El secreto de la longevidad en las ‘zonas azules’: nueve razones para vivir más
Image: REUTERS/Henry Romero
Las “zonas azules” son las áreas del mundo donde las personas viven vidas considerablemente más largas. En estos territorios podemos encontrar octogenarios, nonagenarios y muchos centenarios, e incluso algunos supercentenarios (personas que han alcanzado los 110 años).
Estas regiones se empezaron a llamar “zonas azules” cuando el demógrafo belga Michel Poulain y el médico italiano Gianni Pesdescubrieron una población de este tipo en la región de Barbaglia (Cerdeña, Italia) y marcaron el área con tinta azul.
Un estudio demográfico realizado a principios de este siglo mostró que una de cada 196 personas nacidas entre 1880 y 1890 alcanzó los 100 años.
Más tarde, el investigador estadounidense Dan Buettner se embarcó en un proyecto destinado a identificar otros lugares con altas tasas de longevidad. Aparecieron cuatro regiones, que también se denominaron “zonas azules”: Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Loma Linda (California) y la Península de Nicoya (Costa Rica). En todos estos lugares hay un alto porcentaje de personas longevas, y cada área tiene las características específicas que se relacionan con esa condición.
En la región de Barbaglia, situada en las montañas de Cerdeña, se encuentra la mayor concentración de centenarios del mundo. La isla de Okinawa está habitada por las mujeres más ancianas de la Tierra. Icaria, una isla en el Mar Egeo, tiene una población longeva con los niveles más bajos de demencia senil. Loma Linda es el hogar de una comunidad de adventistas del séptimo día cuya esperanza de vida es 10 años superior a la media en los Estados Unidos. Y en Nicoya podemos encontrar la segunda comunidad de centenarios más grande del mundo.
¿Cuál es el secreto de esta gran longevidad, el misterio de las zonas azules en las que viven tantos centenarios?
Un equipo compuesto por varios especialistas (médicos, antropólogos, demógrafos, nutricionistas, epidemiólogos) y liderado por el mismo Dan Buettner viajó varias veces a las diferentes zonas azules. Identificaron nueve factores generales de longevidad, que están relacionados con la dieta y el estilo de vida:
1. Actividad física intensa y regular en el desempeño de las tareas cotidianas. El sedentarismo es un concepto desconocido para las personas que viven en estas regiones.
2. Tener un “ikigai”, palabra japonesa (Okinawa) que se usa para referirse a las “razones de ser” o, más precisamente, las razones por las que nos levantamos cada mañana.
3. Reducción del estrés, un factor estrechamente unido a casi todas las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Reducir el estrés significa interrumpir el ritmo normal de nuestra rutina para dar paso a otras actividades que forman parte de los hábitos sociales normales. Por ejemplo, echarse la siesta en las sociedades mediterráneas, rezar en el caso de los adventistas, celebrar la ceremonia del té de las mujeres en Okinawa, etc.
4. “Hara hachi bu”, una precepto de Confucio que significa que no debemos comer hasta que estemos llenos, sino solo hasta el 80% de nuestra capacidad.
5. Priorizar una dieta rica en frutas, verduras y legumbres. La carne, el pescado y los lácteos pueden ser consumidos, pero en menores cantidades.
6. Consumo moderado de bebidas alcohólicas, lo que confirma la creencia de que los bebedores moderados viven vidas más largas que los no bebedores.
7. Participar en grupos sociales que promuevan hábitos saludables.
8. Participar en comunidades religiosas con prácticas religiosas sociales.
9. Construir y mantener los vínculos entre los miembros de la propia familia: padres, hermanos, abuelos y otros.
En resumen, los nueve factores anteriores para tener una vida más longeva podrían sintetizarse en dos:
1. Vida saludable. En primer lugar, mantener un estilo de vida saludable, lo que implica practicar ejercicio de intensidad regular, con rutinas para “romper” con el estrés diario, incluir principalmente productos a base de plantas en nuestra dieta, comer sin llenarse y no beber en exceso.
2. Vida en comunidad. En segundo lugar, integrarse en grupos que promuevan y apoyen esas “buenas prácticas”: familia, comunidades religiosas, grupos sociales, etc., grupos que deben tener su propio “ikigai”, es decir, su propia “razón de ser”. Hay un “ikigai” personal, pero también hay un “ikigai” colectivo que establece los objetivos para cada comunidad así como los desafíos que hay que superar para alcanzarlos.
Vivir de esta manera significa vivir mejor y más tiempo. La longevidad puede estar determinada por la genética, pero también es algo que se puede entrenar, como se puede ver en el ejemplo de los habitantes de las zonas azules.
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