Los economistas principales exploran las complejidades geoeconómicas y los nuevos motores del crecimiento: 'Existen varias oportunidades'

El crecimiento económico mundial puede haber tropezado en los últimos años, pero las perspectivas para la economía global están mejorando.

El último informe "Chief Economists Outlook" del Foro Económico Mundial encontró que solo el 17% de los economistas principales encuestados espera que la economía global se debilite en lo que resta de 2024. Esta cifra marca una caída asombrosa respecto al 56% de los encuestados que tenían la misma opinión cuando se realizó la encuesta por última vez en enero. Además, más de ocho de cada diez encuestados ahora dicen que esperan que la economía global se fortalezca o se mantenga sin cambios este año.

“El estado de ánimo económico en desarrollo es de optimismo cauteloso”, afirma el informe. “Las señales de recuperación en el sector manufacturero, junto con mejoras en la confianza empresarial y de los hogares, han reforzado la opinión de que los riesgos más agudos para las perspectivas a corto plazo han comenzado a estabilizarse”.

Sin embargo, a pesar de las mejores perspectivas económicas, persisten fuentes de mayor volatilidad en toda la economía global, muchas de las cuales podrían tener profundos impactos en las trayectorias de crecimiento.

El informe "Chief Economists Outlook" agrega que las expectativas mejoradas “se desarrollan en un contexto de continuos altos niveles de incertidumbre, en gran parte debido a las divergencias y rupturas económicas y geopolíticas globales”. Además, las expectativas de crecimiento varían significativamente por región, con una fuerte perspectiva de crecimiento en la mayor parte de Asia y Estados Unidos en 2024 y débiles expectativas para Europa.

Entonces, en medio de las perspectivas mixtas, ¿cómo han impactado las complejidades geopolíticas crecientes en la economía global y qué desarrollos impulsarán el crecimiento en el futuro cercano?

En las siguientes declaraciones, cuatro economistas principales ofrecen sus perspectivas.

“El crecimiento económico ciertamente se ha vuelto más difícil de impulsar que antes. En todo el mundo, casi todas las fuerzas que impulsaron la prosperidad después de 1990 parecen haberse agotado. Las poblaciones en edad de trabajar están disminuyendo casi en todas partes, excepto en los países más pobres. El comercio y la inversión son sombras pálidas de lo que fueron. Como resultado, nuestra investigación indica que el crecimiento potencial promedio del PIB global durante el resto de esta década disminuirá aproximadamente en un tercio respecto a la tasa que prevaleció en la primera década de este siglo, hasta el 2.2% anual.

“Sin embargo, existen varias oportunidades para impulsar el crecimiento. La inteligencia artificial ciertamente tiene un gran potencial, pero su potencial, al menos a corto plazo, se limitará a las economías avanzadas, que tienen la infraestructura digital, la mano de obra altamente calificada y los marcos institucionales necesarios para aprovechar al máximo la tecnología.

“Para las economías en desarrollo, sin embargo, la mayor oportunidad podría ser facilitar la incorporación de las mujeres al mercado laboral: cerrar la brecha de género esencialmente duplicaría la tasa de crecimiento global en la próxima década. Además, todos los países pueden ayudarse a sí mismos resistiendo las tentaciones del nacionalismo económico: el mundo se ha beneficiado enormemente del mayor comercio e inversión globales, todos debemos trabajar para reforzar la arquitectura internacional que lo hace posible”.

“Creo que el crecimiento económico mundial en el futuro cercano será impulsado por desarrollos como inversiones estratégicas en infraestructura y la transición a energía limpia. Si bien las políticas centradas únicamente en estimular el consumo pueden tener efectos a corto plazo en el crecimiento, también pueden contribuir a presiones inflacionarias como efecto secundario.

“Para impulsar el crecimiento económico de manera efectiva, es preferible que las políticas públicas se concentren en fomentar inversiones en infraestructura que aborden los déficits y promuevan el desarrollo de industrias clave. Este enfoque puede mejorar la productividad, la conectividad y atraer más inversiones, lo que lleva a la actividad económica y oportunidades de empleo.

“La transición a la energía limpia presenta una oportunidad significativa para el crecimiento, ya que requiere inversiones sustanciales en actualizaciones tecnológicas y el desarrollo de nuevas industrias. Sin embargo, es crucial identificar el potencial específico de cada economía y adaptar las políticas en consecuencia, en lugar de adoptar un enfoque único para todos.

“En resumen, una combinación de inversiones estratégicas en infraestructura, la transición a la energía limpia y políticas que fomenten la innovación y la digitalización pueden impulsar efectivamente el crecimiento económico en el futuro cercano. Sin embargo, es esencial personalizar estas políticas a las realidades y potencialidades únicas de cada economía para maximizar su efectividad”.

“La guerra en Ucrania sigue proyectando una larga sombra sobre Europa. A pesar de una caída reciente, el precio del gas natural en Europa sigue siendo cuatro veces más alto que en Estados Unidos, erosionando la competitividad del continente. Y la debilidad de la economía alemana se traduce en una menor demanda de exportaciones de la Europa emergente. Las tasas de interés más altas en las economías avanzadas mantienen el costo de los préstamos alto, y los miembros orientales de la Unión Europea siguen enfrentando una prima de riesgo significativa, que aumentó con el inicio de la guerra en Ucrania.

“Asia Central está prosperando, aunque el crecimiento se moderará en relación al año pasado, ya que el comercio intermediado con Rusia parece haber alcanzado un punto máximo. Pero la afluencia de dinero, empresas y capital humano de alta calidad desde Rusia que tuvo lugar en 2022 sigue dando sus frutos. La fuerte demanda de productos básicos clave de exportación también está ayudando.

“El sur y el este del Mediterráneo verán una aceleración del crecimiento, aunque la región se ve afectada por las consecuencias de la guerra en Gaza. Si bien el impacto de la guerra en los rendimientos gubernamentales en Egipto y Jordania fue de corta duración, el efecto negativo en las llegadas de turistas a Jordania y Líbano podría ser más duradero”.

"El contexto geopolítico está cambiando rápidamente y sus implicaciones completas para la competencia global, la producción y las cadenas de valor aún están por comprenderse completamente. Estamos viendo la aparición de interrupciones comerciales, llamados a la autonomía estratégica, proliferación de subsidios y aumento de aranceles, así como nuevos caminos para la triangulación de los flujos comerciales. Términos como desglobalización, ralentización de la globalización o regionalización están siendo utilizados por los economistas para describir la naturaleza cambiante del comercio global. Al mismo tiempo, las empresas navegan a través de esta incertidumbre, tratando de evaluar si los choques son temporales o persistentes.

"Las empresas europeas están particularmente afectadas. Lo que está claro es que Europa es más dependiente de la globalización que Estados Unidos. En algunos sectores clave, Europa depende (relativamente) más de fuentes extranjeras de valor añadido en sus productos de exportación y tiene una mayor proporción de su producción destinada a la exportación. Esto podría explicar por qué, frente a los primeros choques comerciales en 2022, la mayoría de las empresas de la UE respondieron acumulando y aumentando inventarios y diversificando proveedores. Solo una pequeña parte de las empresas respondió retrayéndose. La Encuesta de Inversión del BEI sobre empresas, que encuesta a 12,500 empresas anualmente en la UE y en Estados Unidos, muestra que las empresas europeas temen las interrupciones en términos de comercio, aunque ligeramente menos que las empresas estadounidenses. La encuesta muestra que la reacción de las empresas a los choques comerciales es proporcional a su percepción de estos choques, pero incluso las empresas no directamente involucradas en el comercio internacional se ven afectadas y reaccionan.

"Además, las mejores empresas – aquellas que innovan, avanzan en la transición verde o tienen una mejor gestión – también están más preparadas para reaccionar. Los choques temporales son más fáciles de navegar. Con fuertes dependencias, si las interrupciones resultan ser más permanentes, el ajuste podría ser más duro y los efectos duraderos. Esto exige una profunda comprensión de dónde están las dependencias estratégicas y una reflexión sobre cómo construir una resiliencia duradera".