marketing y la logística, en especial en la agricultura. Para llegar a los consumidores chinos, las firmas de América Latina deberán crear consciencia así como también reconocimiento de los países y las marcas.
Las mineras latinoamericanas también necesitan expandir sus actividades más allá de la extracción e incluir logística, infraestructura y otros servicios. Promover las capacidades de la industria local y fomentar la mejora de actividades entre las firmas chinas y locales también podría ser útil. Los proyectos (como Mirador en Ecuador o Minas Gerais en Brasil) que invierten en servicios e industrias relacionados con la minería son ejemplos de esta acción estratégica.
Los sectores latinoamericanos podrían expandir su rango de servicios para incluir la parte administrativa y telecomunicaciones para las redes mundiales de compañías multinacionales chinas. Brasil y Costa Rica han dado grandes pasos en este área. Stefanini, una firma brasilera líder en servicios de tecnologías de la información que ofrece externalización y soporte de sistemas y ahora se estableció en China ofrece servicios a clientes chinos en la industria automotriz. El turismo también ha demostrado tener potencial para desarrollo futuro, ya que solo 1 de cada 100 turistas chinos visitan la región. Las restricciones de visas en América Latina y los complejos procedimientos migratorios podrían revisarse para permitir intercambios regionales más fluidos.
El 'cómo' importa: hacia un enfoque multilateral
Aprovechar estas oportunidades demanda un mecanismo más solido de coordinación regional para el diálogo y las negociaciones. Si bien los acuerdos bilaterales pueden beneficiar a algunos, también puede afectar de manera negativa a otros. El uso de plataformas regionales y el desarrollo de acuerdos de comercio regionales deberían aumentar la competitividad de la región y fortalecer su poder de negociación con China. Las plataformas existentes, como CARICOM, el Mercado Común Centroamericano, el Mercosur y la Alianza del Pacífico, pueden contribuir a crear mecanismos de coordinación y diseñar una estrategia con respecto a China, al mismo tiempo de consolidar un mercado más atractivo para China. Dentro de este diálogo con China, los acuerdos de comercio regional latinoamericanos deberían ir más allá de las políticas arancelarias e incluir medidas no relacionadas con las tarifas y disciplinas en servicios, inversión, adquisiciones gubernamentales, derechos de propiedad intelectual, política de competencia y transparencia regulatoria.
Este es el momento
El momento para una asociación entre China y América Latina es ahora. Esta sociedad ya está lista para ir más allá del comercio. Pero también se trata del comercio. Una nueva ola de políticas de desarrollo productivo, incluidas políticas enfocadas en las habilidades de facilitar mejoras y diversificación, y en la integración regional, resulta fundamental. Si bien es más fácil decirlo que hacerlo, es esencial actuar si hablamos en serio a la hora de aprovechar las oportunidades comerciales y de negocios de una prometedora relación entre China y América Latina.
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Andrea Willige
11 de noviembre de 2024