4 formas de prevenir y gestionar la migración climática

La aceleración del cambio climático está reconfigurando los patrones de migración y desplazamiento en todo el mundo. Los fenómenos meteorológicos extremos, la subida del nivel del mar y la erosión de las costas están volviendo inhabitables muchas zonas y obligando a millones de personas a desplazarse.

Para 2050, se estima que 1200 millones de personas podrían verse desplazadas debido a catástrofes relacionadas con el clima. La magnitud y la frecuencia de los desplazamientos climáticos globales exigen una intervención política inmediata y bien dirigida. Los retrasos en la acción solo agravan la crisis, empujando a las poblaciones afectadas a círculos viciosos de pobreza extrema, inseguridad y más migración.

La movilidad humana impulsada por factores ambientales no es un fenómeno nuevo, pero la aceleración del cambio climático está provocando una disrupción en los patrones de desplazamiento en todo el mundo. Las personas afectadas por el cambio climático pueden verse obligadas a desplazarse cuando perciben que quedarse donde están supone un riesgo mayor que irse.

Desde 2020, el número total de personas desplazadas por catástrofes provocadas por el clima ha aumentado de año en año. Con el cambio climático actuando como catalizador primario, se espera que el número de personas desplazadas por el clima siga aumentando.

En Somalia, un aumento mensual de la temperatura local de tan solo 1 grado Celsius se tradujo en un aumento de diez veces (1098%) en el desplazamiento previsto en 2023. Esto demuestra cómo incluso un pequeño aumento de la temperatura puede desencadenar una migración forzada a gran escala.

Cuando el desplazamiento es inevitable, es crucial reconocer sus diversos impactos en la vida de las personas, la paz, la estabilidad y las economías. Esta comprensión es esencial para diseñar estrategias de respuesta más inclusivas e integrales. Para hacer frente a esta creciente crisis, los países pueden optar por cuatro medidas preventivas para abordar la migración climática global:

Uno de los mayores retos para los gobiernos, en particular aquellos con recursos limitados y dificultades de gobernanza, es la falta de marcos estandarizados de seguimiento y evaluación para supervisar los esfuerzos de adaptación climática.

Más del 60% de los países con un Plan Nacional de Adaptación no evalúan sistemáticamente su implementación, lo que pone de manifiesto una importante laguna en la evaluación de las estrategias de adaptación. El mapeo de la vulnerabilidad climática puede ayudar a identificar las zonas de alto riesgo, permitiendo intervenciones más precisas y eficaces.

La técnica, que utiliza herramientas y datos geoespaciales, evalúa cómo las comunidades y los sistemas se ven afectados por el cambio climático, centrándose en su susceptibilidad y capacidad para hacer frente a los efectos adversos, incluida la variabilidad climática y los fenómenos extremos.

La ciudad de Glasgow, Escocia, tiene como objetivo mejorar la resiliencia de más de 140 000 personas en la región a través del desarrollo y la implementación de mapas de vulnerabilidad climática.

Este enfoque estratégico ayuda a identificar áreas de alto riesgo y poblaciones vulnerables, lo que permite una planificación más efectiva y medidas de adaptación para mitigar los impactos adversos del cambio climático.

Una vez que el mapeo de vulnerabilidad climática identifica las áreas más vulnerables, los gobiernos deben establecer y expandir los sistemas de alerta temprana.

Estos sistemas integrados permiten monitorear, pronosticar y evaluar peligros, riesgos de desastres y actividades de preparación, y han demostrado ser medidas costo-efectivas para la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático que han demostrado salvar vidas. Sin embargo, los países aún no los han utilizado plenamente.

Por ejemplo, en la actualidad, estos sistemas operan solo en 24 de los valles más vulnerables al clima del norte de Pakistán. Sin embargo, el cinturón costero del sur de Pakistán es altamente vulnerable al desplazamiento climático debido al aumento del nivel del mar y a la escasez de agua potable.

Para mitigar los impactos de los desastres inducidos por el clima, se deben implementar sistemas de alerta temprana en todo el país, particularmente en las regiones costeras donde las comunidades enfrentan el mayor riesgo.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático del año pasado, el secretario general de la ONU, António Guterres, anunció que, a través de la Iniciativa de Alertas Tempranas para Todos, la organización está trabajando para que todas las personas del planeta estén protegidas por sistemas de alerta temprana de múltiples peligros para el año 2027.

Un enfoque más directo y constructivo para la adaptación climática consiste en transferencias de efectivo puntuales a las comunidades vulnerables en zonas de riesgo climático. En Bangladesh, las investigaciones muestran que los hogares que reciben transferencias de efectivo oportunas tienen un 52% menos de probabilidades de pasar un día sin comida en comparación con los que no las reciben.

Implementar un enfoque similar como parte de una estrategia más amplia de adaptación climática puede ayudar a mitigar los impactos inmediatos y a largo plazo del desplazamiento y la pérdida de medios de vida.

Las previsiones basadas en datos pueden predecir fenómenos meteorológicos extremos, lo que garantiza que el apoyo financiero llegue a los hogares en situación de riesgo antes de que se produzcan los desastres, mejorando su resiliencia y preparación.

Empoderar económicamente a las personas minimiza de forma natural los efectos de cualquier crisis climática.

A diferencia de las evacuaciones a corto plazo, la reubicación planificada proporciona una solución permanente y más constructiva para las comunidades con alto riesgo de desplazamiento climático.

Esto puede servir como una estrategia preventiva para evitar futuros desplazamientos, especialmente cuando las zonas son muy propensas a sufrir desastres, demasiado peligrosas para la vida humana o cuando se espera que los efectos del cambio climático transformen ciertos lugares en inhabitables.

La reubicación planificada también es necesaria cuando ya no es factible regresar a los hábitats originales. El primer paso y un requisito previo para llevar a cabo la reubicación planificada es evaluar si es necesaria.

Esta decisión debe basarse en pruebas científicas. En Fiyi, por ejemplo, se han identificado 42 aldeas para posible reubicación en los próximos cinco a diez años debido al cambio climático, y seis aldeas ya se han trasladado. A medida que se intensifican los fenómenos meteorológicos extremos, es inevitable que más comunidades requieran planes de reubicación estructurados.

El desplazamiento inducido por el clima se ha convertido en una realidad global apremiante. A medida que se aceleren los fenómenos meteorológicos extremos y el aumento de las temperaturas, millones de personas se verán obligadas a tomar decisiones que alterarán sus vidas sobre cuándo y adónde trasladarse.

Al priorizar medidas proactivas, como el mapeo de las vulnerabilidades climáticas, los sistemas de alerta temprana, las transferencias de efectivo y la reubicación planificada, los gobiernos y la comunidad internacional pueden mitigar el impacto humano de la migración climática, proteger los medios de vida y mejorar la resiliencia en las regiones vulnerables.