¿Qué lecciones podemos sacar de la Historia para entender los Estados Unidos en 2025? 3 expertos opinan

"Es una combinación excepcional, quizá única, de fragilidad y resiliencia".

Así es como Andrew Edgecliffe-Johnson, periodista británico que lleva décadas cubriendo Estados Unidos – primero para el Financial Times y ahora como editor y CEO de la plataforma de noticias Semafor –, describe lo que el mundo no entiende sobre el país.

Hablando con Radio Davos en la Reunión Anual de 2025 del Foro Económico Mundial, Edgecliffe-Johnson, el académico y columnista del Wall Street Journal Walter Mead, y el empresario y comunicador David Rubinstein esbozaron cómo podemos entender mejor esta superpotencia de los siglos XX y XXI tras la reelección de Donald Trump para el cargo de 47.º presidente.

Esto es lo que dijeron.

Cuando Edgecliffe-Johnson se mudó a Estados Unidos hace un cuarto de siglo, el país estaba "unificado por una historia" y unido por sus ideales fundacionales, pero ahora está más dividido.

"Creo que cuando te fijas en las divisiones que hay ahora en el país, tienes que pensar que hay algo bastante frágil en el proyecto estadounidense y en las instituciones de gobierno. Ambos han sido puestos a prueba en los últimos años, y la población confía cada vez menos en ellos. Es una población muy dividida".

Desde que el periodista llegó al país, Estados Unidos ha vivido el 9/11, la crisis financiera mundial y la COVID-19. "Y cada vez que surgen estas cosas, uno piensa: "¿Ya está? ¿Podrá Estados Unidos recuperarse de esto?". Y Estados Unidos tiene un historial extraordinario de recuperación", afirma Edgecliffe-Johnson.

En cuanto a lo que sucederá con la nueva administración Trump, "creo que nos espera una nueva prueba de esas fragilidades. Creo que el nuevo presidente se siente muy fortalecido. Creo que se siente bastante desinhibido y ciertamente que no está sujeto a las convenciones anteriores que han jugado un papel importante en la resiliencia del país".

En respuesta a si las personas se están quedando atrás respecto al sueño americano, Walter Mead, columnista de Wall Street Journal y profesor de Estrategia y Política de Estado en la Universidad de Florida, y miembro del grupo de expertos del Hudson Institute, afirma que hay "mucha más ansiedad".

"Tenemos una sociedad más dinámica, pero es una sociedad más insegura. Y entre la automatización que devora la demanda de mano de obra de cuello azul, por un lado, y la externalización, donde las fábricas se trasladan a países con menos regulaciones y mano de obra más barata, por otro, la gente tiene la sensación de que muchas cosas con las que solían contar ya no existen".

Lo que muchos malinterpretan sobre el populismo y el movimiento MAGA (Make America Great Again) en EE. UU. es que no es puramente reaccionario, dice Mead: "El populismo estadounidense siempre ha tenido esta extraña tendencia proempresarial y procapitalista".

"Es muy importante tratar de entender eso y darse cuenta de que estamos hablando de personas que buscan más oportunidades, en lugar de personas que simplemente intentan mantener el statu quo".

Contrariamente a la creencia popular, el conservadurismo estadounidense es en realidad "radicalmente innovador" en su esencia, afirma Mead, mencionando "las cualidades que hacen grande a Estados Unidos, las cualidades que lo convirtieron en el líder industrial en todas estas tecnologías que permitieron a la sociedad estadounidense dejar atrás el feudalismo y otras cosas".

"Su nostalgia también está centrada en el futuro", dice.

David Rubenstein, cofundador y copresidente de la firma de capital privado The Carlyle Group, afirma: "En este momento, Estados Unidos parece estar en una posición bastante dominante, ciertamente en el mundo occidental".

Gran parte de este dominio se basa en tener la única moneda de reserva del mundo, pero también en una ventaja tecnológica. Estados Unidos no se convirtió en un país dominante sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial, dice, y su inversión en tecnología ha sido un factor clave de este cambio.

Pero no debemos dar por sentado que la posición de Estados Unidos como superpotencia dominante del mundo durará para siempre, afirma.

"Lo único que sabemos con certeza de la historia mundial es que las cosas cambian de formas que la gente no anticipa. Así que no puedo decir con certeza que la tecnología será tan dominante en la esfera económica global como lo es hoy. Pero está claro que la tecnología avanza. Y creo que las empresas y los países que no reconozcan hasta qué punto la tecnología lo está cambiando todo se quedarán atrás".

Una lección que los líderes estadounidenses deberían aprender del pasado es "escuchar lo que piensan otros países y escucharlos con inteligencia", ya que "nada dura para siempre. Y si algo no puede seguir adelante, al final dejará de hacerlo".

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