Cómo cerrar la brecha tecnológica en América Latina
Por muchos años se ha visto a Latinoamérica como un grupo de países, algunos de ellos muy progresivos y maduros y otros que todavía tienen un largo camino por recorrer, esto al evaluarlos con las mediciones promedio de la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo (OECD). Por lo tanto, a la región se le ha denominado como “emergente” y “subdesarrollada”.
A pesar de que las dos economías más grandes de la región son responsables de gran parte de su crecimiento económico y evolución, son con más frecuencia los países más pequeños los que están dando mayores saltos en la modernización de sus economías y la manera en la que se relacionan con sus ciudadanos.
Tomemos América Central, por ejemplo, un área conformada por siete países que históricamente han sufrido alteración política, ansiedad económica y emigración a gran escala de personas que buscan mejores y más estables condiciones. Debido a que es una región tan integrada, se comprende que se le haya dado el trato de una sola entidad económica. Pero esto está muy lejos de la realidad.
Países como Guatemala, Costa Rica y Panamá han dado los más grandes pasos para transformar sus economías e instituciones; su sólido crecimiento económico en años recientes es prueba de su progreso.
¿Y qué les ha ayudado a estos países a acelerar su evolución? Por un lado, estos países entienden que tienen una amplia base de gente joven que está impulsando su dinamismo económico y haciendo nuevas demandas al estado, lo cual está generando un giro dramático en la sociedad. Estos países entienden que la manera más rápida de transformar instituciones, anticipar el cambio y evitar que sus gobiernos se queden rezagados es aprovechando la nueva tecnología al máximo.
Esto requiere del tipo de infraestructura tecnológica que pueda proporcionar las bases para una industria de telecomunicaciones diversa y bien implementada, una industria de la informática local, una política gubernamental de la informática y una infraestructura de primera calidad para centros de información. Si pretende ofrecerles a las personas las herramientas necesarias para participar de lleno en la sociedad, el sector de las telecomunicaciones debe ser competitivo, por ejemplo, aumentando el uso de móviles y banda ancha.
El uso más amplio de conectividad móvil no solo satisface el propósito básico de mejorar la comunicación sino que también ofrece la oportunidad de recopilar información de una población que se está volviendo más deseosa de participar. La recopilación de datos de mejor calidad es un gran paso en países donde, en el pasado, las estadísticas han sido inexistentes o no confiables. Les permite a los gobiernos diseñar políticas públicas en torno a las demandas de ciudadanos y enfocar el uso de recursos presupuestarios escasos para resolver los problemas más importantes, con la información como impulsor de esas decisiones.
Al ver cómo el cambio tecnológico está beneficiando otras economías, algunos de los países más pequeños y menos desarrollados están despertando. Se están dando cuenta de que adoptar nuevas tecnologías significa mejorar la sustentabilidad de su crecimiento económico y el bienestar de su población. Mientras tanto, su retraso les ha permitido brincarse toda una generación de tecnología obsoleta que quizá no hubiesen tenido la oportunidad de implementar.
En la actualidad, la tecnología está literalmente en las manos de muchos, y a veces no alcanzamos a darnos cuenta del poder que un simple aparato en nuestro bolsillo puede darnos. Este dato, combinado con el poder de las tecnologías Cloud, el análisis de datos, aplicaciones móviles y una población más joven y más al tanto de la tecnología les permite a los ciudadanos y gobiernos involucrarse activamente el uno con el otro. Los ciudadanos se benefician de acceso más fácil a los servicios y apoyo del gobierno, mientras que los gobiernos se benefician de la habilidad de dirigir mejor los gastos a las partes de la sociedad que proporcionan los mayores beneficios sociales de la inversión gubernamental, como la educación.
No ha habido mejor momento para los gobiernos de países pequeños o grandes, desarrollados o subdesarrollados, para reformar instituciones antiguas y adoptar el cambio, ayudados por el apoyo sin precedentes que la informática puede proporcionar.
Es importante que las personas que entienden de tecnología y los responsables de diseñar las políticas que gobiernan la informática se sienten en la misma mesa. La decisión de muchos países latinoamericanos de contratar a un jefe de informática es prueba de que se está dando un grado de importancia a la manera en que la informática está influenciando las políticas públicas. Esperamos que la brecha tecnológica sea ahora una prioridad en la agenda de los reguladores y políticos dispuestos a acelerar el desarrollo y mejorar el bienestar de sus poblaciones.
Autor: Sergio Rosengaus es co-fundador y CEO de KIO Networks
Imagen: REUTERS/Ivan Alvarado
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