¿Es responsable la testosterona de las malas decisiones?

Con la colaboración de Knowledge Wharton.
Redacción

Hace tiempo que la testosterona es el chivo expiatorio de muchas malas decisiones. ¿Pero la hormona, responsable de la agresividad, influye tanto en las tomas de decisiones? Esta es la pregunta que los investigadores intentan responder en un nuevo estudio que analiza la relación entre la testosterona y las habilidades cognitivas. El trabajo de investigación, “La administración de una sola dosis de testosterona afecta la reflexión cognitiva del hombre“, fue realizado por Gideon Nave, profesor de Marketing de Wharton, Amos Nadler, de la Escuela de Negocios Ivey, David Zava de ZRT Laboratories y Colin Camerer, de Caltech. Psychological Science publicó recientemente el trabajo de investigación. Nave y Nadler conversaron con Knowledge@Wharton sobre la investigación y sus implicaciones.

A continuación, la versión editada de la entrevista.

Knowledge@Wharton: Hable sobre el tema estudiado y cómo se realizó la investigación.

Amos Nadler: Analizamos la testosterona, una hormona sexual de nuestro cuerpo. Queríamos saber de qué manera esa hormona específica afectaría la manera en que las personas, en concreto los hombres, toman decisiones más o menos complicadas. La testosterona forma parte de la fisiología de los mamíferos desde hace millones de años, y su papel ha sido esencialmente el de garantizar la supervivencia. Juega un papel funcional en las jerarquías sociales, en la agresividad y en las funciones reproductoras básicas. Queríamos saber cómo la testosterona afectaría la capacidad de reflexionar de las personas en situaciones en las que tienen que tomar una decisión. Tal vez nadie se imaginara que una hormona asociada, por ejemplo, a la reproducción y a la lucha, pudiera tener algo que ver con la toma de buenas decisiones. Eso es lo que probamos.

Decidimos usar una muestra muy amplia porque queríamos ver cómo se comportan los datos en una situación en la que hubiera una fuerte confianza en los resultados. Tomamos cerca de 250 jóvenes del sur de California e hicimos un estudio en el que usamos la metodología de doble ciego, por lo que nadie sabía si estaba recibiendo o no un placebo de testosterona. Examinamos entonces los resultados sobre la capacidad de los individuos de responder a tres preguntas.

Knowledge@Wharton: ¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio?

Gideon Nave: Hay una prueba específica conocida como prueba de reflexión cognitiva (CRT, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es colocar a los hombres en una situación en la que hay una respuesta intuitiva que te viene a la mente, pero está equivocada. Hay que vencerla, calmarse un poco, y pensar bien sobre la cuestión para entregar la respuesta correcta. Constatamos que la testosterona está llevando a los hombres a confiar en la respuesta equivocada, instintiva, que primero les viene a la mente. Conclusión: en el caso específico de la CRT, sabemos que es mala para las personas. Sin embargo, en la vida real, muchas veces nuestras intuiciones son ciertas, así que no estoy muy convencido de su efecto positivo o negativo. Por supuesto, en el caso de la CRT, es malo. Sabemos, sin embargo, que hay muchas ilusiones visuales en los resultados que se obtienen en un laboratorio. Hay gente que comete todo tipo de errores en las pruebas de laboratorio. En el mundo real, sin embargo, no vemos a la gente tropezar con las cosas. Por lo tanto, el efecto de la testosterona, bueno o malo, dependerá realmente del contexto. En el caso de la CRT, sin embargo, reiteramos que será muy malo.

Knowledge@Wharton: ¿Podría dar un ejemplo de la pregunta planteada en estas pruebas?

Nadler: Claro. Voy a hacer una prueba con usted ahora. A ver si puede resolver lo que le voy a proponer. Imagine un lago en el que hay plantas acuáticas creciendo y doblando su tamaño día tras día. El día 48, el lago está repleto de esas plantas. ¿En qué día el lago estaba lleno por la mitad?

Knowledge@Wharton: Yo diría que esto ocurrió el día 24. Pero ciertamente mi respuesta es incorrecta, o no me haría esta pregunta.

Nadler: ¿Usted está razonando en base a posibilidades, pero qué respondería de hecho?

Knowledge@Wharton: Yo diría que el lago estará lleno por la mitad en la mitad del tiempo, que es 48 dividido por 2, es decir, 24, pero apuesto a que estoy equivocado.

Nadler: Tiene razón, está equivocado, pero voy a forzar la situación un poco más. ¿Cuál es la respuesta correcta?

Knowledge@Wharton: No lo sé. Lo siento. ¿Cuál es la respuesta acertada?

Nadler: La mayoría de la gente se deja llevar por el primer impulso. Usted se contuvo, pero los resultados muestran que hay lo que se llama “respuesta intuitiva incorrecta”, que sería la mitad de 48, es decir, 24, y que esa debería ser la respuesta correcta. Esta es la respuesta que la mayoría de la gente da de forma inmediata. Sin embargo, si lo piensa un poco más, comprobará que es errónea, porque el día 48 el lago estaba lleno.

Vamos a razonar de atrás hacia adelante por el método inductivo. Hemos dicho que el número de plantas acuáticas se multiplicaba por dos cada día. Si el lago estaba lleno el día 48, y si razonamos de atrás hacia adelante, ¿hasta dónde estaba lleno el día 47?

Knowledge@Wharton: Hasta la mitad.

Nadler: Correcto. Hay el doble de plantas cada día. La respuesta correcta es 47. Cuando analizamos los datos del grupo que había tomado la testosterona, vimos que más de la mitad respondió “24”, que es la respuesta intuitiva incorrecta. El grupo que recibió el gel (placebo) tuvo mayor número de aciertos. Este es un buen ejemplo de ejercicio de reflexión cognitiva en el que usted obtiene una respuesta intuitiva incorrecta a la que quiere recurrir rápidamente, pero en ese momento se contiene, tal y como hizo usted. Después, lo piensa mejor y responde correctamente. De eso trata el estudio, ante esas tres preguntas aparentemente simples, el tratamiento con testosterona redujo la percepción de las personas de que la respuesta dada estaba equivocada. Hay que pensar un poco más para llegar a la respuesta correcta.

Knowledge@Wharton: ¿Hubo alguna conclusión que le sorprendió?

Nave: Una de ellas fue que la respuesta equivocada fue consecuencia de la intuición, pero también participaron personas a quienes se las pagó para hacer la prueba. Con ese incentivo ellas dieron la respuesta correcta. A pesar de los pagos, las personas que recibieron testosterona acertaron menos.

También realizamos una prueba de control que analizó la capacidad de hacer los cálculos, o con qué rapidez esos individuos conseguían hacer sumas o restas. No constatamos ninguna influencia de la testosterona. Por lo tanto, no se trata efectivamente de la capacidad de hacer cálculos matemáticos, no tiene que ver con la motivación o el compromiso. Tiene que ver, eso sí, con esa reflexión, con detenerse por un segundo antes de dar la respuesta, examinándose a uno mismo y hacer un pequeño ejercicio matemático para responder correctamente. Es sorprendente constatar que este procedimiento es propio de este tipo de reflexión.

Nadler: Estoy de acuerdo en que ese razonamiento selectivo fue una sorpresa. Creemos que si él afectase las habilidades matemáticas, afectaría también la reflexión cognitiva. Sin embargo, observamos la existencia de esta particularidad. Si comparamos los grupos que recibieron testosterona y los que recibieron el placebo, veremos que no hay diferencia entre ellos en cuanto a las matemáticas. Se podría decir que la testosterona afecta las habilidades matemáticas, pero las distribuciones fueron idénticas. También hubo personas que fueron pagadas para dar la respuesta correcta en las dos tareas que recibieron. Por lo tanto, no se trata de recibir una recompensa financiera por las cuentas realizadas y ninguna recompensa por la prueba cognitiva real.

Fue sorprendente ver cómo ese razonamiento selectivo afectó a la cognición, lo que nos dice mucho sobre el conocimiento y lo complejo que puede ser. No es la habilidad de sumar cinco números de dos dígitos; es la habilidad de decir: “Tal vez esta no sea la respuesta correcta”. No hay una respuesta intuitiva incorrecta en las matemáticas, y creo que probablemente la diferencia por la que tenemos la separación ahí se deba al hecho de que las personas generalmente no andan por ahí con una respuesta intuitiva para algo de este tipo. Lo encontré fascinante. Creo que hay espacio también para más investigaciones sobre el funcionamiento de la cognición.

Knowledge@Wharton: ¿De qué manera esta investigación se aplica al caso de la persona que tiene que tomar una decisión y la persona que se ve afectada por la decisión tomada?

Nadler: Yo diría que hay dos componentes. Uno de ellos es el análisis de la testosterona. Todos tenemos esta hormona, pero su nivel varía, y es importante tenerlo en mente. Nuestra experiencia consistió en elevar los niveles de testosterona de un grupo mientras el grupo que recibió el placebo permaneció exactamente en el nivel en que estaba. Lo que estamos tratando de comprender es cómo los niveles elevados de testosterona pueden afectar el proceso de toma de decisiones. Hay situaciones en la vida en que experimentamos niveles más altos de testosterona, y eso es lo que estamos tratando de entender. Es lo que se llama propiedades de activación de la testosterona. Son propiedades a corto plazo que cambian el comportamiento en un corto espacio de tiempo, de minutos a horas, pero no en el intervalo de semanas o años.

Las personas pasan por diferentes estados de testosterona, y fue lo que simulamos. Por ejemplo, hay actividades sexuales que aumentan la testosterona. Los niveles de testosterona aumentan en preparación para un desafío conocido como Hipótesis del Desafío. Está también la supuesta Hipótesis del Ganador-Perdedor. Si usted gana algo muy importante, el cuerpo producirá un volumen mucho mayor de testosterona. Esto aparece claramente en la literatura animal, que es algo que también estamos analizando en la literatura humana. El desafío era comprender cómo nuestros estados biológicos, las hormonas endógenas que liberamos, afectan las decisiones y la forma en que pensamos cuando estamos en esos diferentes estados. Este fue el primer aspecto, es decir, el aspecto hormonal. La segunda parte se refiere a la forma en que ese paradigma imita otras situaciones del mundo real.

Nave: Lo que nos interesa, evidentemente, son las situaciones del mundo real, y no hay consenso si el paradigma en cuestión lo imita exactamente. Es necesario tener en mente que usamos una droga muy recetada hoy en día, y hay evidencias de que incluso algunas clínicas en Wall Street están prescribiendo esa misma droga para las personas que trabajan en el parqué. En ese sentido, económicamente es muy válido, y las personas que toman testosterona deben ser conscientes de que cuando lo hacen eso no afecta sólo su fisiología, ya que puede tener un fuerte impacto también sobre su psicología […] Creo que esa es una implicación muy clara.

Lo que nos preocupa es que ha habido una explosión de historias acerca de esta investigación, y muchas son bastante imprecisas. Una conclusión importante que observo es que no toda diferencia de género entre hombres y mujeres es causada por la testosterona. No es necesariamente biológico. Por lo tanto, no me apresuraría a decir nada sobre el género en cuanto a esa investigación.

Otra cosa que hay que tener en cuenta es que este fue uno de los estudios más amplios, tal vez el más grande de todos que se han hecho sobre el tema. Observamos que los efectos son bastante consistentes, y creemos que, estadísticamente, los resultados son muy sólidos. Sin embargo, siempre tenemos que tener en cuenta que este es un estudio. Esperamos replicarlo con una muestra mucho mayor y ya estamos trabajando en ello. Creo que todos tenemos que tener los pies en el suelo y asegurarnos de que tendremos más información pronto.

Knowledge@Wharton: Ha dicho que la gente no debería pensar que el estudio explica totalmente las diferencias entre hombres y mujeres. ¿Hay otros equívocos que la investigación refuta?

Nave: En muchos aspectos, nuestra investigación confirma algunos de los equívocos que las personas tienen. Una vez di una conferencia sobre este tema. Una mujer se me acercó y me agradeció que hubiera probado que todos los hombres son idiotas. Creo que la principal conclusión a la que se llega como una percepción equivocada es que hay que pensar en la función de la testosterona y por qué la observamos. Tal y como di el ejemplo de la ilusión visual, a menudo es bueno hacer caso a nuestros instintos, principalmente en situaciones en las que una respuesta lenta puede costar caro. La competencia es una de esas situaciones. Es posible que haya situaciones en las que permitir que el instinto guíe el comportamiento pueda tener como resultado una solución mejor. No me apresuraría a sacar conclusiones del tipo “la testosterona hace a los hombres estúpidos”, ni siquiera los hombres que están tomando testosterona. Es algo a lo que tenemos que estar atentos: la droga influirá en las personas de una manera, y la hormona puede a veces tener una influencia imprevisible sobre nuestro comportamiento y nuestras decisiones.

Nadler: Estoy de acuerdo, sin duda, de que se trata de un único estudio. La muestra es grande, pero hay una concordancia interesante con otro estudio que he hecho recientemente. Tal y como dijo Gideon, mucha gente de Wall Street está tomando testosterona, gente que trabaja en el sector financiero y que se mueve con volúmenes muy grandes de dinero. Un estudio reciente que hice analizó la influencia de la misma droga sobre las burbujas de precios en mercados experimentales y constató que exactamente la misma droga que usamos y la misma que está siendo prescrita hace que los precios suban drásticamente por encima de su valor básico, cayendo a continuación. Las burbujas eran más grandes y duraron más tiempo.

Percibimos que estos dos estudios se complementan, que los traders no estaban mirando el valor básico de las acciones en el momento en que las negociaban. Hay consideraciones interesantes que merecen reflexión a la hora de evaluar los términos del impacto en el mundo real. No es sólo el estado en que la gente se encuentra lo que estamos tratando de simular. El problema es que la gente está tomando la droga para elevar artificialmente su nivel, y eso cambia la forma en que piensan. Esto es algo que la FDA ha estado analizando. Están investigando la eficacia de la droga. Lo que descubrimos, por accidente, es que estas hormonas influyen en otras áreas de conocimiento, y esto puede tener consecuencias macroeconómicas que también deben ser investigadas.

Knowledge@Wharton: El amplio tamaño de la muestra diferencia su investigación de otras parecidas. ¿Hay otros aspectos que también la diferencian?

Nadler: Se trata de un campo que aún está en su infancia y algunos de los trabajos de investigación sobre el que se basa cuentan con muestras muy pequeñas. El nuestro, con 243 muestras, es mucho mayor que otro que me viene a la mente ahora y que ha sido publicado en periódicos especializados. Con eso, estamos tratando de validar los descubrimientos anteriores. Si no los podemos replicar, tendremos que entender cuál es su verdadero efecto. Por lo tanto, creo que es importante no poner mucho énfasis en el primer estudio, ser transparentes con otros investigadores sobre el efecto real. Sé que Gideon ha estado trabajando en ello con Colin Camerer, que es coautor del estudio, y con David Zava, de ZRT Labs.

Nave: Otra parte importante del proyecto es que estamos monitoreando el estado fisiológico de las personas. No sólo inducimos la testosterona, sino que también medimos otras hormonas, incluyendo hormonas de estrés, para que pudiéramos realmente controlar el estado hormonal de las personas durante el tiempo en que fueron sometidas a la prueba. Otro resultado que confirmamos es que también había un vínculo entre el cortisol del estrés hormonal y la baja puntuación en la prueba, sugiriendo que el cortisol también está relacionado con esta tendencia a dar una respuesta intuitiva rápida que, en ese caso, es errónea.

Knowledge@Wharton: ¿Qué pretenden investigar a continuación?

Nave: En primer lugar, somos conscientes del hecho de que hay estudios prometedores, pero vamos a insistir en este y replicar el efecto en muestras más amplias. Una ventaja de la CRT es que sólo propone tres preguntas, por lo que es muy fácil repetirla cuando realizamos cualquier otra actividad. Algunas de las cuestiones que quedaron pendientes en la investigación son: ¿cuál es el mecanismo? ¿Nos hace confiar más en nuestra intuición? ¿O nos hace menos desconfiados en general, o quizás hace que queramos responder más deprisa? Hay varios mecanismos subyacentes posibles que necesitamos conocer mejor. Este es sólo el primer paso para comprenderlos. Sin embargo, en el momento en que hayamos establecido ese efecto, tendremos que salir en busca de la causa principal, y eso es lo que planeamos hacer.

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