11 Lecciones para México de la infraestructura en Río
Qué implicaciones tiene convertirse en una sede olímpica? Image: REUTERS/Marcos Brindicci
Históricamente, ha habido todo tipo de razones para organizar los Juegos Olímpicos, pero cada día estas razones están más focalizadas. Ahora una ciudad que aspira a ser sede olímpica se concentra en realizar mejoras de infraestructura, emprender esfuerzos de desarrollo económico, convertirse en mención asidua ante el concierto internacional y traer beneficios de largo plazo a sus habitantes.
En este sentido, vale la pena preguntarse, ¿qué implicaciones tiene convertirse en una sede olímpica? ¿Qué hizo Río de cara a los juegos? ¿Qué problemas hubo? Y ¿qué aciertos y errores cometió Río de Janeiro que pueden ser lecciones para ciudades de países emergentes?
Ser ciudad anfitriona del olimpismo puede dejar a las ciudades mejor o peor que como estaban. Por ejemplo, las Olimpiadas de México 1968 dejaron un legado sustancial de mejoras en infraestructura –destacablemente deportiva-, vivienda y movilidad, a cambio de un impuesto de tenencia que sigue siendo debatido casi cinco décadas después. Además, la obsesión por mostrar un país en orden al mundo, precipitó el uso de la fuerza y la masacre para suprimir la oposición política.
Por otro lado, las olimpiadas representaron para Atenas el espejismo del arribo al primer mundo, una resaca de endeudamiento que por ahora no se puede cuantificar cuándo se terminará de pagar y un catalizador perfecto de su crisis económica de la última década.
De acuerdo con Bruce Katz, investigador de Brookings, existen tres beneficios potenciales que esperan los anfitriones olímpicos:
Corto Plazo: Estímulo a la economía de la ciudad gracias al turismo y el incremento de la actividad económica.
Mediano Plazo: Incremento en la estatura de la ciudad a nivel internacional y mejora en la marca-ciudad por estar mencionada continuamente en las noticias.
Largo Plazo: Inversiones sustanciales en infraestructura y mejoras en toda el área metropolitana.
De acuerdo con el autor, “múltiples estudios económicos han demostrado que la organización de unos Juegos Olímpicos no tiene en el corto plazo un efecto positivo consistente o significativo en las economías locales o nacionales”. Dado que los efectos de organizar unos Juegos Olímpicos pasan más por las mejoras que la infraestructura produce en el largo plazo, así como el requerimiento de una visión alrededor de progresos económico, cívico y social, los países en desarrollo deben estar pendientes del caso de Río.
Hay que enunciar el contexto en el que Brasil llegó a sus Olimpiadas:
La economía no crece al ritmo esperado.
Sus mandatarios son impopulares.
Es un país que pasó del optimismo de pensar que está en el primer mundo al pesimismo de no hallarse en él.
Tiene una clase media más educada que la generación anterior, que gracias a la tecnología puede conocer otras personas del mundo con las que se identifica y comparte información sobre sus problemas y cómo los están resolviendo.
Amplios sectores de la población están hartos de la corrupción y buscan nuevos medios para que ésta tenga consecuencias.
Curiosamente, esta situación es compartida por países en desarrollo como México, Turquía, Rusia, Indonesia, entre otros.
La ciudad de Río de Janeiro tiene 6.5 millones de residentes y, a diferencia de otras ciudades, está asentada en morros o colinas que además de ser accidentes geográficos, son obstáculos para el crecimiento económico. Casi una cuarta parte de la población vive en estos lugares, donde se encuentran las principales favelas.
“En los últimos 20 años, Río ha implementado un modelo completo de construcción de la ciudad que se ha basado en la gentrificación, sobornos para campañas políticas y reubicaciones forzadas.” La victoria de Río sobre ciudades como Madrid, Tokio y Chicago, aunada a la anterior adjudicación del Mundial sobre Colombia y Argentina, fue vista como la forma ideal de inyectar dinero para disminuir el rezago de inversión en infraestructura, del cual países como México, Argentina y Brasil no salen bien parados.
Al paso del tiempo, sobrevinieron la crisis económica que tuvo a millones de personas protestando en las calles; la crisis de corrupción (Lavajato) que derivó en la investigación de cientos de funcionarios del más alto nivel y el encarcelamiento de decenas de ellos; así como la crisis política que derivó en la impugnación de la presidenta. Así, los Juegos de Río pasaron de la ilusión al desencanto, representando para el imaginario popular el dispendio gubernamental y la arrogancia política.
A pesar de las polémicas y quejas por las obras elegidas, de las molestias de la construcción y los retrasos, de los sobrecostos que aparecieron sobre la marcha, de las controversias políticas, de los conatos de bronca que hubo por el desalojo de favelas, y del incremento en la percepción de la desigualdad, se puede considerar que las mejoras para que la ciudad de Río fuera anfitriona de las Olimpiadas la harán una ciudad de mayor bienestar para su población y más atractiva para los turistas.
Entre las mejoras, algunas de las cuales se pueden ver gráficamente aquí, hay que destacar:
Instalaciones Deportivas: Se construyó el Parque Olímpico en la antigua favela de Vila Autódromo, que después de los juegos será explotado por empresas de bienes raíces. Además hay otras instalaciones que serán permanentes y se les dará uso después de la justa olímpica, como la Carioca Arena 1 (acondicionada de basquetbol a centro de entrenamiento olímpico para 12 deportes), Arena 2 (de instalaciones de judo y lucha a centro de entrenamiento), la Arena 3 (del tae-kwon-do y esgrima a una escuela especializada en deportes con capacidad para 850 estudiantes), el Velódromo Olímpico de Río (que pasará de ser un centro de ciclismo a un centro de alto rendimiento), el Centro Olímpico de Tenis (que pasará a ser el centro oficial para la práctica del tenis de Brasil), y la Arena Futura (que pasará de recibir el balonmano a ser desmantelada para que sus materiales se usen en la construcción de 4 escuelas).
Transporte: Los habitantes de Río requerían alrededor de 30% más de tiempo que los habitantes de otras ciudades brasileñas en trasladarse, lo cual incrementaba costos, estrés e improductividad. El plan de transporte fue de lo más ambicioso para recortar dichos tiempos: Se abrió la línea 4 del metro, se construyeron 160 km de carriles exclusivos para autobuses, se construyeron 4 túneles y un tren ligero VLT de 27 km. Con todo ello, se conectarían más de 60% de los habitantes de Río a través de fácil acceso al transporte. Además se expandió el puerto principal.
Vivienda: Los 3,600 departamentos de la Villa Olímpica se convertirán en una zona residencial de lujo. Además, con mucha controversia se construyó la favela de la Barra da Tijuca, que alojará a unas 550 familias que fueron forzadas a abandonar la antigua favela de Vila Autódromo, que es donde se construyó el Parque Olímpico. Ya en el agregado, desde 2009 se construyeron 75,000 unidades de vivienda popular, aunque algunos críticos han señalado que se perdieron el mismo número de unidades para construir los proyectos olímpicos.
Desarrollo Social: Se está terminando la construcción de 400 escuelas y clínicas de salud. Por otro lado, hay un proyecto en desarrollo para que las personas de ciertas favelas se muden a departamentos de interés social.
Atracción de Inversión: El sector privado pagó el 40% del total de las obras, mediante Proyectos Público-Privados (PPPs) que tuvieron políticas como la venta de derechos aéreos e incentivos fiscales por participación en obras. Entre ellas se destaca el primer campo de golf completo en Río. Por otro lado, más de 20 corporativos estarán en el proyecto Porto Maravilha, que ha causado controversia por posible corrupción, pero también porque tendrá cinco torres Trump.
Cultura: Se renovó drásticamente el Museo de Arte de Río, cuya obra estuvo a cargo de la firma Bernardes Jacobsen, y se erigió el Museo del Mañana, por ahora prácticamente vacío, que fue encomendado a Santiago Calatrava.
Corrupción, Caso Aparte
De acuerdo con el Banco Mundial, para los países en desarrollo, “la construcción está considerada como una de las industrias más corruptas: se usan comúnmente grandes pagos para ganar o modificar contratos y evadir las regulaciones. El impacto de la corrupción va más allá de los pagos de soborno, pues donde más se hace sentir es en la mala calidad de la construcción e infraestructura, en los bajos rendimientos económicos y el pobre presupuesto para mantenimiento.”
Las obras para las Olimpiadas de Río se comenzaron a adjudicar al poco tiempo de ganar la sede olímpica y antes de la explosión de los escándalos de corrupción. Por la Operación Lavajato, 16 grandes compañías constructoras están siendo investigadas o procesadas, y algunas han entregado su solicitud de bancarrota, lo que ha derivado en 675 mil empleos perdidos en el sector en los últimos 2 años.
Como se ha visto aquí, los Juegos Olímpicos son un gran pretexto para acelerar obras de infraestructura que mejoren el bienestar de la población, aunque simultáneamente, no es necesario organizar las Olimpiadas para cosechar los efectos que éstos tienen en una ciudad.
La infraestructura libre de corrupción es un agente de mejora para atraer inversión, incrementar la participación pública, perfeccionar los procesos de planeación, rehabilitar áreas de la ciudad, reducir la desigualdad, revalorizar las áreas en decadencia de una ciudad, incrementar la educación y acelerar el crecimiento económico.
Entender qué problema se está tratando de resolver: Más allá de las complejidades olímpicas, Río hizo un diagnóstico donde definió con claridad qué no tenía que hacer, qué sí tenía que hacer y en qué orden de prioridades.
Invertir en infraestructura es más importante que invertir en estadios: Por cada dólar invertido en instalaciones olímpicas, se invirtieron $3.6 dólares en infraestructura “de legado”, que trae beneficios tangibles a la población.
Enfocarse en la Accesibilidad: Se han enfocado en identificar lugares de destino valioso como centros de empleo, de estudio, parques, comerciales, y de vivienda, para que las personas se muevan lo más rápidamente posible. A partir de la inauguración de las obras de transporte público, el uso de vehículos disminuyó un poco.
Planear las construcciones para usos múltiples y de largo plazo: Algunos edificios serán reacondicionados para uso permanente, mientras que los materiales de los edificios no permanentes serán desmontados y usados en infraestructura comunitaria.
Usar las PPPs como palanca de desarrollo para proyectos más grandes: Los PPPs fueron artífices para costear los juegos y por ende, han sido catalizadores para revitalización urbana, creación de valor y mejora del bienestar de la población.
Promover la reconcentración urbana: Contrario a la gentrificación, la planeación buscaba que la ciudad creciera hacia arriba, que se le diera valor a activos subutilizados y a que se le diera nuevo vigor y atractivo a zonas céntricas, que antes eran de alta concurrencia.
Tomar en cuenta los factores ambientales en la toma de decisiones: A pesar de que durante los Juegos se transmitió el mensaje de sustentabilidad y cuidado del planeta, el camino hacia las Olimpiadas estuvo falto de criterios ambientales en la toma de decisiones.
Disminuir la corrupción: La asignación de contratos a modo o vía fast-track, así como los sobrecostos con poca transparencia fueron práctica habitual en el camino a los Juegos. Si bien existe molestia con la corrupción, los brasileños se resignaron a haber perdido mucho dinero en prácticas corruptas, que probablemente nunca se sepa cuánto fue, pero también en general les gustaron los cambios de Río.
Entender los alcances con la escala adecuada: El plan olímpico de Río fue en proporción, igual de ambicioso que el de China al celebrar sus Juegos Olímpicos en Beijing. Con la crisis económica, Río tuvo que aprender dolorosamente que organizar una Olimpiada con costos por las nubes puede matarte, cuando la solución más práctica y viable era costearla con prudencia.
Gestionar las emociones nacionales: La presión que Río se echó encima fue asfixiante para la ciudad y la región. En el marco del boom económico y de las crisis subsecuentes, el país carioca pasó de la euforia desbordada a la decepción profunda.
Atacar la desigualdad es clave: Si bien la rehabilitación de Río derramó recursos para las zonas más pobres y ricas, el sentimiento de la mayoría de la población es que se otorgó mucho más dinero a las zonas ricas, lo cual se ha desatado críticas de hipocresía, insensibilidad y de oportunidad desaprovechada.
Con estas lecciones inherentes a las ciudades en desarrollo, se ilustra que se puede llegar a los efectos verdaderos de unos Juegos Olímpicos a través de diferentes caminos. Esperemos que en esta época en la que la infraestructura está de capa caída en el presupuesto mundial, el compromiso con la infraestructura para los desarrollos económico y social no termine siendo una aspiración olímpica.
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Kimberley Botwright
11 de noviembre de 2024