Por qué necesitamos una métrica armonizada para medir la pérdida de naturaleza
- La actividad humana causa la pérdida de biodiversidad a pesar de la importancia material de la naturaleza para la sociedad y la economía.
- Para crear un objetivo global de restauración de la naturaleza, debemos ser capaces de medir si vamos o no en camino de alcanzarlo.
- Un conjunto sólido de métricas de biodiversidad nos permitiría cuantificar nuestro impacto en la naturaleza de forma similar a como medimos las emisiones de carbono.
Todos estamos de acuerdo en que un mundo con más naturaleza sería un mundo más precioso. Un mundo de bosques maduros que protejan la vida abundante por encima y por debajo del suelo, de abejas y mariposas zumbando sobre prados de flores silvestres, y de ríos caudalosos, repletos de peces, que desembocan en océanos llenos de vida.
Pero un mundo positivo para la naturaleza va mucho más allá de la belleza. La recuperación de la naturaleza es un signo clave de la recuperación del planeta, y el futuro de la humanidad está ligado a la necesidad de esta recuperación.
La fauna salvaje se ha reducido una media del 73% en los últimos 50 años, según el informe Planeta Vivo 2024 del World Wide Fund. El informe revela que la actividad humana sigue impulsando la pérdida de biodiversidad, lo que puede tener consecuencias catastróficas para los sistemas que sustentan la vida en la Tierra y plantear graves amenazas para la humanidad.
Aunque desde hace tiempo los seres humanos sentimos la obligación moral de proteger la naturaleza, apenas estamos empezando a apreciar también su importancia material para nuestra sociedad y nuestra economía.
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Avanzar hacia objetivos de biodiversidad
Hace dos años, en la COP15 de Montreal, 196 gobiernos acordaron el marco más ambicioso sobre biodiversidad que ha existido: el Marco Mundial de Biodiversidad. Su objetivo explícito para 2030 – "detener e invertir la pérdida de la naturaleza" y ponerla en vías de recuperación – es maravillosamente sencillo: debe haber más biodiversidad al final de esta década de la que había al principio. Ahora, uno de los principales retos es definir cómo medir la restauración de la naturaleza para saber si lo estamos consiguiendo.
Se trata de un reto considerable. En la conferencia sobre biodiversidad de este año, COP16, celebrada en la ciudad colombiana de Cali, los países deberían haberse sentado a la mesa con estrategias y planes detallados sobre cómo pretenden contribuir a los objetivos globales de biodiversidad. Sin embargo, más de tres cuartas partes de ellos no cumplieron el plazo para desarrollar estos planes. Mientras tanto, la naturaleza sigue deteriorándose.
La COP16 concluyó con el reconocimiento del papel de los Pueblos Indígenas y de las comunidades locales como guardianes vitales de la naturaleza, y con un acuerdo para que las empresas que se benefician de datos genéticos de la naturaleza paguen por su protección a través de un fondo mundial. Ambos son pasos positivos. Sin embargo, la cuestión fundamental de los flujos financieros destinados a los países en desarrollo creó un punto muerto entre los países.
Afortunadamente, cada vez más empresas e instituciones financieras empiezan a comprender la importancia vital de la naturaleza. Quieren entender cómo dependen de la naturaleza y cómo influyen en la biodiversidad para poder crear un impacto positivo para la naturaleza, además de lograr cero emisiones netas de carbono. Para ello, necesitan métricas consistentes y comparables para medir los resultados y verificar si sus esfuerzos para ayudar a crear un mundo positivo para la naturaleza van por buen camino.
Todavía no existe un enfoque común para medir el declive o la recuperación de la naturaleza. Cientos de parámetros diferentes se utilizan para medir su estado, lo que dificulta la selección del conjunto mínimo de parámetros adecuado para evaluar el progreso a escala global y local.
Por eso, la iniciativa Nature Positive ha convocado y consultado a ONG, plataformas empresariales, organizaciones de normalización, consultorías y académicos de todo el mundo. Pedimos a quienes quieran unirse al debate que estudien cómo crear un marco para medir el estado de la naturaleza capaz de contar con un amplio apoyo y consenso.
Ahora damos el siguiente paso: Desarrollar un conjunto creíble de métricas de biodiversidad que nos ayuden a medir si la naturaleza se está recuperando.
Medir la pérdida y restauración de la naturaleza
La naturaleza es compleja. Cada año se descubren nuevas especies y los científicos siguen aprendiendo sobre las interrelaciones e interdependencias entre ellas. Pero aún queda mucho por descubrir. ¿Cómo podemos medir lo que no comprendemos del todo? La clave está en encontrar los indicadores adecuados que nos ayuden a identificar si la naturaleza se está recuperando o no.
Es un reto similar al del cambio climático. Avanzar hacia el objetivo de 1,5 grados centígrados también implica un complejo campo de métricas e interrelaciones. Gracias al indicador de equivalente de CO2, ahora contamos con un consenso para alinearnos en torno a la consecución del objetivo de cero emisiones netas. Esto significa que podemos rendir cuentas mutuamente de lo cerca – o lejos – que estamos de este objetivo a nivel individual, de empresa y de país.
Necesitamos que todos los agentes económicos empecen a medir su contribución a la recuperación de la naturaleza de forma similar a como miden su huella de carbono. Tanto si alguien trabaja en una institución financiera como en una granja, tanto si está en Papúa Nueva Guinea como en Finlandia, tenemos que ser capaces de responder a esta pregunta: ¿Está la naturaleza mejor o peor como resultado de nuestras acciones y decisiones?
El acuerdo del Marco Mundial de Biodiversidad de Montreal para detener e invertir la pérdida de naturaleza significa que esto ya no es una cuestión opcional. Los gobiernos están empezando a diseñar regulaciones y políticas para responder a ella.
El pasado verano, la UE aprobó la Ley de Restauración de la Naturaleza, que fija objetivos vinculantes para restaurar los ecosistemas degradados. A partir de 2025, las empresas europeas o las que hagan negocios con Europa tendrán que empezar a informar sobre sus impactos y dependencias de la naturaleza a través de la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad.
Otras jurisdicciones también avanzan en una dirección similar. Botsuana ha introducido orientaciones sobre la divulgación voluntaria de información relacionada con la naturaleza para las empresas que cotizan en su bolsa. En la actualidad, muchas empresas no saben cómo medir su impacto en la biodiversidad o el resultado de sus enfoques de mitigación, por lo que esta una labor esencial.
Pero se trata de algo que va más allá de cumplir las normas. En última instancia, se trata de que todos contribuyamos a la recuperación de la naturaleza. Al fin y al cabo, lo fundamental es que la biodiversidad prospere en abundancia: peces, mariposas, abejas, aves. Solo entonces podremos estar seguros de que nuestras estrategias de mitigación funcionan y de que nuestras economías y nuestro bienestar pueden seguir prosperando juntos.
Entonces podremos decir que ya no damos por sentada la naturaleza y que apreciamos cómo nuestra prosperidad está ligada a la suya. Debemos reconocer que la naturaleza es necesaria para nuestra supervivencia y también una preciosidad por sí misma.
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