Naturaleza y Biodiversidad

Cuatro maneras innovadoras de reciclar basura

A construction worker touches up a wall made with plastic bottles inside the EcoArk building during a media preview in Taipei April 9, 2010. A Taiwan company has built a three-storey exhibition hall using 1.5 million plastic bottles instead of bricks to raise interest in recycling, creating what the builder described as a world-first.  Picture taken April 9, 2010.  REUTERS/Nicky Loh (TAIWAN - Tags: ENVIRONMENT SOCIETY) - RTR2CPOQ

Image: REUTERS/Nicky Loh

Carlos Campillos
Cofundador , CC/ Europa

La gestión de los residuos sigue siendo una de las asignaturas pendientes de la globalización. El consumo se ha disparado ligado a un crecimiento económico mundial y esto ha incrementado el volumen de basura que se genera cada año. ¿Cómo hacer frente a este reto? Estos son algunos ejemplos innovadores que demuestran que la economía circular es una alternativa viable en la era del consumo.

Creatividad embotellada

Se espera que la cantidad de residuos plásticos que se vierte a los océanos se multiplique por 10 hacia 2020. Las botellas de plástico que utilizamos en nuestro día a día son letales para la biodiversidad tanto dentro como fuera del agua, y la tasa global de reciclaje de plásticos apenas alcanza un tímido 10%. El programa The Fun Theory, impulsado por la multinacional Volkswagen, se basa en la creencia de que la diversión y el juego son el sistema más eficaz de provocar cambios en el comportamiento de la sociedad. Una de las iniciativas de este programa se puso en marcha en Estocolmo en 2009 para incrementar la tasa de reciclaje de las nocivas botellas de plástico. El Bottle Bank Arcade convirtió un punto de recogida de botellas en una máquina recreativa que, en lugar de utilizar monedas, requería botellas de plástico usadas para comenzar una partida. Más de 100 personas utilizaron el Bottle Bank Arcade en una sola noche mientras que sólo dos utilizaron el punto de recogida ordinario. Además, Suecia ha conseguido marcar un récord histórico y recicla ya hasta el 65% del plástico que utiliza, según datos de WWF.

Brasil también ha sido protagonista de una iniciativa para dar un nuevo uso más sostenible a los residuos plásticos. La firma de diseñadores Rosenbaum y el productor de televisión Luciano Huck decidieron llevar a cabo un proyecto de renovación de edificios en Sao Paulo para familias en situación de pobreza. El programa, inspirado en los realities al estilo Mi casa es una ruina tenía como objetivo ayudar a familias sin recursos a reformar y adaptar sus viviendas. Una de las iniciativas más famosas fue reconvertir docenas de botellas de refresco en un jardín colgante para plantas medicinales y especias para una familia con conciencia ecológica. El proyecto demostró ser un éxito a la hora de fomentar el reciclaje y el ahorro económico. Su popularidad fue tal que Rosenbaum decidió publicar en su web el diseño para que otras familias pudieran adaptarlo a sus hogares y beneficiarse así de sus efectos.

Vistiendo revoluciones

En India, el sector textil supone hasta el 11% de las exportaciones, genera alrededor de 100 millones de empleos directos e indirectos y alcanzó un valor de hasta 40 millones de dólares en el último año. Dos emprendedores finlandeses decidieron tomar partida por el reciclaje de residuos textiles y fundaron la empresa Pure Waste Textiles en el sur de India. La industria textil local es muy tradicional y altamente contaminante debido a los productos químicos que se utilizan para tratar los tejidos. Jukka Pesola y Anders Bengs han conseguido revolucionar este sistema con su planta de reciclaje textil que además se abastece de energía renovable con paneles solares y aerogeneradores. Sus prendas confeccionadas a partir de residuos textiles reciclados han generado ya alrededor de 200 empleos locales y prevén que pronto seguirán expandiéndose.

La revolución textil también puede beneficiar a sectores tradicionalmente marginados en la sociedad. Las mujeres indias están sometidas a un tabú sobre la menstruación que incluso les obliga a dejar sus estudios, disparando las tasas de abandono escolar entre las jóvenes. Sólo una de cada 10 indias tiene acceso a compresas limpias y hasta el 70% de las enfermedades reproductivas femeninas en el país derivan de una deficiente higiene menstrual. Arunachalam Muruganantham, un emprendedor de una zona rural del sur de India, decidió pasar a la acción al ver a su mujer utilizar telas raídas para su higiene durante el período. Tras darse cuenta de las barreras que existían para el acceso a métodos salubres, Muruganantham ideó una máquina para utilizar el algodón de residuos textiles para fabricar nuevas compresas y toallitas para las mujeres de su comunidad. Gracias a un acuerdo con un empresario local, sus máquinas ya se han extendido por 23 estados de India e incluso algunas escuelas han instalado su dispositivo para intentar reducir el abandono escolar de sus alumnas.

Residuos para una nueva vida

Crecer en barrios deprimidos lleva asociados multitud de riesgos y retos para el desarrollo. En Paraguay, la situación del pequeño barrio de Cateura es incluso más alarmante, pues se encuentra construido directamente sobre un vertedero. Los residuos que son el principal sustento de la comunidad local al mismo tiempo suponen un riesgo para las nuevas generaciones debido a enfermedades, la amenaza de las drogas y las guerras entre bandas. Un grupo de jóvenes cateurenses ha decidido escapar de esa espiral y reciclar los desechos del vertedero para crear instrumentos musicales. Esto no sólo ha beneficiado a los jóvenes, sino también ha dado una vía de escape a sus familias, que han dado la espalda a adicciones y conflictos para poder asistir a las actuaciones musicales de sus hijos o hermanos. El proyecto, llamado Landfill Harmonic, ha tenido tanto éxito que incluso han protagonizado un documental para demostrar que existe una alternativa a la falta de oportunidades.

En Singapur, los residuos también han actuado como un camino a una nueva vida. El Gobierno del pequeño país asiático decidió impulsar un programa de concienciación para el reciclaje dirigido a empresas, hogares y escuelas para conseguir reducir la generación de residuos. Gracias a esta iniciativa, la tasa de reciclaje ha alcanzado el 60% y sólo el 2% de los desechos acaban en vertederos. El restante 38% se incinera para generar energía que abastece de electricidad a los singapurenses. Tras las dudas sobre la sostenibilidad de esta práctica, el Ejecutivo de la ciudad-Estado decidió crear una isla artificial a base de cenizas resultantes de esta incineración. Esta isla se ha convertido en un importante centro de biodiversidad en el que se concentran arrecifes de coral, aves migratorias y fauna marina. Su éxito ha sido tal que la Agencia Nacional para el Medio Ambiente ha decidido ampliar la isla con el fin de aumentar la capacidad de reciclaje de ceniza e incrementar la reserva natural.

Cobertura sanitaria a cambio de reciclaje

En Indonesia se generan en torno a 175.000 toneladas diarias de residuos que suelen acabar almacenadas en vertederos con escasas medidas de higiene y salubridad. Esto es especialmente alarmante en un país en el que alrededor del 60% de la población aún no tiene cobertura sanitaria. En 2010, el joven estudiante de medicina Galman Albinsaid ideó un programa para que los vecinos en situación de pobreza de su ciudad natal en Java puedan utilizar basura y residuos como moneda de pago a cambio de cobertura sanitaria básica. Así, las clínicas recogen esos desechos y les dan un tratamiento adecuado al mismo tiempo que proporcionan atención médica a aquellas personas que lo necesitan pero que no cuentan con suficientes recursos económicos para afrontar su coste. El éxito del programa Garbage Clinical Insurance fue tal que ya se ha extendido a otras ciudades de la isla de Java y ya beneficia a alrededor de 2.000 personas pobres.

En Estados Unidos, en cambio, el problema gira en torno al desperdicio de medicamentos. Se estima que cada año se pierden alrededor de 5.000 millones de dólares en medicamentos que no están caducados y que, en algunos casos, ni siquiera han sido utilizados. Para hacer frente a esta situación, la Universidad de Stanford impulsó la creación de Iniciativas de Apoyo para la Redistribución de Medicamentos No Usados (SIRUM, por sus siglas en inglés). Este proyecto, ya constituido en start-up, proporciona una plataforma para que farmacias, hospitales o residencias de ancianos puedan depositar sus medicamentos no usados, ahorrándose los costes de destrucción o reciclaje de los mismos. A su vez, SIRUM clasifica estos medicamentos y se los entrega sin intermediarios a clínicas que los necesitan para proporcionar atención básica. Según estimaciones de la propia iniciativa, alrededor de 50 millones de estadounidenses no pueden permitirse prescripciones médicas y ya 85.000 se han beneficiado de este programa de redistribución de medicinas.

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