3 soluciones basadas en la naturaleza para secuestrar carbono hoy

Hoy en día, los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera son más de un 50% superiores a los de antes del inicio de la era industrial. Por ello, ya no basta con frenar nuestras emisiones: debemos eliminar activamente el dióxido de carbono de la atmósfera.

Las técnicas de remoción del dióxido de carbono mediante el uso de máquinas han ganado mucha atención en el contexto de nuestros esfuerzos colectivos para combatir el cambio climático. La captura directa del aire es una tecnología que elimina el dióxido de carbono del aire con un sistema mecánico y de ingeniería.

Sin embargo, en la búsqueda de un futuro sostenible, no debemos pasar por alto el inmenso potencial de las soluciones basadas en la naturaleza que sirven como sumideros naturales de carbono.

Dar prioridad a las soluciones basadas en la naturaleza es nuestra mejor apuesta para lograr una captura y almacenamiento sostenibles del carbono. Además, no necesitamos inventarlas; ya existen y hacen su trabajo con eficacia. Estas opciones ecológicas no sólo capturan eficazmente el dióxido de carbono, sino que también favorecen la salud general del ecosistema.

La reforestación, el cultivo de arrecifes de coral como sumideros de carbono y la agricultura regenerativa son muy prometedores.

La plantación de árboles y manglares representa un poderoso medio para secuestrar dióxido de carbono y regenerar los ecosistemas. La selva amazónica almacena más de 75 000 millones de toneladas de carbono y, como tal, está en el centro de la crisis climática mundial. Desempeña un papel crucial en la lucha contra el cambio climático; su destino está íntimamente ligado a la lucha mundial contra el cambio climático.

En un giro prometedor de los acontecimientos, la deforestación de la selva amazónica brasileña experimentó un importante descenso del 61% durante el primer mes de mandato del Presidente Lula. Aprovechando este impulso positivo, bajo el liderazgo del Presidente Lula, el gobierno brasileño se ha comprometido firmemente a detener por completo la deforestación de la Amazonia para 2030.

Pese a contribuir con menos del 1% a las emisiones mundiales de carbono, Pakistán es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Pero las políticas de acción climática y los esfuerzos de reforestación del país han sido notables. En Keti Bundar, al sur de Pakistán, el gobierno está impulsando los esfuerzos para restaurar los manglares, con un récord de plantación de un millón de plantas de mangle en un solo día.

Estas acciones decisivas constituyen un poderoso ejemplo para otras naciones, subrayando la urgente necesidad de dar prioridad a la conservación de la selva tropical y los manglares. Allanan el camino hacia un futuro más sostenible, ilustrando el potencial de cambio positivo frente a los acuciantes retos ambientales.

Los arrecifes de coral, además de su notable biodiversidad, poseen una impresionante capacidad para capturar dióxido de carbono. Alrededor del 25% de todas las especies marinas viven en y alrededor de los arrecifes de coral, lo que los convierte en uno de los hábitats más diversos del mundo. Y lo que es aún más importante, los corales están estrechamente relacionados con praderas marinas, bosques de manglares y muchas lagunas y plataformas profundas donde el carbono puede secuestrarse mediante la sedimentación.

Sin embargo, las alarmantes predicciones indican que, para 2050, 95% de los corales del mundo podrían sufrir estrés térmico, lo que podría acabar con ellos y con su capacidad para secuestrar carbono.

Las algas marinas, como el kelp, actúan como potentes sumideros de carbono. Se calcula que, a escala mundial, las algas capturan casi 200 millones de toneladas de CO2 al año, lo que equivale a las emisiones anuales de Nueva York. Protegiendo y restaurando estos ecosistemas marinos podemos combatir el cambio climático y salvaguardar los hábitats de los que dependen innumerables especies.

La agricultura regenerativa es un enfoque holístico de la agricultura que se centra directamente en mejorar la salud del suelo y reducir el uso de fertilizantes y pesticidas.

Según la iniciativa "4 por 1000 suelos para la seguridad alimentaria y el clima", lanzada en la COP21, si todas las tierras agrícolas del mundo secuestraran 0,5 toneladas de carbono por hectárea y año, esto equivaldría a 2,5 gigatoneladas de almacenamiento de carbono al año, compensando el 20% de las emisiones mundiales anuales de gases de efecto invernadero. Así pues, con la simple aplicación de prácticas agrícolas que fortalezcan el suelo, podemos extraer sistemáticamente carbono de la atmósfera y almacenarlo de nuevo en el suelo. Además del secuestro de carbono, los suelos sanos aportan muchos beneficios, como una mayor filtración de agua, un mejor crecimiento de los cultivos y la conservación de polinizadores vitales.

En algunos lugares, la agricultura regenerativa ya se utiliza con eficacia. Por ejemplo, en algunos arrozales tailandeses, los agricultores han descubierto un arma secreta ecológica en su batalla contra las plagas de los cultivos: los patos. El ejército de patos se ha convertido en parte integrante de los sistemas de cultivo, patrullando con pericia los campos y engullendo insectos y malas hierbas, reduciendo inevitablemente la necesidad de pesticidas nocivos. Este enfoque ingenioso y natural ejemplifica el tremendo potencial de armonizar con la naturaleza.

Eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera es esencial para hacer frente al cambio climático con eficacia. Los sistemas de alta ingeniería para la eliminación del carbono son innovaciones valiosas. Sin embargo, para empezar hoy a invertir de forma económica y eficaz siglos de emisiones de gases de efecto invernadero, las soluciones basadas en la naturaleza son nuestra mejor apuesta.

Combinando estos enfoques con las mejores innovaciones de alta tecnología que ofrece la humanidad, podemos invertir el cambio climático, y lo invertiremos. Pero debemos empezar hoy.